“Hay que ayudar a Cuba a que se abra y fomentar el cambio”

“Hay que ayudar a Cuba a que se abra y fomentar el cambio”

Por Paula Lugones
Eduardo Mestre tuvo que dejar Cuba cuando era muy pequeño. A su padre, el famoso empresario televisivo Goar Mestre, el gobierno de la Revolución cubana le había confiscado las empresas de radio y TV y debió abandonar la isla con su familia para radicarse en la Argentina, donde continuó el desarrollo de la industria de la comunicación. Eduardo quedó pupilo en EE.UU., donde se radicó. Desde Nueva York, donde vive, Mestre habló con Clarín sobre la historia familiar, la nueva etapa que se abre entre Washington y La Habana y cuenta que quiere ayudar y que no hará juicio por los bienes que le confiscaron a su familia.
–¿Cómo vive el acercamiento?
–El día que para mí fue muy emocionante fue el 17 de diciembre de 2014, cuando Obama anunció que restablecía las relaciones con Cuba. Fue un día muy impactante porque Obama adoptó una serie de medidas muy importantes, y que un grupo al que yo pertenezco, que se llama Cuba Study Group, había estudiado. El presidente hace lo correcto.
–Pero la comunidad cubana-estadounidense no piensa como usted.
C
–Hay un sector que piensa que cualquier diálogo con Cuba es legitimar un régimen autoritario y estas medidas sieguen sosteniendo el sistema. Pero hay otro grupo importante que piensa lo opuesto y cree que hay que ayudar a la sociedad civil cubana como la forma más efectiva de impulsar el cambio. La edad tiene mucho que ver. Los que salieron de Cuba, los que se acuerdan lo mucho que sufrieron. Yo creo que cuanto más avanzada la edad de uno es difícil cambiar. Pero por las encuestas que yo he visto no es sólo un tema generacional sino también de ideología política. Los republicanos piensan de una forma y los demócratas de otra y geográficamente también, mientras uno se aleja de Miami y va a Chicago, Nueva York, Los Angeles, las comunidades cubanas allí tienen una opinión mucho más moderna.
–Usted volvió a la isla en enero de 2013, se había ido de allí con 11 años. Como fue ese momento.
–Fue un viaje espectacular. Fui 4 días, principalmente a La Habana y también visité Varadero, donde nosotros teníamos una casa de veraneo. En el momento que pisé tierra me sentí completamente cubano y sentí una afinidad muy fuerte con la gente, a pesar de que me había ido cincuenta y pico años antes. Personalmente, yo fui muy feliz. Visité la casa donde me críe y hoy es la residencia del embajador de Portugal, y también visité mi casa en Varadero que está destruida porque no la han mantenido, pero todavía está en pie. Mi casa en La Habana estaba intacta, estaba igual al día en el que la dejé.
–¿Qué pasó con los bienes que tenía su familia en Cuba?
–Fueron confiscados, porque así es cuando le quitan a uno algo y no se lo pagan. Todos nuestros negocios y nuestras dos viviendas fueron confiscadas, igual que le pasó a cientos de miles de cubanos y esto le pertenece al gobierno. El canal de televisión que es la antigua CMQ, existe todavía y como todos los medios en Cuba pertenece al gobierno, pero todavía existe y todavía opera.
–¿Usted piensa, como otros en su situación, hacer algún juicio para obtener un resarcimiento por la confiscación de esos bienes?
–Yo tengo una opinión que no es muy popular. Pienso que eso hay que darlo ya por perdido, eso pasó a la historia y especialmente con respecto al tema vivienda. Pedir a Cuba que nos compense por lo que nos quitaron hace cincuenta y pico de años … Cuba es un país pobre y no creo que sea la prioridad. Si algún día existe la posibilidad de recuperar lo que se perdió, claro que lo trataré de recuperar. Pero claramente, éste no es mi enfoque. Mi idea es ayudar al pueblo cubano, ayudar a la sociedad civil y ayudar a que se quiten los obstáculos para que haya intercambio y comercio con el resto del mundo porque esa es la mejor forma y así pensamos muchos de ayudar al pueblo y fomentar el cambio.
–¿ Usted cree que Estados Unidos puede ayudar en como manejar los micro emprendimientos o actividades industriales de mayor envergadura?
–Estados Unidos puede incentivar a que se desarrollen las micro empresas y que ya no sean tan pequeñas. Yo por ejemplo, a través de la escuela de negocios de la Universidad de Columbia, estoy ayudando a una micro empresa en Cuba a pensar un poco cómo pueden captar clientes y recursos en los Estados Unidos.
CLARÍN