Arte urbano en Chicago

Arte urbano en Chicago

Por Giorgio Benedetti
El interminable listado de prestigiosos arquitectos de todo el mundo que poseen la autoría de algún trabajo en Chicago es escalofriante. Bertrand Goldberg, Bruce Graham, el argentino César Pelli y Helmut Jahn, entre otros, participaron en la erección de esta ciudad que tiene como héroes arquitectónicos indiscutidos a Frank Lloyd Wright y a su discípulo Louis Sullivan.
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Más allá de la estampa absolutamente contemporánea de la urbe, el despliegue de construcciones a orillas del Lago Michigan hace honor a la diversidad de estilos, que van desde el gótico puro que impregna al edificio del diario Chicago Tribune, hasta el minimalismo funcional, por ejemplo, del James Thomson Center.
Una recorrida por el Loop bien podría comenzar en la obra más alta del país: la Sears Tower. Son más de 440 metros de altura en el brazo sur del río Chicago, que ofrecen un mirador en su piso número 110 desde donde pueden verse los estados de Wisconsin e Indiana, sin haber salido de Illinois. A 200 metros The Rookery luce su granito rojizo diseñado a fines del siglos XIX y remodelado en 1905 por el gran Wright.
Unas pocas cuadras al norte, en la calle La Salle, se encuentra el James Thompson Center, un singular edificio de oficinas erigido en 1985 por Helmut Jahn (el diseñador del aeropuerto O’Hare), que alberga en sus primeros pisos comercios que aprovechan la excelente luz externa del impactante hall central. En los alrededores vale la pena visitar el City Hall y el Daley Center Plaza, que ostenta en su entrada una escultura realizada por Pablo Picasso a la edad de 82 años.
Sin dejar de pasar por la inmensa tienda Marshall Field y por el Chicago Theatre -en la calle Lake-, el puente de State Street dispone de la mejor vista hacia la singular dupla de conos llamada Marina City. Las torres gemelas, ubicadas en el 300 de la calle, fueron las primeras en poseer piscina, centro de salud, tiendas, un restaurante e incluso cine, cuando su creador Bertrand Goldberg las inauguró en 1959. Según se asegura, son las construcciones más fotografiadas de la ciudad.
Si por el contrario, el cruce del río se hace por la paralela Michigan Avenue, llama la atención en la primer esquina uno de los rascacielos preferidos de los chicagoans: el Tribune Tower. El concurso nacional convocado por el periódico para levantar el edificio de oficinas más bonito del mundo, dio como ganadora la propuesta del estudio neoyorquino Howells & Hood, que en 1925 dejó luciendo a la entrada de la elegante Milla Magnífica este trazado gótico de piedra caliza. A decir verdad, la enumeración de sitios a visitar es siempre injusta. Sinceramente nadie debería perderse el interior del Board of Trade (la Bolsa de Comercio), ni la fachada del Banco de Illinois, ni mucho menos las atrevidas curvas del altísimo Harbor Drive. Tal vez sea en otro momento porque la noche también cae sobre el lago Michigan y cubre a su orilla. A estas horas, tal vez lo mejor sea estar ya en una mesa descansando del trajín al que suele someter Chicago, a la espera de la cena. Si es así, que el sitio sea el restaurante ubicado en el piso 100 del John Hancock Center (875 de North Michigan Avenue), con la ciudad a los pies iluminándose lenta, aguardando que se abran los bares y la noche continúe con ese murmullo que aquí nunca tiene fin.

Museos de lujo
Más de 50 casas de arte conforman el espectro cultural de la windy city. Las hay de biología, de historia, de tecnologías, de fotografía, e incluso existe una extensa memorabilia del incendio de 1871 en el Aurora Regional Fire Museum.
Una recorrida por los museos de la ciudad debería comenzar en el nacimiento de Adams Street, con una visita al de mayor importancia: el Art Institute. La notoria colección de impresionismo europeo que desfila en las paredes de este edificio del siglo pasado recorre sin descanso obras de Monet, Rembrandt, Van Gogh, Seurat, Modigliani y Picasso, aparte de reliquias del estilo Turner o Warhol.
Detrás de Magnificent Mile, otro de los más preciados sitios para quienes aman la pintura es el Museo de Arte Contemporáneo, ubicado hace unos años en su nuevo edificio de Chicago Avenue 220, diseñado por el berlinés Josef Paul Kleihves. Alrededor de 14.000 metros cuadrados de marcos firmados por Magritte, Rauschenberg y Lichtenstein anteceden un espacio de otros 5.000 con esculturas y algunos móviles de Alexander Calder. El Terra Museum, en plena Milla Magnífica, dispone de una extensa colección de arte norteamericano urbano y surrealismo de los siglos XIX y XX, entre los que se destacan John Singer y James Whistler. Otros salones que vale al pena visitar son el Mexican Fine Art, con elementos artísticos de la más importante colonia latina de Chicago, y el Spertus Museum of Judaica, con una valiosa colección histórica de la religión judía.
Si queda tiempo, las opciones museológicas continúan con el más diverso perfil; desde el Broadcast Comunication con los orígenes de los medios de comunicación, hasta el Field Museum, considerado uno de los más importantes del mundo en lo que hace a zoología y botánica. De la Sears Tower parten a diario colectivos que recorren las galerías más famosas.
EL CRONISTA