Brie Larson, la candidata

Brie Larson, la candidata

Fortalecida por el café y una bebida energizante, el domingo a la mañana anterior a Navidad, Brie Larson bajaba dando saltos por un sendero del jardín botánico, en el condado de Los Ángeles.
Hacía un fresco muy fuera de estación por tratarse del sur de California, pero ella parecía contenta de estar al aire libre, dando vueltas (o saltos) por allí.
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Larson, de 26, está en el mundo del espectáculo desde hace unos 20 años y ha aparecido en sitcoms ( Un papá en apuros) y prestigiosos shows en la TV ( United States of Tara), ha protagonizado películas indie premiadas ( Short Term 12) e incluso ha hecho una breve trayectoria como pop star adolescente (quizás se acuerden de su álbum Finally Out of P.E.). Pero nada la ha preparado para la extenuante naturaleza de la temporada de premios cinematográficos.
Su interpretación de Ma en el perturbador filme La habitación -que se estrena mañana y donde hace de una mujer joven apresada por un depredador sexual, con solamente su hijo de cinco años, a quien dio a luz en cautiverio, como motivo para seguir adelante- la catapultó a disputar un Oscar como actriz protagónica. Por este rol ya ganó un Globo de Oro y el premio de los Críticos de cine, como mejor actriz.
Y esto implica un tornado de un mes entero de entrevistas, festivales de cine y presentaciones de premios. Larson dice en broma que probablemente haya empleado más tiempo hablando de La habitación que los 49 días que realmente pasó en el set durante el rodaje de la película.
Combínese eso con tres semanas recién terminadas de filmación nocturna en Hawaii de Kong: Skull Island, en el que tuvo un rol protagónico, más cierta sintonía con la naturaleza, y puede ser el pasaje perfecto para mantener su equilibrio… y su salud.
“Estoy tratando de encontrar maneras nuevas de entretenerme, porque si todo mi mundo es participar de entrevistas, bien podría darlas en lugares que me gustaría conocer”, dijo riéndose durante otra entrevista más aún.
Aunque Larson decidió que quería ser actriz a los seis años, la elección de su carrera todavía la sorprende.
De niña, primero en Sacramento y después en Los Angeles, era dolorosamente tímida, temía el contacto visual y desconfiaba de la interacción social.
“Mis padres me decían la rana de Warner Brothers -cuenta-. Porque cuando estaba en un escenario, cantaba y bailaba todo lo necesario, pero si venía a casa un amigo de ellos yo me iba a esconder en mi cuarto.”
Larson superó esa fobia y se dio cuenta de que la incomodidad social que creía únicamente suya era compartida en gran medida por todo el mundo. A partir de su primera aparición en TV, en un film publicitario paródico de Malibu Mudslide Barbie exhibido en El show de Jay Leno, a finales de la década de 1990, ha ido esculpiendo una carrera con atractivas intervenciones en películas como Greenberg, Comando especial, Rampart y, este pasado invierno, Esta chica es un desastre (en la que interpretaba el papel de hermana del personaje de Amy Schumer).
Pero fue su rol protagónico en Short Term 12, un filme dramático en el que interpretaba a la supervisora de un hogar grupal para adolescentes en riesgo a cargo de voluntarios, lo que la ubicó en la selección final de películas como La habitación.
“No se la pasa tratando de de- mostrarte todo el tiempo qué gran actriz es”, dice Lenny Abrahamson, director de la película. “En su actuación hay un profundo ímpetu natural. Creo que tendemos a fetichizar cierta especie de intensidad aparatosa en nuestros actores, que a mí no me interesa.”
Larson puede no ser como actriz una seguidora extrema del difundido método de Lee Strasberg, pero su preparación para La habitación fue igualmente rigurosa.
En su investigación leyó ampliamente acerca del trauma y pasó horas hablando semana a semana con un experto de la Universidad de California del Sur. Y para aprehender un cuerpo que se desmorona -lo que siete años de encierro provocarían físicamente en cualquiera, aunque ella se esforzara por mantenerse fuerte- se embarcó en un intenso, aunque sutil, cambio de look.
Permanecer en ambientes interiores y alejada del sol que suminis- tra vitamina D proporcionaron a Ma su palidez y su pelo opaco. Sesiones de ejercicios muy intensas con un entrenador y una dieta proteínica de seis comidas diarias (muy) reducidas durante seis meses transformaron en musculatura unos siete kilos de grasa, dándole como resultado un aspecto vigoroso. La transformación se completó con ojeras debajo de los ojos y dientes amarillentos.
Esa fuerte tendencia a la fidelidad proviene de un respeto profundamente arraigado por el medio cinematográfico. “Sé qué importante ha sido en mi vida”, dice Larson. “Antes de tener edad suficiente para conseguir el dinero para viajar, ya era la forma en que yo veía el mundo. Era cómo veía a las diferentes personas. Cómo veía a los diferentes países. Cómo veía las diferentes épocas. Y creía en eso”. Actualmente Larson forma parte del consejo asesor de Cinefamily, asociación sin fines de lucro dedicada a difundir “películas excepcionales, diferentes, raras y maravillosas”, según su website. Allí dio origen al programa mensual “Mujeres de Cinefamily”, que exhibe películas protagonizadas, dirigidas o escritas por mujeres.)
“Es buenísima transmitiendo emociones complejas, y es realmente divertida”, dice Judd Apatow, director de Esta chica es un desastre, quien reparó en ella por primera vez en United States of Tara, donde Larson interpretaba a la hija rebelde del personaje de Toni Colette. “Y ésa fue una combinación excepcional.”
También así es el conjunto de caracterizaciones significativas con protagonistas mujeres interpretando fragmentos.
“La situación de Ma es tan trágica que no queremos a esa persona que parece haber nacido para la tragedia, que tiene uno de esos rostros con pómulos que son puro hueso”, dice Emma Donoghue, autora de La habitación, quien además escribió el guión cinematográfico. “Y Brie tiene la capacidad de mostrar un lado muy común, nada pretencioso, divertido, de chica de la puerta de al lado”.
Para su rol, Larson se alejó del sol, comió en forma reducida, se agregó ojeras y coloreó sus dientes de amarillo.
CLARÍN