12 Jun Corfú:parecida a muchas, diferente a todas
Por Alex Macipe y Dimitris Krontiras
Está ubicada en el mar Jónico y sus vistas son únicas, ya sea desde su antiguo fuerte o desde hoteles súper modernos y lujosos. Sobran los momentos y postales que dejan sin aliento a cualquier turista que visita la isla Corfú.
Un mar azul que se pierde en el horizonte y se funde con el cielo contrasta casi en forma caprichosa con la vegetación privilegiada de sus miles de tonalidades verdes, una diferencia acentuada con respecto a la mayoría de las islas griegas.
Por las noches el espectáculo no es menor: es el mar de estrellas el que inunda las pupilas de todo aquel que, simplemente, levante la mirada. Cuenta la mitología que Poseidón, el dios del mar, se enamoro de una ninfa llamada Korkira, la secuestró y la llevo a la isla que hoy tiene su nombre. Por eso, si bien mundialmente se la conoce como Corfú, los griegos llaman Kerkyra a este paraíso.
Sus 220 kilómetros de costa de arena fina marcan el ritmo de largos días de playa. Pero lejos de ser esta su mayor atracción, esta isla cuenta con muchas actividades para que la estadía sea inolvidable. Hay varias empresas que ofrecen servicios de buceo, lo mismo que excursiones en botes con piso transparente, a través del cual se pueden observar las miles de criaturas que habitan el mar Jónico. Al momento de zarpar del puerto, una buena cantidad de delfines abren paso a la embarcación que surca las aguas en forma acompasada. Muchos turistas, sin embargo, prefieren un poco de acción y realizan todo tipo de deportes acuáticos.
Por mar y por tierra
Otra de las atracciones más populares es, sin dudas, el campo de golf de 18 hoyos que se encuentra tierra adentro, rodeado de montañas y entre lagos naturales, fauna y vegetación abundante. La cuna de la civilización, como habitualmente se denomina a Grecia, no tiene mucha tradición golfista, por eso, este es uno de los 8 únicos campos de todo el país, además de uno de los más bellos.
En la isla también es fundamental visitar el antiguo castillo, una fortaleza veneciana que por su posición estratégica pudo repeler ataques turcos en tres ocasiones. En el pasado, dicha construcción también era utilizada como depósito de municiones y víveres. En 1718, durante una fuerte tormenta un rayo cayó en su almacén de pólvora haciéndolo explotar y matando a muchos de sus habitantes. Hasta al día de hoy, este hecho es considerado como una de las catástrofes más grandes de la historia de la isla. Actualmente, los cuarteles ingleses de dicha construcción son utilizados como una biblioteca pública.
La experiencia en Corfú no es completa sin disfrutar de una cena en alguna de las típicas tabernas que balconean al mar. Pescado fresco, frutos de mar, ensalada griega y comidas tradicionales hacen de este paraíso una experiencia culinaria en si misma. Por supuesto que tampoco hay que olvidar acompañar estos platos con una buena copa de vino Assyrtiko, una variedad de uva blanca que solo se consigue en Grecia. Su mineralidad y frescura lo convierten en el maridaje ideal de todos los platos típicos.
El clima tropical y su abundante vegetación sirven de hábitat a cerca de 300 especies diferentes de aves, 6.000 tipos de flores salvajes y una cantidad incontable de fauna marina. Cuando termina el día de playa, Corfú vuelve a la vida a través de sus atardeceres mágicos. Un buen punto para apreciarlos es la región de San Stefanos.
Cada isla es diferente, cada una tiene su magia, sus características y sus costumbres. Corfú combina el romanticismo y la magnitud de una gran ciudad; cosmopolita en su esencia, aunque bien aferrada a las antiguas y milenarias costumbres griegas.
EL CRONISTA