24 Feb Cande Tinelli, ¿la carne más cara de la Argentina?
Por Hernán Firpo
De Candelaria Tinelli se han escrito un montón de cosas. Nada demasiado interesante y nada que escape del uni-verso de los tatuajes. Se dijo que es una “apasionada” de los tatuajes, que es “fan” de los tatuajes. Que se tatuó hasta el cuello. Fue noticia porque viajó al Viejo Continente para… tatuarse. También se dijo que no parece preocupada por tener una “buena cola” (tatuada).
Nada interesante hasta que apareció un hombretón cuyo trabajo consiste en ser fotógrafo de tatuajes. Roberto Wolk se enfoca en el tatuaje. Viene reservando su retina para primerísimos primeros planos de decorados epidérmicos. Es alguien que pasa sus días enfocado en un fragmento de cuerpo (cuerpo: verdadero protagonista de la novela andar existiendo).
¿Tendrá un precio de mercado Cande Tinelli? ¿Será un cuerpo o un lienzo? Llegado el caso, ¿podría subastarse en Sotheby’s?
“Es carísimo lo que se hizo. Viajó a Francia. En nuestro ambiente se tiran cifras insólitas de lo que gastó (….) Esa chica es lo mejor que le pudo pasar al tatuaje nacional. Ser la hija de y mostrarse como se muestra… uff. Además de famosa, hermosa. Y se exhibe como lo que es, una auténtica obra de arte. Habría que empezar a tener una mirada más amplia. A ustedes les digo, a los medios grosos: esa chica es un mural ambulante. Es necesario que se la considere de esa manera”.
¿Larga vida para el tattoo? “¡Larga vida!” Chinchín.
“A mí me encantaría fotografiarla. Sería magnífico. Un logro. Sería la persona que me está faltando….”
Wolk habla y uno piensa que, llegado el caso, no sería un secuestro extorsivo sino como el robo de El Grito, de Munch. “Es así. Paul Booth, uno de los mejores tatuadores del mundo, tendría cuadros de piel humana. Gente como él, artistas regrosos que hacen obras tremendas que quizás nunca más vuelvan a ver… Mi trabajo consiste en en fotografiar esas obras. En inmortalizarlas y, después, en transformarlas en diseños. Lo único que le critico a la hija de Tinelli es que habiendo tan buenos tatuadores en la Argentina, haya decidido irse afuera. Pero lo que se hizo es de altísima calidad”.
Si las imágenes del tatuaje de Cande Tinelli son impactantes, se cree que el costo de la obra rondaría los 15 mil euros.
Tercera generación de fotógrafos, hijo del gran Abraham (el Man Ray criollo), y nieto del destacado Alejandro Wolk, Roberto David Wolk parece arrancado de la Galería Bond Street. Desde 2009 su especialidad son las convenciones internacionales de tatuadores. También es lente de confianza del adelantado Estudio Mandinga Tattoo.
¿Quedan famosos sin tatuarse? “En mi entorno, no. Pero quedan. Supongo que Darín no tiene tatuajes”. ¿Y Luis Machín? “No sé, no lo conozco, pero en la actualidad todos están tatuados. Tatuajes hay que tener”.
¿Vos lo recomendás? “Recomiendo tener tatuajes. Vivimos en un planeta visual desde siempre, desde los vikingos. La imagen está antes que la palabra”.
Fama y anonimato.
Las dos caras de una moneda que siempre anda a los tumbos. Wolk Jr. reconoce que los famosos son el espejo donde se reflejará el próximo tatuado del mundo unido.
¿O sea que el tatuado es medio tilingo? “Duele un poco admitirlo, pero puede ser”. ¿Cuándo se volvió masivo el tatuaje? “La masividad arrancó con los tatuajes tribales”.
¿El tatuaje opera como disfraz? “No. Quizás haya gente que lo utilice para esconder su personalidad, pero hay mucha más gente lo usa para mostrarse”.
CLARIN