El “método Caruso Lombardi”: un manual de cómo ganarle al descenso

El “método Caruso Lombardi”: un manual de cómo ganarle al descenso

Por Julián Lichene
No puede ser casualidad. Tampoco suerte, aunque es una palabra que siempre está presente. Se dice muchas veces que en el fútbol, como en la vida, el azar también juega. Y es difícil refutar este razonamiento. Pero ¿qué pasa cuando la “suerte” es repetitiva? Ricardo Caruso Lombardi ya tiene puesto el cartel en la espalda, algo así como “salvador de descensos”. Aunque parece un bombero que apaga incendios al mismo tiempo que enfrenta o “crea” conflictos. Las peleas públicas y mediáticas parecen ser parte del combo en su metodología de trabajo.
Se pueden discutir las formas, los procedimientos y las maneras. Aunque conviene hacerlo sin ignorar datos de la realidad porque los números también tienen cosas para decir. Desde que comenzó a dirigir en Primera división, pudo salvar del descenso a siete equipos en menos de diez años. Un dato que llama la atención a cualquiera: Argentinos (2007 y 2013), Newell’s (2008), Racing (2009), San Lorenzo (2012), Quilmes (2014) y Sarmiento (2016). Hubo un descenso con Quilmes en 2011, pero después de haberse hecho cargo del equipo casi en la segunda categoría y habiendo sacado muchos puntos. Pero… ¿Cuáles son las razones de su éxito?
Algunos jugadores contestaron la inquietud de LA NACION. Pablo Alvarado, dirigido por el DT en San Lorenzo, sostuvo: “una vez, es suerte, ya varias veces…. Lo principal es que el jugador se predispone de otra forma cuando él llega. Sabés que el tipo te va a dar una mano porque motiva y arrancan todos de cero. Él se fija mucho en el mejor jugador rival y busca anularlo. Empezás a sumar puntos y ahí agarrás confianza. Sus equipos se hacen muy duros, cuesta mucho hacerles un gol. Trabaja mucho la pelota parada porque saca ventajas ahí. Y te quita presión con su forma de ser”.
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Otro dirigido fue el actual jugador de Independiente, Rodrigo “Droopy” Gómez, en Argentinos: “Creo que es el DT indicado para esos momentos. Por el conocimiento del rival y del plantel que asume. Además, es motivador”. Miguel Caneo es otro: “La virtud de Caruso es primero descomprimir la presión de los jugadores, quizás exponerse más él para poner el foco en otro lado y llevarles tranquilidad. Después pone al que mejor se encuentra en ese momento, ya sea grande o chico, con experiencia o sin ella”.
El mismo Caruso habla de su metodología. “En esto hay suerte, pero es un poquito de todo. Hago fútbol, ensayos tácticos y pongo al que me parece. Los trato a todos igual. Y eso por ahí genera roces. Siempre estoy convencido de lo que hago. Con motivar solo no alcanza. Y no meto a un jugador lesionado o con molestias, prefiero otro que no juegue tanto, pero que esté bien”.
Pareciera también que las misiones de Caruso Lombardi para evitar perder la categoría llevan implícito dos características: la brevedad de los trabajos y el conflicto inherente, ya sea con algunos futbolistas y dirigentes. Varios jugadores buscados por la nacion evadieron consultas o no quisieron contestar. Uno dirigido por él hace poco tiempo, sentenció: “No tengo nada bueno para decir de él porque no te deja nada. Después de una lesión, me colgó”. Y otro agregó: “De Caruso no voy a hablar”. Recordadas son algunas disputas dialécticas en los medios con referentes en diferentes clubes y momentos.
El técnico afirma: “Disputo liderazgos y eso a los líderes no les gusta. Pongo al que creo que hay que poner. Y les digo a los jugadores que salgo a hablar porque defiendo lo mío. Y también les sirve a ellos para sacarse presión (…) Duro poco en los trabajos porque no tengo paciencia. Generalmente llego a equipos en medio del torneo y que ya están armados; y cuando después veo que no me llegan refuerzos, me voy. En Racing me arrepentí de haberme ido, hasta la gente cantaba Caruso no se va. De Sarmiento me fui porque extraño Buenos Aires y tengo todo acá”.
Algunos dirigentes también opinaron al respecto. Fernando Chiófalo, presidente del equipo de Junín, dijo: “Ya habíamos hablado con él que se quedaba este campeonato y después charlábamos. Se volvió por cuestiones personales. La relación con los dirigentes fue excelente, con los jugadores no sé… supongo que también”. Carlos Coloma, vicepresidente 2°de Quilmes, opinó: “Nos dolió cuando se fue a San Lorenzo, pero tenemos buena relación. Es verborrágico y discutimos de fútbol. Tal vez con su forma de ser saca presión”.
Rodrigo Molinos es el presidente de Tigre y cuando el técnico estuvo en el 2010, en su segunda etapa, era el secretario: “Trabajó todo ese año. Es así, extrovertido y polémico aunque nosotros nunca tuvimos una discusión. Siempre incorporaba jugadores del ascenso que nadie veía o que no tenían en cuenta de otros lados. De hecho, él trajo a Román Martínez de Morón. ¿El problema con el colombiano Angulo? (el juvenil que había denunciado que el técnico le había pedido plata a su representante para que jugara). Le preguntamos qué había pasado y el jugador desmintió todo, que se había dejado llevar por la prensa y su representante. Le rescindimos el contrato; y Caruso cumplió el suyo y se fue”.
Miguel Silva, vicepresidente de Arsenal, agrega: “No quiero hablar mucho porque él está en juicio con el club y no quiero perjudicar a la institución. Estuvo tres meses. Fijate los números”. En Arsenal el entrenador estuvo desde la fecha 13° (última posición) y en 18 partidos, con 6 victorias, 3 empates y 9 derrotas, terminó en el puesto 28°.
Caruso Lombardi no elude el tema dirigencial. “Estoy en juicio con Newell’s, Quilmes y Arsenal. Algunos me deben plata. De San Lorenzo me fui porque no me gustaba cómo se estaban manejando conmigo. En cuanto al jugador colombiano, te digo que está procesado. Yo lo denuncié. Estuvo cuatro meses conmigo y tres veces desgarrado. Los empresarios les llenan la cabeza a los juveniles”.
-¿No estás cansado de que te llamen para salvar equipos?
-Ya estoy acostumbrado.
-¿Por qué sos tan mediático?
-Estoy agradecido al periodismo. Gracias al periodismo, en parte soy lo que soy.
Para aquellos que peleen el descenso, Caruso Lombardi será casi siempre una opción. En esas circunstancias, nunca pasará inadvertido.
LA NACION