Bryan Cranston: “Breaking Bad fue como una avalancha”

Bryan Cranston: “Breaking Bad fue como una avalancha”

Por Silvia Maestrutti
A simple vista se hace difícil reconocer a Bryan Cranston (60) detrás del esmerado maquillaje que lo convierte en el presidente Lyndon B. Johnson en All the Way, la película de HBO basada en la obra teatral por cuya interpretación el actor ya ganó un premio Tony.
Cuando le dio vida a Johnson por primera vez en Broadway, en 2014, Cranston venía de ganar 4 premios Emmy por su rol de Walter White en cinco fantásticas temporadas de Breaking Bad. Cualquier otro actor podría haber quedado atrapado en el pellejo de su personaje más icónico. “Cuando me sacaba el maquillaje por las noches me despegaba de Walt”, desmitifica él.
Bryan dice que ama las buenas historias, y la de All the Way le apareció justo a tiempo, como cuenta en esta entrevista, para continuar la vida actoral después de la montaña rusa que fue Breaking Bad. Y fue tan buena su interpretación del presidente Johnson en el teatro, que HBO quiso adaptar la obra de Robert Schenkkan para televisión. El telefilme fue estrenado ayer en la Argentina, y el canal lo repite hoy a las 21 (por HBO 2), mañana a las 19.50, el jueves a las 13.10 y en distintos horarios a lo largo de la semana. A Bryan lo dirige aquí Bradley Whitford, quien el año pasado lo había dirigido en Trumbo, la historia de un guionista censurado en la Hollywood macartista, por la que Cranston recibió una nominación para el Oscar. Con la cámara como cómplice, unos tacos y su innegable talento, el actor logra convencernos de que es un hombre mucho más alto y corpulento que él.
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¿Cuándo fue la última vez que un extraño lo llamó en la calle Walter o Mr. White?
Todavía no pasó hoy porque cuando salí de casa fui derecho al auto y de ahí vine al estacionamiento de HBO, pero cuando me vaya de acá seguramente alguien lo hará. Y está todo bien. Sé que ese rol me dio esta oportunidad, sin Walter White no hubiera habido ningún Lyndon B. Johnson para mi.
¿Por que decidió ir a Broadway a hacer esta obra sobre Johnson ni bien terminó “Breaking Bad”?
Yo ya sabía un año y medio antes que la serie iba a terminar y entonces les dije a mis agentes que me empezaran a buscar una buena obra de teatro. Quería alejarme de la televisión por un tiempo porque lo que pasó con Breaking Bad y con Walter White fue como una avalancha que se me venía encima y no quería terminar sepultado ahí abajo (se ríe). Tampoco quería competir con Walter haciendo otro personaje en TV, ninguno iba a ser tan interesante, no tenía sentido. Por eso una obra de teatro sonaba bien. Amo actuar y contar historias, y justo apareció esta de Lyndon B. Jonhson que me apasionó.
¿Cómo fue meterse en la piel del hombre que debió suceder a John F. Kennedy?
Bill Moyers, su secretario de prensa en la Casa Blanca, una vez dijo: “Las 11 personas más interesantes que he conocido en mi vida se llaman Lyndon B. Johnson”. Era un personaje muy complejo. En la biblioteca de Austin, Texas, hay una carta que le manda la viuda Jackie Kennedy, a 4 días de que mataran a su esposo, agradeciéndole a Lyndon que le hubiera enviado una carta a sus hijos diciéndole cuanto John los había amado. Y eso me pareció sorprendente. Con lo ocupado que debía estar, a cargo de la presidencia, hablando con líderes del mundo, se hizo tiempo para un acto tan emotivo y personal. Capturando ese tipo de actos de bondad es como construí el personaje. Podía ser duro y cruel a veces, pero también tenia ese costado sensible.
¿Cuánto cambió la historia de “All the Way” al llevarla al formato de película para televisión?
La historia es la misma, pero la experiencia es distinta. Cuando hacés la obra de teatro para 1400 personas les hablás y tratás de mirarlos y de ver su reacción, así te das cuenta si te entienden. Es una energía especial. Lo bueno de la adaptación es que la hizo el mismo autor de la obra y que Lady Bird (Melissa Leo), la esposa de Johnson, tiene más participación que en la obra teatral.
En “All the Way” se pone énfasis en la lucha de Johnson contra las desigualdades. ¿Cómo ve ese tema en la actualidad?
Johnson decidió luchar por eso desde que tenía 20 años y fue profesor de una clase de chicos mexicanos muy humildes en la ciudad de Cotulla, en Texas, y vio todo lo que sufrían por la discriminación. El creía que eso no estaba bien y que si alguna vez tenía alguna posición de poder iba a tratar de corregirlo. Y eso es lo que hizo como presidente, trabajando junto a Martin Luther King para sancionar la Ley de Derechos Civiles, para acabar con la segregación racial. Cuando la firma, su vice, Humprey, le dice que con eso se acabó el racismo. Muy inocente de su parte. Siempre va a haber racismo. Pero los ’60 fueron una época revolucionaria . En nuestro país todo es muy cíclico, hay épocas en que está todo muy bien y otras en que está todo muy mal.
El presidente Obama lo invitó a conversar en su oficina de la Casa Blanca. ¿Qué impresión le dejó?
Me fui teniéndole mayor respeto porque tiene la habilidad de demostrarte gran interés en lo que le estás diciendo. Fue muy relajado, él estaba en mangas de camisa y me invitó a que me sacara el saco. Me hizo sentir bienvenido en su casa.
Comentó que de chico, antes de querer ser actor, había querido ser policía. ¿Cómo nacieron ambas vocaciones?
A los 16 me uní a un grupo de “exploradores de la policía” que dependía de los boy scouts y lo manejaba el Departamento de Policía de Los Angeles. Yo nací y me crié en esta ciudad y la única razón por la que me uní a ellos era para poder viajar, porque era un chico muy pobre. Estuvimos en Europa 5 semanas. Resultó que era bueno, me gradué primero en la clase y pensé que iba a convertirme en policía. Pero ya en la universidad hice un curso de teatro y también quedé primero en la clase, y me dí cuenta de que me seguían más las chicas, algo muy importante a esa edad. O sea, mi carrera actoral se la debo a la libido de un chico de 19 años.
CLARIN