Influyentes en Internet: la receta de Marcos Galperin, Santiago Siri y Santiago Bilinkis para convertir a la Web en un buen negocio

Influyentes en Internet: la receta de Marcos Galperin, Santiago Siri y Santiago Bilinkis para convertir a la Web en un buen negocio

Por Ignacio Federico
En un país tan pendular y cortoplacista como la Argentina, algunos optaron por quedarse en el cómodo molde del “no se puede”. Otros, en cambio, eligieron hacer. Intentaron y tuvieron éxito, o fracasaron, aprendieron del error y volvieron a empezar, hasta que lo lograron. Por eso hoy son ejemplo, un espejo donde tantos otros pueden mirarse e inspirarse. A esas personas busca destacar el Ranking de Influyentes en Internet que realizó la Escuela de Posgrados en Comunicación de la Universidad Austral en exclusiva para LA NACION y del que se obtuvieron 660 respuestas (ver aparte cómo se hizo). El informe resalta a los argentinos que se abrieron camino en la jungla digital y dejaron mojones para que otros los puedan seguir.
“Nunca un latinoamericano le va a comprar algo que no vio ni tocó a alguien que no conoce.” Esa fue la respuesta de los 20 estudiantes de la región encuestados por Marcos Galperin en Stanford, antes que, pese a ese pronóstico desolador, fundara Mercado Libre en 1999. Unos 16 años después, la firma opera en 14 países de la región, tiene 138,4 millones de usuarios registrados, cuenta con 3000 empleados (1500 en la Argentina) y en el tercer trimestre de 2015 reportó ventas netas por US$ 168,6 millones. Esto lo convierte en el sitio de retail más visitado de América latina y el octavo a nivel mundial. Con estas cucardas, no es extraño que su fundador encabece el listado de influyentes en la red. “Es el líder indiscutido de este ranking. No sólo obtiene más votos, sino también más argumentos y mejor informados de las razones de la elección”, explica Damián Fernández Pedemonte, director de la Escuela de Posgrados en Comunicación de la Universidad Austral.
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El emprendedor, por su parte, reconoce que su apellido y la firma que fundó ya son sinónimos. “Es mi cuarto hijo. Es lo que hago 24 x 7 hace 16 años”, dice a LA NACION en las modernas oficinas que Mercado Libre tiene en Vicente López. Si bien históricamente fue cultor de un bajo perfil, también reconoce la importancia de contagiar a los demás. “Es muy importante que la gente conozca la historia y eso la impulse a hacer cosas similares”, explica, y dice que eso fue lo que le sucedió a él en sus comienzos, cuando en las aulas de Stanford escuchó de boca del propio Phil Knight cómo nació y creció Nike.
Galperin enseguida vuelve a los proyectos de la empresa y enumera: mejorar e impulsar los pagos digitales (a través de la plataforma Mercado Pago), aceitar la logística, sumar grandes marcas y mejorar la experiencia de compra. El foco también está puesto en lo mobile, que hoy es el responsable por el 50% del tráfico.
El empresario forma parte del directorio de Endeavor, donde tiene contacto con start ups con potencial, en algunas de los cuales decide invertir. Pero, ¿qué debe tener un proyecto para captar su atención (y dinero)? Primero le “tiene que gustar” el emprendedor, es decir, debe tener la capacidad de asumir riesgos, ver las oportunidades donde otros ven obstáculos y animarse a ir contra la corriente. Además, prefiere algunas áreas específicas: educación, salud y gobierno. “Son las que Internet todavía no cambió de raíz. Y hay muy buenas ideas”, enfatiza.
Justamente por una de esas áreas apostó Santiago Siri, segundo en el listado. Con un pasado de emprendedor techie, que incluye firmas como Three Melons (adquirida por Disney), Popego (big data) y la Asociación de Desarrolladores de Videojuegos Argentina, su máximo reconocimiento lo encontró en el mundo de la política: creó DemocracyOS -un sistema operativo de código abierto y gratuito para votar a través de Internet- y formó parte del Partido de la Red, que busca impulsar representantes comprometidos a escuchar a la ciudadanía en la red antes de votar una ley. Es que para Siri, así como en los últimos 20 años Internet revolucionó la cultura y la manera de comunicarse, en los próximos 20 “cambiará cómo entendemos las instituciones”. El partido se presentó en las elecciones porteñas de 2013, pero no lo hizo en 2015.
