26 Jun La trampa rusa para esconder el dóping en sus campeones
Por Rebecaca Ruiz y Michael Schwirtz
Docenas de atletas rusos en los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi de 2014, incluidos por lo menos 15 ganadores de medallas, fueron parte de un programa de doping ejecutado por el Estado, meticulosamente planeado a lo largo de años para asegurar su dominio en las Olimpíadas, según el director del laboratorio antidóping del país en ese momento.
Grigory Rodchenkov, que dirigió el laboratorio que tuvo a cargo los tests de miles de competidores olímpicos, dijo que desarrolló un cóctel de tres drogas con sustancias prohibidas que mezclaba con licor y les daba a decenas de atletas rusos, contribuyendo así a facilitar uno de los trucos con drogas más elaboradas -y exitosas- de la historia de los deportes.
El plan abarcó a algunas de las mayores estrellas de Rusia en los juegos, incluyendo a 14 integrantes de su equipo de esquí cross-country y a dos corredores de trineo veteranos que ganaron dos oros.
En una operación oscura como la noche, expertos antidóping y miembros de los servicios de inteligencia rusos reemplazaron subrepticiamente por orina limpia recolectada meses antes muestras de orina contaminadas con drogas que mejoraban la performance deportiva, violando los frascos supuestamente a prueba de manipulaciones estandarizados para las competencias internacionales, según afirmó Rodchenkov. Durante cuatro horas por noche, se trabajaba en un sombrío laboratorio apenas iluminado con una única bombita, pasando frascos con orina a través de un agujero en la pared del tamaño de una mano, de manera que estuvieran listos para los análisis del día siguiente, dijo.
El doctor Rodchenkov estimó que para el final de los juegos se habían eliminado 100 muestras de orina contaminada.
No se descubrió que ninguno de esos atletas se hubiera dopado. Más importante todavía, Rusia ganó la mayor cantidad de medallas en esos juegos olímpicos hechos en su país, superando con facilidad a su principal rival, Estados Unidos, y afectando la integridad de uno de los eventos deportivos más prestigiosos del mundo.
“La gente festeja por los ganadores del campeonato olímpico, pero nosotros la pasamos como locos reemplazando su orina”, dijo el doctor Rodchenkov. “¿Le da eso una idea de cómo está organizado el deporte olímpico?” Después de que The New York Times les planteara a los representantes rusos que respondieran a las denuncias sobre este tema, el ministro de deportes de Rusia, Vitaly Mutko, entregó a los medios una declaración en la que decía que tales revelaciones eran “una continuación del ataque informativo al deporte ruso”.
A lo largo de tres días, el doctor Rodchenkov describió los detalles de la operación en entrevistas organizadas por un director de cine estadounidense, Bryan Fogel, quien está trabajando en un documental que involucra al profesional ruso.
No todo el relato de Rodchenkov pudo verificarse en forma independiente, pero fue coherente con las vastas determinaciones de un informe que el año pasado publicó World Anti-Doping Agency (Agencia Mundial Antidoping o AMA). Rodchenkov entregó al New York Times correos electrónicos en los que se detallaban los procesos de doping y una base de datos que afirmó que le había enviado el ministerio de deportes antes de los juegos de Sochi. Nombró qué atletas habían estado involucrados en el programa de doping.
El profesional describió su propio trabajo en Sochi como un “poderoso logro”, punto culminante del esfuerzo de toda una década por perfeccionar la estrategia de Rusia en doping para competencias internacionales.
“Estábamos plenamente equipados, informados, experimentados y preparados perfectamente para Sochi como nunca antes”, aseguró el arrepentido. “Funcionábamos como un reloj suizo”, reafirmó.
Después de Sochi, Rodchenkov fue premiado por el presidente Vladimir Putin con la prestigiosa Orden de la Amistad.
Hace seis meses, sin embargo, se produjo un cambio espectacular en su suerte.
Los espectadores durante los Juegos Olímpicos de invierno 2014 bajo la nieve. (Reuter)
La Agencia Mundial Antidóping identificó en noviembre a Rodchenkov como la piedra angular de lo que definió como un vasto programa de doping en Rusia, patrocinado por el Estado, y lo acusó de extorsionar por dinero a los atletas -única acusación que él niega- así como de encubrir tests de drogas positivos y destruir cientos de muestras de orina.
Sostuvo Rodchenkov que cuando apareció el informe, funcionarios rusos lo forzaron a renunciar. Temiendo por su seguridad, se mudó a Los Angeles, Estados Unidos, con la ayuda del cineasta Fogel.
Mientras tanto en Rusia, dos de los colegas más cercanos de Rodchenkov murieron inesperadamente en febrero, con diferencia de semanas entre uno y otro; los dos eran ex especialistas en cuestiones antidóping y uno de ellos había renunciado poco después de que Rodchenkov huyera del país.
El informe de noviembre se concentraba primordialmente en atletismo, pero Rodchenkov amplió a que todo el espectro del deporte ruso estaba contaminado por sustancias prohibidas. Admitiendo más que aquello por lo que los investigadores de la AMA lo acusaban, dijo que no habían sido cientos de muestras de orina las que había destruido sino en todo caso varios miles, en un intento de último momento por enmascarar la amplitud del doping en el país.
Dijo que recibió la planilla con los datos que enumeraba a los atletas del programa de doping el 21 de enero de 2014, dos semanas antes de los Juegos y poco después él fue a Sochi para empezar el trabajo en el laboratorio olímpico. Iba a ser usado como referencia durante las competiciones, según él, y definiría la programación para cada atleta. Si alguno de ellos ganaba una medalla, sus muestras de orina debían ser reemplazadas.
Hasta este momento no se había conocido públicamente ningún relato preciso sobre cómo habían podido los funcionarios rusos ejecutar una operación de doping tan compleja.
CLARIN