“No es necesario tener una opinión sobre Donald Trump”

“No es necesario tener una opinión sobre Donald Trump”

Por Kathryn Bromwich
El cuarto álbum de Julia Holter, Have You In My Wilderness, fue lanzado hace pocos meses y recibido con un arrobamiento casi universal y comparaciones con Kate Bush, Laurie Anderson y Nico. Los blogs de música se han abocado a descifrar las enigmáticas letras y sus crípticas alusiones. Fue ubicado en las listas de fin de año de los críticos: elegido como el mejor álbum de 2015 por Mojo y Uncut, y quedó entre los mejores cinco en la lista del Guardian, Sunday Times, Loud and Quiet, Q y The Wire. Sin embargo, Julia Holter dice que su vida no ha cambiado. No se detiene a firmar autógrafos. “Nadie me reconoce en la calle”, dice. “A lo mejor una o dos veces en toda mi vida, como mucho”. Si uno le pregunta a una sala repleta de críticos qué piensa sobre Julia Holter, es probable que se vea sumergido en una adoración sin límites. Si uno se lo pregunta a una persona cualquiera por la calle, lo que recibe es una mirada vacía. “Prefiero esto: así estoy feliz. Se puede tener una presencia en internet, pero eso no implica que todos tengan una idea de quién es uno o qué apariencia tiene”.
Las reseñas acostumbran destacar el trasfondo de Holter como compositora de vanguardia –algunos proyectos previos incluyen grabaciones fuera de estudio y convertir en música un libro de recetas de 1920–, y sus referencias a tragedias griegas, Virginia Woolf y Frank O’Hara contribuyen a dale un aura de altivez literaria. Existe el riesgo de tomárselo demasiado en serio, algo a lo que Holter se resiste. De voz helada en las grabaciones, en la conversación es cálida y autocrítica, con una suave entonación californiana. “No me gusta hablar demasiado sobre mi música, me gusta que la gente la experimente y no se preocupe por lo que yo tenga que decir”, dice. “Sin duda hubo un foco en el aspecto literario de mi música y siempre me da un poco de pudor, porque no siento que yo sea particularmente literaria. Hay una suerte de etiqueta académica que se me pone, que me parece inapropiada”.
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Se trata de un sonido más accesible que el de sus álbumes anteriores, que situaban a la experimentación y a lo conceptual por encima de las letras y las melodías. “Todos mis proyectos son muy distintos en mi mente,” dice. “Pero éste funciona dentro de una tradición de baladas de los años ‘60. La verdad es que buscaba este sonido”. Sus canciones suelen ser viñetas contadas desde el punto de vista de distintos personajes, tanto varones como mujeres, a menudo del pasado, lo que crea un sentido de anacronismo y atemporalidad a la vez.
Holter se ve a sí misma como una narradora, antes que como una escritora de estilo confesional. “Cada vez que concedo una entrevista, la gente me pregunta qué tiene que ver con mi vida personal. El arte no es necesariamente una revelación de la vida personal. Ellos piensan que yo trato de no cantar directamente sobre mi vida, lo que no es cierto. Mucha de la música que hago se basa en emociones que he sentido, pero no escribo literalmente sobre lo que me pasa a mí. Cuando escucho música, nunca pienso si tal cosa le habrá pasado de verdad a Adele. No me interesa saber nada de esas cosas”.
Hay un elemento cinematográfico en las canciones de Holter, tanto en cuanto a su atmósfera como a lo que se narra. El track que abre su álbum Ekstasis, del 2012, se llama Marienbad, una alusión al clásico film de Alain Resnais. L’année dernière à Marienbad, de 1961. Loud City Song, del 2013, se inspira abiertamente en el musical Gigi, de 1958. “No creo que yo sea una cinéfila”, también se advierte la influencia de la imaginería y los sonidos del film apocalíptico de Lars von Trier, Melancholia, y de Andrei Rublev, del director Andrei Tarkovsky, que trata sobre un pintor medieval ruso Las dispares influencias de Holter empezaron en su adolescencia, cuando “coqueteaba con todos esos distintos tipos de música”: compositores europeos contemporáneos (Ligeti), el folk (Joni Mitchell), el jazz (Alice Coltrane); más tarde, Robert Wyatt y Patti Smith. Quería tener un piano a la edad de ocho años –“Me acuerdo que de chica escuchaba música en mi cabeza y quería hacerla real”– y después visitó una escuela pública en Los Angeles que se enfocaba en música, en donde se rodeó de aficionados con su mismo temperamento. Luego estudió composición en el California Institute of the Arts. Escribir fue su primer amor, pero empezó a disfrutar de tocar cuando mostró sus propias canciones: “De era chica me parecían odiosos los recitales de piano. Me ponía muy nerviosa. Siempre pensé que odiaba tocar, pero la verdad es que me gusta mucho. Sólo tengo que sentir que lo que hago es genuino”.
Aunque su música no es abiertamente política, Holter se expresa con franqueza en la red: algunos tweets recientes incluyen: “Tantos hombres poderosos se salen con la suya en abusos de todo tipo, incluyendo violaciones, en un sistema legal”, “La opresión severa contra las mujeres crece en muchos otros países, pero nosotros también tenemos problemas” y un video que hizo su prima en apoyo al candidato demócrata de izquierdas Bernie Sanders. Cuando se le pregunta por las primarias en Estados Unidos, su respuesta es diplomática: “Estoy bastante confundida. Pienso que los dos candidatos demócratas tienen buenas cualidades.”
–¿Tiene alguna opinión sobre Donald Trump?
–“Eeeh, sí. Que no es necesario hablar de él”.
Describe su vida en LA, con su novio y su perro, Francis, como de perfil bajo. “Me gusta salir a caminar….No sé qué más me gusta hacer. La verdad es que no hago mucho más. Como, doy una vuelta”.
Desde que fue lanzado Have You in My Wilderness, Holter ha estado de gira por todo el mundo: Estados Unidos, Asia, Europa, Australia. En noviembre pasado, debía tocar en Paris unos días después del ataque terrorista que mató a 130 personas, incluyendo las 89 que habían ido al concierto en el Bataclan. El show fue cancelado, pero tocó en París la semana pasada. “Se sintió casi como el comienzo de la tercera guerra mundial”, dice. “Fue realmente horrible. Pero me entusiasmaba tocar ahí”.
Las cosas cambian con rapidez. Hace unos años, Holter estaba grabando sola en su habitación; ahora firmó con el respetado sello independiente Domino, y grabará en un estudio con un equipo de músicos y el co-productor Cole M Greif-Neill, para dar la vuelta al mundo. Hasta es probable que la empiecen a reconocer en la calle.
Por ahora, sin embargo, lo le que importa es que su música haya tocado una fibra sensible. “Siempre que uno hace algo y la gente le da buena acogida es sorprendente, porque uno siente que tal vez lo que uno hace es una locura, porque viene de uno. En general siento que todo lo que hago es una locura, pero no es cierto, solo soy humana. Creo que es fácil sentir que uno está loco hablando de uno mismo. Pero pienso que todos tienen un costado similar –el costado loco– así que me alegra que la gente pueda conectarse con él”.
CLARIN