Desencantado con “la corrupción, las amenazas y las extorsiones” de la política local, hoy vive en San Francisco, donde creó la fundación Democracy Earth, donde está desarrollando una segunda versión del software libre y de código abierto. “Le estoy dando una vuelta de tuerca con bitcoin y block chain. Es una tecnología que permite hacer transacciones económicas y políticas, como votaciones, a través de Internet; es segura y confiable, se regula a sí misma de manera descentralizada”, explica Siri, quien asegura que, en el futuro, el mundo se va a entender como antes y después de Internet, y que si bien el mapa está dividió en países, hoy el peso está en las grandes corporaciones. “Le elite política es un chiste al lado del impacto de corporaciones como Apple, Google o Facebook”, dispara.
En esa línea, considera que programar será una parte elemental de la alfabetización de los más chicos, así como hoy lo es leer y escribir, y aclara que los desarrollos cívicos se expanden antes en países en vías de desarrollos que en los más desarrollados “porque hay un urgencia y necesidad de transformar la política y el status quo”. Y cita los ejemplos del Partido de la Red en Buenos Aires (y los que luego surgieron en La Rioja, Mar del Plata, La Plata, Rosario y Santa Fe), Wikipolítica en México (que logró la elección de legisladores) o el Partido Pirata en Europa. “La tecnología tiene más capacidad de cambiar el mundo y la vida de la gente que la política. La política es una competencia de vanidades”, resume.
Siri también es accionista en Bitex, el mercado de intercambio de bitcoins más grande de la región. “Bitcoin tiene seis o siete años y ya hay US$ 6500 millones circulando”, explica quien prefiere definirse como “emprendedor y autor”. Su primer libro es Hacktivismo, publicado en 2015.
El podio de los argentinos más influyentes en Internet lo completa Santiago Bilinkis, quien tiene un amplio recorrido como empresario 3.0 en equipo con Andy Freire, cuarto en el listado. Juntos fundaron Officenet en 2007, una versión local de Staples que luego fue vendida. a Staples. Pero su última gran creación es Quasar Ventures, una company builder que nació con US$ 5,4 millones, con los cuales ya aceleró proyectos como Restorando, Avenida, Rodati (compra de autos 0 km) y Trocafone (venta de celulares usados). Y siguen usando ese dinero. Ya tiene en etapa de prueba otros tres proyectos: una billetera electrónica llamada Vinti, una aplicación social local con proyección global y una compañía de seguros para autos.
¿Qué futuro les depara a estas iniciativas? “Pueden funcionar las tres, dos o ninguna. El método de Quasar es empírico. Los proyectos tienen que demostrar que funcionan antes de ser lanzados. Si los pongo a rodar y no se corresponden con las expectativas, no siguen”, explica Bilinkis.
Un caso que no llegó a buen puerto es FTB market, una compañía de servicios financieros para Brasil. “No hay fórmulas que aseguren el éxito. Por eso, quienes trabajan en el mundo digital se jactan de pertenecer a una industria en la que los errores no sólo no se castigan, sino que se premian. Esta lógica hace que el fracaso esté mejor visto que la falta de experiencia”, aporta Agustín d’Empaire, profesor de Periodismo Digital de la Universidad Austral y parte del equipo que elaboró este listado.
Pero sin dudas el caso de Avenida (la versión vernácula de Amazon) es el que más lo entusiasma. “Es grande y, sin embargo, no es ni el 5% de lo que aspiramos que sea. Soy impaciente: queremos que sea una empresa de US$ 1000 millones y quiero que sea mañana, pero faltan 10 años”, dice.
Con todo, el costado emprendedor ocupa el 70% del tiempo de Bilinkis. El otro 30% se lo lleva su rol de “comunicador” o “tecnólogo”, como se autodefine. En esta condición adelanta que la tecnología más destacada será la realidad virtual, si bien “todavía es cara y falta para que se masifique; es como el primer celular ladrillo, que implicaba llevar un bolso al hombro, pero transformó al mundo”.
Luego de 19 años como emprendedor, el camino de Andy Freire acaba de adquirir un nuevo rumbo: dejó la gestión y el directorio de Quasar (sigue siendo accionista) para asumir como ministro de Modernización, Innovación y Tecnología de la ciudad de Buenos Aires. “Es una manera altruista de hacer en escala lo que hacía en el sector privado”, resume.
Tiene a cargo dos áreas. Por un lado, el proyecto de Ciudad Inteligente, que busca usar la tecnología para que la gente interactúe con las ciudades. “La tecnología es un gran democratizador. Yo la usé para hacer negocios hasta ahora, pero quiero volcar esa experiencia para la gente”, dice.
