Seis claves para evitar un suicidio en la carrera de un profesional

Seis claves para evitar un suicidio en la carrera de un profesional

Por Andrés Hatum
La vida de los ejecutivos está marcada por la velocidad: velocidad del cambio, transformaciones continúas en las organizaciones, promociones… despidos. Hay momentos en la carrera directiva que son críticos y donde equivocarse puede llevar a la potencial estrella a ralentizar la promisoria carrera. ¿Cuáles son los grandes temas que una persona tiene que tener en cuenta para evitar el suicidio profesional? Entendemos por suicidio un paso en falso del que es difícil volver atrás. Van algunas dimensiones de análisis:

Competencias versus preferencias
¿Es posible disfrutar del trabajo? ¿Podemos construir un perfil profesional a espaldas de nuestro gusto? Las preferencias son disposiciones naturales que hacen que algunos aspectos del trabajo nos resulten placenteros. Son áreas de estabilidad dentro de la persona que le permiten crecer. Algunos autores hablan de preferencias, otros de anclas que funcionan como un conjunto de fuerzas, dentro de la persona que empujan o inhiben hacia las decisiones y opciones de carrera. Cuando las competencias que se requieren para un trabajo en particular están alineadas con las propias preferencias, la autoestima fluye y el trabajo se disfruta. Ahora bien, hay algunas actividades profesionales que pueden implicar competencias que no se alinean necesariamente con nuestras preferencias. Aquí empiezan los problemas de estrés y querer tirar todo por la borda. Los directivos que construyeron sus carreras sobre la base de forzar competencias por sobre las preferencias naturales, a la larga, terminan en una crisis de carrera que se plasman alrededor de los 40 años. La alineación entre las preferencias y competencias es clave para la motivación interna y la autoestima profesional. La crisis de los 40 nos lleva a nuestro siguiente punto.
2129254
Alineamiento y divergencia entre la persona y la organización
El inicio de la carrera profesional encuentra a la persona y sus objetivos bastante alineados con la organización. El joven profesional con altas expectativas puestas en la empresa, tiene necesidades profesionales de desarrollo que puede lograr enmarcarlas en el ámbito organizacional. La divergencia comienza en la edad media profesional que coincide con el peor momento en la vida profesional y personal. “La U Curve” describe los momentos de mayor satisfacción y felicidad de las personas. ¿La peor edad? 42-48 años. Es el punto más bajo de la curva. Muchos ejecutivos se suicidan profesionalmente tomando las peores decisiones en estos momentos donde su nivel de insatisfacción los desalinea completamente de la organización. En estos momentos de crisis personal y profesional, lo mejor es la prudencia frente al cambio.

Cambios de empresa: ¿es la estrategia adecuada?
Al comienzo de la carrera profesional los cambios son normales. Se pueden deber a la búsqueda de satisfacción laboral, así como de mejores oportunidades o remuneración. Hay estudios que indagan sobre el impacto en la remuneración de aquellos profesionales que tienen alta rotación con los de baja rotación. La conclusión a la que se llega es que quienes han cambiado de trabajo más frecuentemente al comienzo de su carrera profesional ganan más dinero. Sin embargo, esta ecuación cambia a partir de los 35 años de edad, ya que los profesionales que son más estables, que no cambian sus empleos con tanta frecuencia, suelen ganar mejor que los que han elegido una rotación mayor de puestos u organizaciones. Llega un momento en que el profesional necesita estabilizarse, asentarse y comenzar a sembrar las bases con miras a ocupar puestos de relevancia, si ese es su objetivo.Al estudiar la movilidad de los ejecutivos a través de empresas e industrias, Forbes y Piercy llegaron a la conclusión de que muy pocos CEO on elegidos fuera de la empresa. Si están queriendo tirar todo por la borda, que sea antes de los 35 años. Caso contrario, un té de tilo y a esperar que pase lo peor.

Cambios de industria: ¿son posibles?
Forbes y Piercy tampoco encontraron que los ejecutivos promovidos o contratados para posiciones directivas provinieran de industrias muy diversas de aquellas empresas que los contrataban. En términos generales y, basándonos en distintos estudios sobre el tema, el éxito de los CEO está relacionado con el tiempo de permanencia y la experiencia adquirida en una industria en particular, aunque hayan cambiado de empresa. Estamos en condiciones de sugerir que luego de una faz inicial (de entre diez y doce años) conviene mantenerse dentro de un sector. Si, por diversas circunstancias, es necesario cambiar, tratar de que sea a industrias relacionadas con la primera donde sus conocimientos le facilitarán el acceso a mayores responsabilidades. En el proceso de cambio hay que mirar delante y detrás de la cadena de valor ya que es uno mismo quien le agrega valor al cambio.

No apalancarse solamente en el conocimiento o la performance
Uno de los errores que los profesionales jóvenes cometen comúnmente es pensar que la base del éxito profesional está únicamente en los conocimientos que han adquirido. Cuando avanza la carrera profesional, los ejecutivos se olvidan del conocimiento para abocarse a la performance. Ninguna de las dos alcanza. El triángulo del éxito profesional se solventa en: conocimientos y habilidades; credibilidad y reputación; y, relaciones y redes (externas e internas). En el desarrollo de la carrera directiva uno primero es ascendido por los conocimientos y competencias propias de la especialidad. Pero luego es crítico el resto de las dimensiones del triángulo presentado. Al conocimiento técnico hay que agregarle capacidad de gestión y performance así como también el manejo de las relaciones con los otros que requiere pulir la inteligencia emocional.

“Soy un emprendedor, dejo la vida corporativa”
Uno de los pecados capitales de los ejecutivos, y sobre todo de los ejecutivos soberbios, es pensar que son autosuficientes y no necesitan de las corporaciones. Ahora bien, ¿somos todos emprendedores? Hay mucha gente que considera que siendo emprendedor logra dos cosas: salir de la vida corporativa y salvarse. En las nuevas generaciones el planteo es más radical al considerar que el mejor camino (o el único) es armar una dot com o una app y vivir de rentas. Lo más probable que suceda es que el esfuerzo titánico al nuevo emprendimiento no compense por mucho tiempo los logros que se generan. Así es como la gran mayoría de los emprendimientos quedan en buenas (y no tan buenas) ideas.
Hay muchas formas de suicidio profesional. Y también hay muchas formas de evitarlo. Cada paso en la carrera profesional se ve reflejado en el CV. Es importante en este sentido dos cosas: primero mantener la identidad profesional. Esta identidad se va conformando por los distintos pasos de carrera que vamos dando, por los cambios de empresa, función, industria, y por las preferencias que tenemos y competencias que vamos desarrollando. No hay que permitir que ninguna organización desconfigure dicha identidad.
El segundo es ir tomando riesgos acotados a lo largo de la carrera, pero riesgos al fin. Entender en qué tipo de industria se está trabajando, la cartera de productos, su madurez, poder proyectar y anticipar el futuro para poder dar los pasos adecuados sin necesidad de suicidarnos profesionalmente.
LA NACION