Juan Antonio Pizzi: un rosarino que puede jugar la final contra la Argentina

Juan Antonio Pizzi: un rosarino que puede jugar la final contra la Argentina

Juan Antonio Pizzi no sabía bien qué le depararía la Copa América Centenario . Es más, estaba preparado para lo peor, a sabiendas de que muchos dirigentes le buscaban un reemplazante a la luz de la marcha de Chile en las eliminatorias para el Mundial de Rusia. Ahora, con el último campeón en las semifinales, la historia es otra. Es cierto que faltan los pasos finales, pero también que la corriente cambió bastante en medio de un río en el que la interna del seleccionado es nada dócil.
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Ni Chile ni Pizzi se imaginaron estar en este lugar hace meses. Último campeón de la Copa América, el seleccionado trasandino se veía por mucho tiempo en manos de Jorge Sampaoli, actualmente desocupado, por más que coqueteó con clubes de acá y de allá, en el más amplio sentido. Tras haber ganado el campeonato local con San Lorenzo, en 2013, el rosarino decidió irse de Bajo Flores, en la primera de las extrañas desvinculaciones de los entrenadores de San Lorenzo bajo la conducción Lammens-Tinelli. Se fue tentado por Valencia, de España, en el que duró poco tiempo. Pasó por León, de México, en el que nunca pudo hacer pie. Hasta que 2016 se le abrió con una oportunidad única. Sampaoli aprovechó el mar revuelto, vio la escotilla abierta y se tiró a la mar en medio del escándalo de la Conmebol que arrastró a Sergio Jadué, hasta esos momentos a cargo de la Asociación Nacional de Chile.
Pizzi no tuvo un trabajo tranquilo. Convivió con las comparaciones desde el primer momento. Hubo un motivo: fue el cuarto entrenador argentino en el equipo, después de Marcelo Bielsa, Claudio Borghi y Sampaoli. Cargó con el trabajo de sus antecesores y, a la vez, trató de darle su impronta en poco tiempo. Casi nada. Aquel entrenador superofensivo en San Lorenzo tuvo que acostumbrarse al ritmo pausado de una competencia de eliminatoria y, pese al mayor tiempo libre entre partido y partido, a la crítica más feroz y aguda.
Chile está en la cuarta posición camino a Rusia 2018, con apenas un gol a favor más que Colombia, actualmente en el puesto de repechaje. No vale la pena enumerar todas las críticas que recibió después de la derrota contra la Argentina por 2-0 en el debut en la Copa América Centenario. Pero fueron muchas. Desde la estrategia hasta el sistema. Desde los nombres hasta las posiciones. Pero si hubo alguien que sostuvo el “método Pizzi” fue el plantel. Algo de eso había ocurrido en sus comienzos en Colón, en 2005, junto con el peruano José del Solar; algo parecido sucedió en el breve paso por Universidad de San Martín de Porres, en Perú. Si algo estaba seguro hasta entonces era que Pizzi, un novato entrenador, sabía como caerles en gracia a una de las castas más difíciles: la del futbolista.
En Chile, Santiago Morning lo cobijó y la Universidad Católica le abrió la puerta grande y lo graduó como entrenador. Ahí, en 2010, consiguió el primer título del otro lado de la línea. Fue el éxito que lo catapultó al banco de suplentes en el que siempre quiso estar y en el que, seguramente, deseará volver. Perdió el ascenso de una manera increíble hasta que recaló en San Lorenzo. De ahí en más se leerá la historia conocida.
A Juan Antonio Pizzi se lo señaló por muchas cosas durante su trayectoria. Por arriesgar demasiado, por no saber cómo acomodar una defensa, por darle demasiada confianza a un plantel o hasta por no saber ponerle un límite. Pero nunca se lo acusó por “no saber de fútbol”, como sucedió en algunos medio chilenos tras los primeros resultados.
“A veces un partido que ganás 5-4 puede estar bien jugado, y otro que ganas 4-0 puede estar mal jugado, así que mi objetivo va más con la forma de conseguir el resultado que en el valor numérico del mismo”, es su lema. Pocos suelen entenderlo. Lo cierto es que quien más defendieron a Pizzi fueron los futbolistas. Algo de eso había pasado en San Lorenzo, donde dejó la huella más fuerte. Tras la caída con la Argentina, dos de los pilares, Gary Medel y Arturo Vidal, escudaron al entrenador e hicieron notar que el último campeón de América estaba vigente. Algunos gestos fueron groseros. Otros nacieron desde el debate: los métodos que ya no se practicaban y los tiempos por venir.
Uno de los peores problemas con los que se enfrenta Pizzi, según los allegados al seleccionado chileno, es la personalidad de la mayoría de las figuras del conjunto rojo. La cuestión son los límites, situación por la que se quedó fuera del plantel, por ejemplo, uno de los referentes: Jorge Valdivia. Los jugadores más experimentados son poco afectos a la disciplina y todo repercute en un grupo que también recibe de buena gana a los jóvenes.
El destino es tan caprichoso que con sus vueltas al estilo de un caracol pone todo en el lugar de partida. Alguna vez Pizzi le hizo un gol a la Argentina. Fue como delantero del seleccionado de España, en 1995, después del cual reconocería que no fue una situación cómoda. Hoy, si todo sigue en los cauces normales, la Copa América Centenario pondría frente a frente a los dos últimos finalistas. Y a Juan Antonio le tocaría vivir otra situación de las más incómodas. Así es el fútbol.
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