Los megatacos de moda

Los megatacos de moda

Por Fernanda Garbarini
Charlotte Dellal, alias Charlotte Olympia, es sinónimo de zapatos porque sus accesorios son de los más jugados y creativos. Distinguirse por la suela no es nuevo, pero ella se animó a competir con Christian Louboutin y ya se la reconoce por la imagen de una telaraña dorada que estampa en la suela de sus zapatos. Estudió diseño de calzado en Cordwainers, Universidad del Norte de Inglaterra, reconocida internacionalmente. Allí Charlotte fue capaz de perfeccionar su arte y darse cuenta de su verdadera pasión y talento para crear zapatos.
Sus guiños son una constante. A las telarañas le sumó gatitos en dorado y negro, un sello distintivo, como las plataformas a las que propone subirse: “Cuanto más alto el tacón, mejor te sientes”, asegura. Le gusta trabajar con opuestos y lo demuestra a diario, siempre combinando elementos gráficos de manera lúdica.
Hoy apuesta a ampliar sus colecciones y seguir creciendo. En febrero próximo lanzará al mercado una colección cápsula para Havaianas, y otra para la firma de cosméticos MAC, que incluye un labial colorado, tono con que se la reconoce; no sale a la calle sin sus labios encendidos.
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Admite ser adicta a los viajes, y por eso se inspiró en las travesías del explorador y cineasta estadounidense Osa Johnson, autor del libro I Married Adventure. Estampas y detalles en los formatos son reflejo de impresiones y viviencias de un viaje por África y, por ejemplo, se ven en el grabado de un gato salvaje en un tacón alto, o un leopardo estirado a lo largo de una sandalia plana a la que llama Tarzán, o la cartera en forma de cámara fotográfica; algunas de las ideas ingeniosas que suman en su colección. Y lo suyo también se ve en una propuesta tan básica como una ojota. En las ya clásicas Havaianas incluyó la estampa de un leopardo en cada base.
Su pasión por los accesorios nació a edad muy temprana. “No concibo ser otra cosa que diseñadora; no sabría qué hacer. Me encanta desde siempre, desde chica.”
-¿Dónde estudiaste?
-Fui al London College of Fashion a hacer un curso básico y, en un principio, pensé en diseñar ropa de mujer, pero en mi curso mi tutor me aconsejó crear sombreros, zapatos, bolsos y todos los accesorios que pudiera imaginar, cada uno para diferentes equipos. Se dio cuenta de que estaba más preparada o que podía manifestar más mi creatividad en ese rubro, y tenía razón. Me hizo dar cuenta de que eso que siempre me gustó podría ser mi oficio. Entonces me fui a Cordwainers e hice una licenciatura para aprender, entre otras, las técnicas necesarias para fabricar zapatos. Una vez que realicé mi primer par, me los puse y pude caminar, me sentí feliz; advertí que estaba hecha para hacer zapatos.
-¿Participás activamente del proceso de creación y comercialización?
-Estoy muy involucrada en todo. Al principio hacía todo sola, pero a medida que el negocio creció y se hizo más profesional me rodeé de profesionales con experiencia. Hoy no sólo hago los diseños, sino que estoy en todo, día a día. Por supuesto que delegué, pero el proceso de creación y fabricación lo superviso personalmente.
-Te encantan los años 40 y 50, y ese gusto se ve en tus zapatos, ¿por qué?
-Sí, es cierto, me enamoré del estilo, del glamour de esa época, desde muy joven, viendo películas viejas de Hollywood con mi madre. Creo que fue eso lo que me llevó a acercarme a propuestas de moda. Y como no podía ser de otra manera tenía que estar presente en mi propuesta de diseño. La moda de los 40 y 50 es lo más para mí, me seduce. Es muy femenina y destaca lo mejor de nosotras.
-¿Quién es la clienta Charlotte Olympia?
-Alguien que se viste de los pies hacia arriba; que empieza por los zapatos, quiero decir, y el resto del outfit acompaña. Me encantan los accesorios, con guiños lúdicos.
-Obviamente, preferís los tacos altos. ¿Los usás?
-¡Sí!, claro. Propongo lo que me gusta. Me encanta usar tacones altos, te hacen sentir de manera diferente; me elevan en todos los sentidos… También me pongo chatas y zapatillas para andar, en especial, con mis tres hijos, pero siempre que puedo me elevo. No estoy con tacones altos todos los días y en ocasiones tengo que llevar zapatos bajos, pero son más divertidos; desde mi mirada de diseñadora podés mostrar más, comunicar más, contar hasta una historia. Y en lo personal me hacen sentir vestida.
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-¿Qué hacés además de diseñar o estar pendiente de los zapatos?
-Soy una madre con tres hijos, y prefiero estar en casa o fuera paseando con mi familia y amigos. Tengo debilidad por las reuniones o cenas. Finalmente, reconoce que tal vez no sólo sería diseñadora, como afirmó, también podría ser organizadora de eventos o fiestas.
-¿Cómo ves tu firma en unos años?
-Anhelo un negocio más grande, pero mi mayor deseo es personal: una familia más grande también.
-¿Tu ciudad favorita?
-Cerca de la tuya, Río de Janeiro. No conozco Buenos Aires, pero me gustaría, me hablaron mucho de ese lugar.
¿Tenés una marca favorita?
-Sí, Schiaparelli.
-¿Cómo definirías su estilo en tres palabras o por qué te gusta?
-Es femenino, nostálgico y hasta juguetón.
LA NACION