La dieta de Messi, un recurso para pocos

La dieta de Messi, un recurso para pocos

Por Germán Leza y Gustavo González
Lionel Messi mira la Copa del Mundo de reojo. Es el 13 de julio de 2014 y la selección argentina acaba de perder la final de Brasil 2014 frente a Alemania (1-0). El N°10 está dolido, el sueño se acaba de esfumar de sus manos, o de sus pies. Comienza un largo y merecido descanso antes de reincorporarse a Barcelona, donde no tuvo un buen cierre de temporada. Pero el regreso tampoco será el soñado: estará fuera de forma, lejos de su nivel, y las críticas no tendrán piedad: lo acusarán de “gordo” y dirán que “no volverá a ser el mismo”.
Otro desafío estaba en marcha. Uno más. Y tras ser el blanco de las críticas, Messi no sólo volvería a ser el de siempre, sino que lo superaría y brillaría como nunca, hasta levantar su quinto Balón de Oro. Pero detrás de esa recuperación hubo un personaje desconocido: el médico italiano Giuliano Poser, especialista en medicina deportiva, quien le cambió los hábitos de la comida y lo llevó a su plenitud física. Martín Demichelis, defensor de Manchester City, se lo recomendó y el propio Leo lo siguió recomendando a otros futbolistas: fueron Sergio Kun Agüero, Gonzalo Higuaín y Luciano Vietto, entre otros. ¿Cuál fue la fórmula para volver a sentirse pleno? ¿Es aplicable en la Argentina?
En una entrevista con Mundo Deportivo, de Barcelona, Poser rompió el silencio, contó los secretos de su tratamiento y hasta reveló cuánto cambió su vida desde que Messi golpeó a su puerta. “La mayoría llega hasta aquí con la intención de indagar tonterías y sacar información de mis pacientes famosos”, reconoce el especialista, que antes apenas había accedido a una sola charla con los medios.
¿Cómo define su método? “Se llama kinesiología aplicada y consiste en realizar un estudio de la fuerza de los músculos del deportista y a partir de los resultados que arroja ese estudio, dictaminar el tratamiento, que es específico para cada persona, aunque la base siempre es una buena alimentación”, explica Poser. “Hay un conjunto de cinco alimentos a los que yo defino como gasolina súper: agua, un buen aceite de oliva, cereales integrales y frutas y verduras frescas biológicas, o sea no contaminadas con pesticidas, herbicidas y demás, porque eso hace mucho daño al organismo. También son muy buenos los frutos secos y las semillas”.
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Parece la panacea. Pero para Alberto Rovira, médico principal de San Lorenzo, es “impracticable” en nuestro medio. Y desmenuza: “En la Argentina, los alimentos orgánicos son entre el 40 y 80 por ciento más caros que los alimentos comunes; hacer una estructura de alimentación orgánica para 30 jugadores es muy difícil; porque después hay que trasladarla a los cuatro días que comen en su casa. La realidad es que en la Argentina hay muchos chicos que en inferiores sólo comen en el club”.
Las pautas que sigue Poser para el tratamiento son claras, se debe evitar el azúcar porque “es lo peor que hay para los músculos”; se acepta un “poquito” de sal ya que “la necesitan los músculos y el cuerpo en general” y la carne debe consumirse “en la medida justa, muchísimo menos de lo habitual para los argentinos y uruguayos, porque es un alimento difícil de digerir para el organismo”. En algunos casos, también se recurre a “medicinas naturales, un poco de homeopatía o kinesiología”, pero varía en función de cada paciente.
Rovira, en tanto, marca un contraste: “Todas esas dietas (la de Messi entre ellas) son hiperproteicas. Tienen alta carga de proteínas y baja en hidratos de carbono y grasa. Pero sin un control riguroso pueden producir una sobrecarga en el filtrado de riñón, por exceso de aminoácidos. Las dietas deben ser siempre balanceadas. En general lo que complica es el exceso de hidrato de carbono y grasas con pastas y arroz, por caso. Si comés pastas mediodía y noche, engordás. Acá todos toman mate y siempre lo acompañan con algo.”
La idiosincrasia del futbolista europeo parece ajustarse más a un sistema que depende de la constancia individual; en cambio, aquí las dietas tienen reglas generales, en un equipo de primera. Explica Poser, que trabajó en Palermo, Udinese y Venezia: “Hay bastante ignorancia y a muchos futbolistas al principio les cuesta entender, pero el que se anima a intentarlo y a las tres semanas ve los efectos, generalmente no vuelve a dar un paso atrás. Es abrir un poquito la cabeza. Por eso tengo esa frase ahí pegada y se la muestro a cada uno que entra aquí (señala un cartel donde se lee «La mente humana es como un paracaídas, funciona sólo cuando se abre»). En esto es fundamental la confianza del paciente, por eso soy tan reservado”.
Rovira marca diferencias: “Yo creo que cualquier jugador europeo que jugara aquí se lesionaría rápido, porque se entrena muy fuerte. No son comparables los sistemas. En Europa los jugadores tienen una genética y una constitución completamente distinta a la de los latinos. Es muy lindo escuchar los métodos de los europeos, pero en nuestro medio son impracticables”.
Lo cierto es que con el régimen alimentario de Poser, Messi perdió tres kilos y medio, y , luego de sufrir once lesiones -nueve de ellas musculares- entre 2006 y 2013, casi no volvió a tener problemas físicos, salvo por la rotura del ligamento colateral interno de la rodilla izquierda. “Diría que el efecto Messi convulsionó mi vida -se confiesa Poser-; sobre todo en los primeros tres meses, porque no paraba de sonar el teléfono y aparecían periodistas de todos los rincones del mundo, a los que no atendía, por supuesto. Sin embargo, por otro lado todo el mundo vio y ve a Messi, y desde entonces ya no pueden poner en duda mi método. Queda a la vista de todos semana a semana”.
LA NACION