La hora del demonio

La hora del demonio

Por Silvia Maestrutti
Robert Kirkman (37), el joven creador del comic y serie de TV sobre el apocalipsis zombie que se ha hecho historia como fenómeno popular en el mundo, The Walking Dead, volvió ahora con una serie basada en su comic de posesión diabólica, Outcast (viernes a las 23, por Fox1). ¿Terminó el tiempo mediático de los zombies? ¿Le llegó el minuto de fama a los exorcismos? ¿Satán está de moda? En Los Angeles, el escritor conversó con Clarín sobre esta nueva tendencia que amenaza con invadir la pantalla televisiva. Llegó, parece, la hora de los demonios. Y Robert quiere ser (y lo consigue) el que meta más miedo.
“Yo prefiero que sea el público el que interprete estos fenómenos. Es cierto que el director George Romero hizo de los zombies una metáfora de los oprimidos en la sociedad, pero a mi me gusta más sentarme a ver cómo teorizan los lectores o televidentes sobre mis supuestas intenciones. Es muy divertido observarlos”, aclara Kirkman. “No sé, será que hay gente que la está pasando mal y le gusta ver gente que la está pasando peor”, arriesga.
Coincidiendo de alguna manera con esta teoría, Rubén Blades le decía a Clarín “Zombie es el hambre, es la desocupación”, hablando de Fear The Walking Dead, otro programa de zombies producido por Kirkman en el que el panameño trabaja, y de los miedos reales de la gente, que parecen despejarse un poco mirando lo sobrenatural en catártica entrega por capítulos.
“El horror te permite explorar tu lado oscuro”, filosofa la actriz Barbara Hershey, capitana de una serie protagonizada por el mismísimo Damien, el Anticristo (ver La protectora…), otra de las opciones diabólicas del momento. Un clásico del horror, basado en la película de 1976 de Richard Donner, La profecía.
Robert Kirkman cree que lo que ocurre con el género del horror es parecido a lo que pasa con el de los zombies, al menos en lo que tiene que ver con el relato. “Estos dos géneros te permiten contar historias muy reales con un toque sobrenatural. No pasa eso con los hombres lobo o los vampiros, donde todo es sobrenatural y el espectador no puede identificarse con nadie”.
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En las historias de posesión demoníaca, razona, siempre hay una casa en una ciudad donde una persona es poseída, se hace una llamada, aparece alguien a exorcizar y uno queda a la espera del próximo llamado. “En Outcast yo me comprometí a contar la historia que nadie cuenta, a ver qué pasa entre exorcismo y exorcismo con el protagonista, Kyle Barnes (Patrick Fugit), que está en el medio de todo este fenómeno sobrenatural tratando de seguir adelante con su vida y a la vez intentando explicarse su vida. No son episodios aislados, algo está pasando, quizás el exorcismo es una herramienta en este camino de descubrimiento”.
Al comienzo de su historia, en una ciudad chica parecida a la de Kentucky donde Robert creció yendo a la iglesia a escuchar la Biblia, se lo ve a Kyle intentando interpretar su pasado oscuro, mientras trata de ayudar a Joshua, un chico de 8 años poseído por el demonio. El exorcista es un reverendo evangelista borracho y jugador (Philip Glanister), pero altamente efectivo en su cruzada. Esas son las cartas del mazo que Kirkman tiende al interesado. Sus escenas de horror, los vómitos de sus poseídos, recuerdan la famosa cabeza giratoria de Linda Blair en El exorcista y, como con aquella película, al espectador se le ponen los pelos de punta.
Patrick (el chico periodista de Casi famosos, el detective de Perdida) cree que hay algo catártico en mirar cosas terroríficas, aunque no logra desentrañar el misterio. No le compete, dice, dénle un buen guión y él ayudará a crear la historia. Dice Robert que hicieron mucho casting para elegir a Kyle, pero que cuando Patrick llegó supo enseguida que era perfecto para el rol. Porque aunque no se note en los primeros capítulos, donde se lo ve tan oscuro, al final de la primera temporada va a ir asomando en Kyle un espíritu optimista. “Y Patrick es un optimista innnato, lo transmite, es una cualidad un poco hippie que se tiene o no se tiene”.
En cuanto a las modas, dice Kirkman, él ha estado siempre en boga. “Cuando aparecí con The Walking Dead se estaba muriendo el fenómeno de los vampiros, ahora empiezan a ser populares las posesiones diabólicas. Si mañana le llega el turno a los hombres lobo, me veo claramente creando un comic sobre ellos”. Lo único que no ha podido hacer es dibujar sus historias en los comics (Paul Ozaceta es el dibujante de Outcast, Tony Moore el de The Walking Dead);se ha tenido que conformar con ser el escritor en las duplas creadoras. Pero en TV, dice, tiene la revancha. Como productor ejecutivo, se la pasa dibujando.
CLARIN