Emiliano Mocchiutti: “La belleza sola ya no inspira”

Emiliano Mocchiutti: “La belleza sola ya no inspira”

Por Soledad Vallejos
Confiesa que el mundillo de la moda lo agota, casi a diario. Pero asegura que no sabe hacer otra cosa que “representar belleza y talento”. A eso se dedica Emiliano Mocchiutti (37) desde hace casi 20 años. Algunos lo señalan como el sucesor de Pancho Dotto, y aunque fue su discípulo y trabajó en su agencia durante algunos años, él asegura que es el primero en lanzar a tantas modelos argentinas a las pasarelas internacionales. Nadie lo había he¬cho antes. Con Look 1, la agencia que hoy dirige, cautivó a clientes como Prada, Chanel, Gucci, Balenciaga, Proenza Schouler, Calvin Klein y Celine. Sus “chicas”, así dice, han sido musas de los diseñadores de moda más influyentes como Karl Lagerfeld y Marc Jacobs. Algunos de estos talentos que Mocchiuttí representa son Romina Lanaro, Tati Cotliar, Magda Laguinge, Antonella Graef y Meli Stasiuk, aunque sus nombres aquí pueden resultar poco conocidos en comparación con algunas de las top models surgidas en la década de los 90. Éxito internacional vs. reconocimiento local. El argumento de Mocchiuttí dispara sobre lo que él denomina “un mal de época”: “Acá no importa que seas exitosa porque vende mejor el escándalo, y los medios de comunicación se aberretaron mucho. Todo es feo, todo es berreta. Sólo ofrecen fast food, y a veces un plato gourmet es necesario”.
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-¿Se puede decir que sos el sucesor de Pancho Dotto?
-Si me ven como el sucesor de alguien que fue tan importante en lo que hizo como Pancho Dotto para mí es un honor. Yo aprendí mucho de él, pero hago otra cosa. Él era muy hábil para crear personajes mediáticos y posicionarlos. Lo mío es lanzar carreras con proyección internacional. Todas las chicas que represento y están afuera trabajaron para Chanel. Tuve dos modelos en una misma campaña de Marc Jacobs y que tuvieron el privilegio de abrir el desfile, de ser el look 1. Modelos que hoy desfilan para Givenchy, Prada, Valentino, Gucci, Cavalli. Es que después de tantos años yo trabajo directamente con las marcas. Viajo cada seis meses y tengo reuniones con los castingdirectors de cada firma y les presento a mis nuevas modelos.
-¿Cuán cierto es que muchas firmas hoy no buscan nuevas caras que sean tan jóvenes?
-Es cierto. De hecho, hay una modelo que se llama Jamie Bochert, que es un icono total afuera y que empezó a trabajar fuerte de grande, a los 33 años. Lo que sucede es que hoy tenés dos tipos de modelos. La que hace desfiles, campañas y catálogos y que trabaja muy bien, pero por un periodo de no más de seis u ocho años. Y después las modelos que inspiran, los verdaderos talents. Un diseñador necesita una musa para crear. Un personaje que cuente una historia. De ahí nace una colección. Yo también antes buscaba modelos, ahora busco mujeres que inspiren.
-¿Qué importa entonces más allá de la belleza?
-Es que la belleza sola ya no inspira. Por ejemplo, acabo de tomar a una chica que tiene 30 años, es tatuadora y también tiene todo su cuerpo tatuado. Por supuesto que es bellísima, pero también tiene una personalidad muy fuerte.
-¿Y cuáles son ahora los mejores lugares para encontrar nuevas caras, además de la playa?
-Yo hago scouting las 24 horas. Si de repente ahora pasa caminando un metro ochenta que me llama la atención salgo corriendo y no me importa nada [se ríe]. Tengo un equipo de scouters que trabaja muy fuerte. Pero en este último tiempo, mi mejor aliadoes Facebook. Miro todo el tiempo en las redes sociales, y tengo chicas que trabajan conmigo que encontré en Facebook.
-Imagino que también muchas deben postularse para cumplir su sueño… ¿Cuál es el primer filtro por el que bochás a una chica?
-La altura. Pero de todas maneras ésa es mi visión, no creo que nadie tenga autoridad para decirle a otro que no sirve para hacer tal o cual cosa.
-¿Cuánto tiempo se necesita para formar a una nueva modelo?
-Por lo general, son dos años de lo que yo digo “sacarle el barro”. Hay clientes o amigos que me miran raro cuando les muestro a alguna chica con la que voy a empezar a trabajar, me dicen que estoy equivocado, no le tienen fe. Y pasan dos años y me dicen que es un bombón.
-¿Alguna vez te cansaste de estar en el mundillo de la moda?
-Todos los días. Pero la verdad es que no sé hacer otra cosa que representar talento y belleza. Sé que soy muy buen representante y que soy el primero en ver la belleza donde otro no lave.
-¿Y qué cosas son las que más te agotan de esta profesión?
-Me agota que todo pase por las medidas, de la cadera, de la cintura. Y me agota ver cómo muchas veces uno trabaja con una chica y le dedica todo su esfuerzo para que después, de un día para otro, abandone porque no se pueden bancar el éxito, la exigencia.
-¿Cuáles son esas exigencias que no se banca una modelo?
-Es como si habláramos de un deportista. Hay una exigencia física muy grande. Ellas trabajan con su cuerpo y para conseguir las medidas que se piden hay que tener una conducta de alimentación muy sana y balanceada. No se puede salir de noche ni tomar alcohol. Hay que descansar y trabajar durante largas jornadas, a veces de hasta 20 horas. Muchas son muy jóvenes y no toleran el hecho de estar solas y vivir afuera. Y también les da culpa ganar tanto dinero en poco tiempo.
-¿Y vos además de representante también sos psicólogo?
-¡Sí! Soy su representante, su amigo, su psicólogo, su padrino, todo. Anoche estuve vía Skype charlando con una chica hasta las 2 de la madrugada. La crisis es algo frecuente. Pero no trabajo solo, hay un equipo con una nutricionista, un personal trainer y un terapeuta a quienes ellas pueden consultar cuando lo necesitan.
-Look 1 reúne a las modelos argentinas con mayor proyección internacional. ¿Cuál es tu meta como representante?
-He conseguido algunos logros que valoro mucho, como cuando a Romina Lanaro la confirmaron para ser Prada exclusive. O cuando Antonella Graef abrió Givenchy, o cuando Tati [Cotliar] y Magda [Laguinge] abrieron el desfile de Marc Jacobs. Y que Mili Schmoll me haya llamado para que yo la represente es algo realmente im¬portante en mi profesión. Pero sigo buscando a una Kate Moss, a una Gisele Bündchen. A una mu¬jer que quede en la historia para siempre.
LA NACION