08 Feb Garzón, culto al buen gusto y la sencillez
Por Ángeles Lady
Situado a sólo 20 minutos de José Ignacio, el pequeño pueblo de Garzón es un sitio realmente diferente. Es que si bien lo original genuino muchas veces parece olvidado a los largo de la paradisíaca costa uruguaya, aún existen lugares auténticos como este sitio fundado en 1892 por Fermín de León, que tuvo su época de apogeo con la minería y la agronomía. A mediados del siglo XX su población oscilaba los 2000 habitantes, sin embargo, cuando en 1940 la reducción del trabajo en las canteras de granito provocó el cierre del ferrocarril, la villa parecía haber quedado destinada al olvido.
Pero ocurrió algo que cambió su historia para siempre: el genial chef Francis Mallmann y el bodeguero Manuel Mas (dueño de Finca La Anita) desembarcaron en este destino e inauguraron un proyecto sumamente singular: el Hotel & Restaurante Garzón.
Ubicado donde antes estaba la antigua pulpería, en una esquina en diagonal a la plaza, se alza este alojamiento de primer nivel que respeta las formas de la construcción colonial original. Su fachada impecable de granito a la vista, en ochava, seduce con la simpleza y elegancia de otros años. Con una propuesta osada y novedosa, Garzón posee sólo cinco habitaciones, cada una decorada a su manera, con su propia identidad y funcionalidad de acuerdo a su ubicación. Los espacios comunes hacen honor al buen gusto, con un diseño elegante sin caer en lujos ni ostentación. El núcleo de este alojamiento es un patio central donde está la piscina, rodeada de sillones de líneas europeas y una mesa amplia, ideal para disfrutar de un almuerzo al aire libre. Este espacio está completamente integrado con el pueblo, ya que no hay paredes que se interpongan con el exterior del hotel. En el interior, la sala de estar concentra entre sus paredes libros, revistas y música con vistas hacia la calle y al patio y, tras un vidrio, a la cocina siempre en movimiento.
Lógicamente, la gastronomía y los vinos son un capítulo aparte en este emprendimiento que combina los sabores inconfundibles de los platos de Francis con los blancos y tintos de Manuel. Las maravillas de Mallmann van desde las medialunas y panes hasta los más sofisticados platos, muchos de los cuales son elaborados a partir de una técnica de cocción llamada “el infiernillo”, que consiste en cocinar en un horno de barro entre dos fuegos. La propuesta, basada en productos regionales y frescos, ofrece a los comensales lo que van a buscar allí: sabores francos y sencillos, pero absolutamente deliciosos. En el menú sobresalen el Gigot de Cordero con mostaza de Dijón y papas asadas con almendras, y el Pollo en crosta de sal con romero y ajillo. También son imperdibles el Lomo asado con chimi churri y el Magre de Pato con jugo Malbec y crosta de papas, endivias y tomates. Entre los vinos, además de unos pocos uruguayos y champagnes de Francia, las estrellas indiscutibles son las añadas difíciles de encontrar de Finca La Anita (como el súper tinto Syrah 97). Además, una colección más que interesante de destilados ameniza la sobremesa y favorece la digestión del postre.
Con respecto a las excursiones y paseos turísticos, Garzón se encuentra no muy lejos de las playas de José Ignacio, uno de los puntos donde se concentra el movimiento costero oriental. Además, muy cerca del complejo se abren paso las sierras que, contrariamente a la costa, cubierta con árboles foráneos, conservan la auténtica flora y fauna de la zona, como los característicos cardos que dan flor en verano. Esta cadena de sierras se levanta detrás del pueblo y da nacimiento al arroyo José Ignacio y sus afluentes. Allí, pequeños cursos de agua y cascadas rodean los Montes de Coronillas, donde se pueden encontrar jabalíes, carpinchos, ñandúes y mulitas, y pájaros como el churrinche, la viudita y los búhos, entre otros animales. Son imperdibles las excursiones a caballo por estas tierras con algún baqueano, no sólo para contemplar el entorno, sino también para entender algunas de las tareas rurales que se llevan a cabo en la zona. Lo mismo sucede con el recorrido por el pueblo en una de las carretas típicas que históricamente se usaban para el traslado de los lugareños, lo que se transforma en un mágico viaje al pasado. z we
Cómo llegar
Se llega desde Punta del Este o desde el aeropuerto por la ruta 9, km. 175. Desde ahí son 11 km. por camino rural, hacia la izquierda, hasta la plaza del pueblo frente a la que está el hotel & restaurante. Son 50 minutos desde el aeropuerto y 20 minutos desde la rotonda de entrada de José Ignacio.
Tel: 00598 44102811
www.restaurantegarzon.com
hotelgarzon@adinet.com.uy
EL CRONISTA