Crece la tendencia del “hijo único” en los tratamientos de fertilidad

Crece la tendencia del “hijo único” en los tratamientos de fertilidad

Por Gisele Sousa Dias
El recuerdo es de la década del 90: los tratamientos de fertilidad estaban en auge y a prueba, y la llegada de los quintillizos Riganti, los Ruffini o los sextillizos López venía acompañada de la euforia de “poder tener hijos, y encima varios de una vez”, de sponsors y de un paseo colmado de regalos por el living de Susana Giménez. Pero aquello que parecía habitual cuando se empezó a hablar de “los hijos de la Ciencia”, hoy apenas existe. En aquella época -en 1997, por ejemplo- los embarazos “triples o más” (de 3, 4, 5 bebés a la vez), representaban el 11% de los embarazos que necesitaron de la ayuda de la medicina reproductiva. En el último año, en cambio, la ciencia no generó ningún embarazo de cuatrillizos ni de quintillizos y los de trillizos están en vías de extinción. Lo que sucede es que los riesgos son tan altos que los expertos están siguiendo una tendencia mundial: transferir un solo embrión, el “hijo único”, de la mejor calidad posible.
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Según estadísticas de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (Samer), de los casi 20.000 tratamientos de fertilidad que se hicieron el año pasado en todo el país, tanto en el ambiente público como en el privado, sólo el 1% terminó en un embarazo de trillizos. ¿La razón? Hace 10 años, en el 45% de los tratamientos de fertilización in vitro se transferían tres embriones (para multiplicar las chances de que “alguno prenda”, a riesgo de que “prendan todos”). Hoy se transfieren tres embriones sólo en el 5% de los tratamientos. Así, el desplome de los embarazos triples empujó el crecimiento de los embarazos simples: el año pasado, el 84% de esos 20.000 tratamientos fueron embarazos de un solo bebé.
“Hoy, si un tratamiento da como resultado un embarazo de trillizos está muy mal visto entre los expertos, es una situación no deseada que queremos evitar a toda costa”, dice a Clarín Gustavo Martínez, biólogo y Presidente de Samer. “El nuevo paradigma mundial es el de los países escandinavos, en los que transferir un solo embrión es obligatorio”, completa Fernando Neuspiller, director de la clínica de reproducción asistida IVI Buenos Aires.
La técnica se llama “Elective Single Embryo Transfer”, es decir, la transferencia de un único embrión (muchas veces dejando otros para futuros intentos). “Aunque muchas mujeres quieren que les transfieran varios para aumentar las chances de embarazo, lo cierto es que los embarazos múltiples tienen tantos riesgos para las madres y para los bebés, que tratamos de evitarlos”, dice Martinez.
Se refiere a que los embarazos múltiples están lejos de aquella familia genial que mostraba la televisión de los 90: son siempre de alto riesgo, aumentan las posibilidades de muerte y complicaciones de la madre y también de los bebes (además, de que nazcan prematuros, con bajo peso o malformaciones). “En Argentina, sin embargo, en muchos casos se transfieren dos embriones. Eso se debe a que, como los tratamientos que la paciente paga de su bolsillo son muy caros y cuando lo hace a través de la obra social sólo tiene tres oportunidades cubiertas, colocamos dos para aumentar las chances de embarazo”.
La clave, entonces, es apostar a mejorar las técnicas para no tener que transferir varios embriones sino uno, de la mejor calidad posible: “Los paradigmas han cambiado y se recurre más a la estimulación moderada, al ciclo natural y a la vez, se enfrenta un nuevo desafío: reducir la cantidad de embarazos múltiples sin restarle posibilidades a la pareja. Así, el éxito de un tratamiento está fuertemente ligado a la evolución de la fertilización in Vitro y es el motor para lograr el nacimiento de un único bebé sano y a término”, agrega Sergio Pasqualini, director científico de Halitus y presidente de Fundación REPRO. Así, aquellas familias híper múltiples quedaron como postales de una época: todos los quintillizos famosos ya tienen más de 20 años. Lo que hay ahora son familias que sí quieren tener hijos pero la posibilidad de tener tres de un tirón les suena a ciencia ficción.
CLARINA