También se encarga del desarrollo de economías creativas, con el foco de que haya cada veza más emprendimientos privados y sociales, y que tengan éxito en lo que hacen. ¿Cómo? Brindando herramientas a los emprendedores. “Los argentinos tenemos un espíritu innovador y emprendedor fenomenal, de hecho, el 28% de la PEA se dedica a emprender. Per a muchos les va mal porque no innovan, ponen el mismo proyecto que otro a dos cuadras”, dice, y añade que hay que hacerle la vida más fácil al emprendedor, porque, hoy, quiene quiere abrir una empresa tarda 30 días y debe completar 14 documentos. “Se debería poder abrir una SA en un día y que sea por Internet, como en Chile o Nueva Zelanda; y llevar el libro contable y diario de balance en la nube sería mejor que en un cuaderno de tapa roja”, grafica. Para ello está trabajando en la Ley ASEA (Asociación de Emprendedores Argentinos, tiene más de 1000 miembros) en conjunto con el gobierno nacional.
Uno de sus objetivos es que Buenos Aires sea la capital latinoamericana de la innovación, lugar que hoy ocupa Medellín. “No hay razón para que no lo sea. Pero en la Argentina la inversión destinada a I+D+I (investigación, desarrollo e innovación) pasó de un valor histórico del 0,5% al 0,65% del PBI. Estos valores son, todavía, lejanos al 2% o 3% de los países desarrollados”, explica Freire.
¿Qué le falta al emprendedor argentino? “Mirar el mundo como mercado por más que se emprenda en la Argentina, ser más innovadores, jugar en equipo y que el Estado no sea una carrera de obstáculos, sino que haga las cosas más fáciles”, dice el autor de Argentina emprendedora.
Y si alguien emprendió desde la Argentina viendo al mundo como su mercado, ése es Máximo Cavazzani, ingeniero en Sistemas del ITBA de 30 años, quien completa el top 5 de los más influyentes 3.0. Entró en el salón de la fama digital por Preguntados, la aplicación de su firma Etermax, que fue nada menos que la más descargada para iPhone a nivel mundial en el acumulado de 2015, con 200 millones de descargas, y batió el récord de permanencia en el primer puesto durante 66 días. “Fuimos el único juego y lo hicimos desde la Argentina; siete de las otras nueve fueron hechas en Silicon Valley”, se entusiasma el emprendedor. Hoy tiene un promedio de 10 millones de usuarios activos por día.
Sin embargo, Cavazzani no se conforma con lo obtenido y va por más: este año duplicará su actual equipo de 140 personas, en su mayoría programadores, y tiene en carpeta varios lanzamientos. A fines de este mes estará disponible Photo Match, que permitirá encontrar oponentes, nuevos amigos o pareja. Luego será el turno de agregar la posibilidad de jugar de manera individual y utilizar la app sin conexión. En tanto, a mediados de año llegará un chat que se llamará Crack.me, que estará dentro de los juegos, pero también será una app independiente: una suerte de WhatsApp “con agregados”. También llegará Preguntados X, una nueva aplicación que permite armar un video o una foto con una trivia, y una versión del juego para niños. “Buscamos probar una nueva manera de revolucionar la educación, porque la tradicional ya falló”, asegura.
Etermax también tiene previsto para mayo probar con un juego “más tradicional”, tipo Candy Crush, pero en tecnología Unity, que permite desarrollos en 3D. “Con esta app buscamos salirnos de lo social y aprender de la parte de la industria en la que no somos tan buenos”, cuenta. Por último, ya tiene los derechos para llevar al mundo digital uno de los juegos más famosos del ámbito físico, que se anunciará a fines de mes y estará disponible desde octubre.
Con todo, Cavazzani no descuida el aspecto del negocio, que en el caso de Etermax se basa en un 70% en publicidad y el otro 30% en compra de vidas, monedas y diamantes, y versión premium (sin avisos). “Esta segunda parte crece más. De acá a 2017 se duplica el tamaño del mercado. Esto no deja de ser un negocio y hay que construirlo. No se puede perder dinero”, dice quien en 2008 creó una app para comprar y vender acciones en el iPhone. La empresa es rentable “desde que fue fundada”, en 2009. “Crezco hasta donde me da, hasta donde el negocio me permite avanzar”, aclara. Y no tiene como objetivo salir a la Bolsa: “Te hace tener que preocuparte por otras cosas. Si no está la necesidad de capital, no hay por qué hacerlo”. ¿Qué prevé para el futuro? “Queremos ser los Preguntados del mañana. Las apps del mañana las van a poder hacer los que hacen apps hoy”, concluye.
Por último, cabe una última reflexión, que aventura d’Empaire: “Quizás estamos frente a una nueva estirpe de pioneros cuya actividad marcará, con los años, parte de nuestra cultura. Probablemente ni ellos lo sepan. Tal vez ni les importe. Ellos sólo miran la realidad para ver cómo la pueden cambiar”.
LA NACION