El cura gaucho: Brochero será el primer santo argentino

El cura gaucho: Brochero será el primer santo argentino

Siempre fue un santo para el sentir popular, pero ahora el cura Brochero será santo de verdad. Tal como se esperaba, ayer Francisco aprobó un segundo milagro por intercesión de José Gabriel del Rosario Brochero (1840-1914), último paso necesario para elevarlo al máximo honor de los altares de la Iglesia Católica.
En marzo se conocerá cuándo será la ceremonia de canonización del cura Brochero, quien tendrá un doble honor. Después de un proceso de beatificación que duró medio siglo y que se aceleró en la última década y media, será proclamado santo por un papa argentino. Además, se convertirá en el primer santo “auténticamente” argentino. Si bien en noviembre de 1999 Juan Pablo II canonizó a Héctor Valdivielso Sáez (1910-1934), que fue entonces considerado el “primer santo argentino”, este hermano lasallano de familia española nació casualmente en Buenos Aires y vivió la mayor parte de su vida en España, donde murió como mártir. Brochero, en cambio, vivió siempre en su Córdoba natal, donde murió ciego y leproso.
El “cura gaucho” se hizo famoso por evangelizar a lomo de mula a la pobre gente de campo, compartiendo su vida con ellos y promoviendo su elevación humana y religiosa.
“Que el cura Brochero, que cumple 150 años de sacerdote y es un testigo de la misericordia, sea canonizado en el Año Santo de la Misericordia por un argentino y jesuita, me llena de alegría”, dijo a la agencia AICA Santiago Olivera, obispo de Cruz del Eje y vicepostulador de la causa de canonización, al conocer la noticia llegada desde Roma. Olivera también explicó que será el propio papa Francisco quien, en un consistorio de cardenales que tendrá lugar en marzo próximo, antes de la Semana Santa, “comunicará al mundo la fecha y lugar donde canonizará al cura Brochero”.

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El segundo milagro por intercesión del cura Brochero fue la recuperación, sin explicación médica ni científica, de una niña sanjuanina, Camila Brusotti, que estaba al borde de la muerte tras ser salvajemente golpeada. El primer milagro había tenido que ver con la curación también inexplicable de Nicolás Flores Violino, un niño que se salvó de un gravísimo accidente de tránsito. Su aprobación permitió su beatificación, el 14 de septiembre de 2013, en una ceremonia multitudinaria en la localidad cordobesa que lleva su nombre, Villa Cura Brochero.
En esa ocasión el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo, leyó una carta en la que Francisco destacó la figura del flamante beato como “pastor con olor a oveja”. Y subrayó que Brochero fue un “pionero” de la evangelización al llevar el mensaje de Cristo a las “periferias existenciales” y al hacerse “pobre entre los pobres”. Iniciada hace medio siglo, su causa de canonización comenzó a fluir en tiempos de Juan Pablo II, que en 2004 lo declaró “venerable”. Más tarde, en 2012, Benedicto XVI reconoció el primer milagro por su intercesión.
Nacido en Santa Rosa de Río Primero, Córdoba, el 16 de marzo de 1840, el cura Brochero siempre fue conocido como el “cura gaucho” por asumir como suyas las necesidades de la gente y por su costumbre de predicar el Evangelio con el lenguaje de sus feligreses para hacerlo comprensible. El “cura gaucho”, que evangelizaba a lomo de su famosa mula Malacara, que era malhablado y un fumador empedernido, fue ordenado cura en 1866. Enseguida se destacó por socorrer a los enfermos y moribundos de la epidemia de cólera que azotó al año siguiente la ciudad de Córdoba.
En 1869 se hizo cargo del curato de San Alberto, hoy conocido como el valle de Traslasierra, en la localidad de Villa del Tránsito (que hoy lleva su nombre). Allí, animando a los pobladores, construyó iglesias y capillas, levantó escuelas y abrió caminos entre las montañas. El extenso curato de San Alberto (de 4336 kilómetros cuadrados) contaba con poco más de 10.000 habitantes que vivían en lugares distantes sin caminos y sin escuelas, desperdigados por las Sierras Grandes de más de 2000 metros de altura.
Brochero dedicó su vida no sólo a llevar el Evangelio, sino a educar y promocionar a sus habitantes. Llevó a hombres y mujeres a Córdoba, para hacer los ejercicios espirituales. Proyectó además un ramal ferroviario que atravesaría el valle de Traslasierra para sacar a sus queridos serranos de la pobreza.
En un artículo, el escritor Jorge Castañeda recordó que en un libro el padre Ricardo Noceti contó la más famosa de las anécdotas del cura Brochero, cuando el sacerdote quiso convertir a un cuatrero muy famoso por sus correrías y fue en busca de él a su refugio de las cumbres.
“Llegó el cura. El (llamado) «gaucho» Seco asomó y al instante lo apuntó con su trabuco. Brochero, con la misma rapidez, sacó el crucifijo y le dijo: «Éste es el que te busca, pero antes dame unos mates que estoy agotado». Se sentaron y entre mate y mate, el temido «gaucho» le contó su vida. Logró Brochero que haga un retiro espiritual y se reconcilie con Dios con una confesión dolorosa de toda su vida.” Brochero finalmente murió al contraer la lepra por tomar mate con gente enferma de ese mal. Quedó ciego y sus últimas palabras fueron: “He podido pispear que viviré siempre en el corazón de mi gente”. No estaba equivocado.
LA NACION