Más horas de sueño aumentan el salario

Más horas de sueño aumentan el salario

Por Olivia Sohr
Todos pasamos en algún momento por esa batalla contra el sueño que nos vuelve lentos. Pero para quienes no llegan a dormir una suficiente cantidad de horas por noche, esa sensación puede ser la muestra de algo mucho más profundo que influye sobre la carrera profesional y el salario.
Así lo demostró un estudio que se hizo en los Estados Unidos sobre uso del tiempo, sueño y productividad, en el que se analizaron dos ciudades que están en los bordes de un huso horario. Eso implica que aunque formalmente tienen la misma hora, en la práctica en una amanece y atardece una hora más tarde que en la otra. Algo que podría ser totalmente anecdótico resultó tener consecuencias muy concretas sobre la vida de las personas: la hora del atardecer influye directamente sobre la hora en la que nos acostamos a dormir, lo cual implica que una ciudad duerme en promedio más que la otra. Cuando se analizan los salarios de estas dos localidades, el resultado es que aquellos que viven en la ciudad donde oscurece más tarde ganan en promedio 4,5% menos que los otros. La causa de esta disparidad, según determinó el estudio, son las horas de descanso.
Los resultados están en línea con lo que se observa en los lugares de trabajo. Un relevamiento hecho en el Reino Unido a más de 21.000 empleados mostró que “el sueño, o más bien la falta de sueño, es un indicador de la productividad laboral”. Quienes duermen seis horas o menos por noche tienen una productividad significativamente menor que quienes duermen ocho.
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La cantidad de horas de sueño ideal, de entre siete y ocho para un adulto, está lejos de ser universal en la Argentina. Según una encuesta de la Universidad Católica Argentina, alrededor del 15% de las personas duerme menos de seis horas por día. Los ingresos influyen: el estudio concluyó que quienes tienen menos recursos logran menos horas de sueño por día. Esto podría implicar que la relación entre salario y sueño puede ir en las dos direcciones: hay casos en los que el hecho de tener un mayor salario permite tener más horas de sueño, ya que los ingresos traen tranquilidad. Eso a su vez puede traer mayor productividad laboral.
La falta de sueño y el impacto que eso tiene en nuestras vidas es un problema que se agrava. “Estamos durmiendo dos horas menos que hace 30 o 40 años por día”, explicó Daniel Cardinali, uno de los investigadores del estudio de la UCA, donde es director de Docencia e Investigación de la Facultad de Medicina.
Entre los factores que influyen en la reducción de las horas de sueño, uno de los más importantes es la iluminación de la noche. Un estudio realizado por varios investigadores, entre los cuales estaba el biólogo Diego Golombek, analizó a dos comunidades toba/quom en el Chaco que eran muy parecidas en la mayoría de los aspectos, salvo en uno: una tenía luz eléctrica y la otra, no. El trabajo demostró que el grupo que no tenía luz eléctrica dormía en promedio 45 minutos más que aquel que contaba con electricidad en verano y una hora más en invierno.
Si a la luz eléctrica se suman la televisión, los smartphones, las tablets y otros dispositivos, el fin de la vigilia se alarga cada vez más, sin que por eso empecemos más tarde al día siguiente. “Hay un estado de privación de sueño, gran parte de la población sufre esta cuestión aunque hay una gran variabilidad en la tolerancia; hay gente que puede dormir seis horas diarias y desempeñar su función en el día, y hay otra gente que va acumulando una deuda de sueño que se va manifestando en su capacidad laboral, entre otras cosas”, describió Cardinali, quien también es investigador superior del Conicet.
Pero no todo está perdido, hay soluciones para la falta de sueño en la semana. Según Cardinali, si “una persona respeta el fin de semana sin despertador, se puede hacer mucho por esta situación crónica de privación de sueño”. Ese descanso hace que el lunes sea uno de nuestros mejores días en términos de productividad, explica el especialista: “No hay duda de que para una persona que recupera su deuda el fin de semana, el lunes o martes es más adecuado para las grandes reuniones que un viernes”.
Los efectos que tiene la falta de sueño varían de persona a persona, pero en términos generales se observa una baja en la capacidad de concentración, de aprender nuevos contenidos y de memorizar, según enumera Mirta Averbuch, jefa de la Unidad de Medicina del Sueño del Instituto de Neurociencias del Hospital Favaloro. Y agrega que entre otras cosas, “alguien que duerme poco o mal está de mal humor, irritable, comete errores, llega tarde, falta frecuentemente (porque se enferma)”.
La mayoría de los estudios apunta a que la falta de sueño influye -entre otras cosas- en la capacidad de respuesta, en la rapidez con la que se puede pensar y solucionar problemas, e incluso en la posibilidad de pensar de manera innovadora. Hay evidencia de que para ciertas capacidades intelectuales, dormir sólo seis horas por noche durante dos semanas equivale a no dormir durante una noche completa. Sin embargo, la mayoría de las personas que fueron sometidas a esa situación no tomó conciencia de la falta de sueño y se adaptó.
Y no se trata de algo que sólo afecte en el corto plazo. La falta de sueño es comparada por algunos especialistas con la obesidad, ya que se encuentra en el origen de varias enfermedades. Entre otras cosas se observa una relación entre las escasas horas de descanso y un mayor riesgo de hipertensión, diabetes, obesidad, depresión y ataques al corazón.
Las pocas horas de sueño, que a veces han sido vistas como una virtud por la capacidad de resistencia, demostraron ser dañinas tanto por sus efectos inmediatos en la productividad y el salario como por el deterioro general de la salud. Las horas de sueño son algo para tomarse en serio. Tanto, que el Centro de Prevención y Control de Enfermedades del gobierno de los Estados Unidos declaró la falta de sueño como un problema de salud pública.
LA NACION