Museo del Mañana: el futuro ya llegó bajo la forma de un edificio en Río

Museo del Mañana: el futuro ya llegó bajo la forma de un edificio en Río

Por Alberto Armendariz
Con una frase del escritor argentino Jorge Luis Borges, Río de Janeiro se lanza a explorar las posibilidades del futuro en el flamante Museo del Mañana, que se inaugura este fin de semana en la revitalizada zona portuaria carioca.
“A unos trescientos o cuatrocientos metros de la Pirámide me incliné, tomé un puñado de arena, lo dejé caer silenciosamente un poco más lejos y dije en voz baja: «Estoy modificando el Sahara»”, se lee al final del recorrido de este nuevo museo de ciencia experimental, diseñado por el arquitecto español Santiago Calatrava sobre el Pier Mauá, un antiguo muelle sobre la bahía de Guanabara. La idea de la frase tomada de Atlas, uno de los últimos libros de Borges, es que por más pequeña que sea nuestra acción, todos tenemos un impacto sobre el planeta Tierra.
“El concepto central del museo es que el mañana no está determinado, es una construcción de la que todos participamos, para bien o para mal. Se trata de un museo de ciencia aplicada, vivencial e interactivo”, explicó a LA NACION el físico y cosmólogo Luiz Alberto Oliveira, curador del Museo del Mañana y autodeclarado “borgeano desesperado”. “Todo el museo es muy borgeano; es problemático, laberíntico y poético”, resaltó.
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Tras cinco años de construcción, a un costo de US$ 55 millones, y después de varias demoras, el Museo del Mañana pretende convertirse en un nuevo ícono de la Cidade Maravilhosa, en un ancla cultural del ambicioso proyecto Porto Maravilha, que con una inversión total de más de US$ 2000 millones en la zona busca darle una nueva imagen al centro de Río, de cara a los Juegos Olímpicos en agosto próximo. Ahí mismo, al otro lado de la histórica Praça Mauá -adonde llegaban los esclavos traídos desde África-, ya se había abierto en 2013 el Museo de Arte de Río (MAR), y ahora toda el área está en ebullición, con la edificación de hoteles, oficinas y torres residenciales.
De formas inspiradas en las bromelias tropicales, con un esqueleto de acero y placas para captar la energía solar, rodeado de espejos de agua reciclada de la bahía que también sirven para refrigerar el edificio, jardines con palmeras y una ciclovía, el Museo del Mañana ofrece en su planta principal un recorrido que une pasado, presente y futuro en una narrativa estructurada a través de las grandes preguntas que la humanidad siempre se hizo: ¿de dónde venimos?, ¿quiénes somos?, ¿dónde estamos?, ¿a dónde vamos?, ¿cómo queremos ir?
El “viaje” comienza con una suerte de anfiteatro en forma ovalada donde los visitantes pueden ver un video en 360° sobre el origen del universo, realizado por la productora O2, del premiado cineasta brasileño Fernando Meirelles. Le siguen luego tres salas-cubo que abordan temas específicos -materia, vida y pensamiento- con mucho contenido audiovisual e interactivo. Ya en el núcleo central se alzan gigantescos paneles de la galería Antropoceno, que ilustran el impacto del hombre en el planeta. Le sigue un espacio lúdico bautizado Mañana, sobre los posibles escenarios futuros y, finalmente, un área más contemplativa y reflexiva, en forma de enorme carpa indígena, donde se levanta la única pieza en exhibición del museo, una tjurunga, objeto religioso de los aborígenes australianos que simboliza la unión del pasado con el futuro. “Mi preocupación fue que el museo no tuviera una visión futurista, de ciencia ficción, sino una base muy humanista con la cual tratar los temas de ciencia actuales”, señaló el diseñador argentino instalado en Nueva York Andrés Clerici, que participó de la dirección creativa.
“Pensamos en formas expositivas más clásicas, atemporales -un huevo dentro del cual se ve el video inicial, tótems como los de Stonehenge para mostrar el impacto del hombre en la Tierra, un origami que va tomando forma para los futuros posibles y una carpa indígena brasileña como lugar de reunión-, y también buscamos un lenguaje visual muy representativo e infográfico con datos mundiales actualizados constantemente sobre lo que está sucediendo ahora en el planeta”, agregó.
La información, espina dorsal del museo, fue proporcionada por un grupo de casi 50 consultores científicos y cuenta con “datos dinámicos” que se actualizan prácticamente en tiempo real. Todo, presentado de manera expresiva por un equipo de artistas que incluyó al brasileño Vik Muniz y al estadounidense Frank Stella, cuya escultura Estrella corona la punta del muelle sobre la bahía de Guanabara. “Queríamos darle a Río un tipo de museo distinto, interactivo, sensorial, que además del contenido propio ofreciera al visitante una experiencia única”, contó Hugo Barreto, secretario general de la Fundación Roberto Marinho, que junto a la Alcaldía de Río de Janeiro concibió el Museo del Mañana.
LA NACION