18 Jan Intentan evitar la peor plaga de langosta en 6 décadas
Por Matías Longoni
Al popular tema “Salta, salta, salta, pequeña langosta” habría que agregarle un verso que le implore al insecto: “Salta, pero por favor no vueles”. Los próximos 15 o 20 días serán cruciales para controlar la plaga que apareció con fuerza inusitada en tres provincias del norte y que podría extenderse a otras regiones del país si no se logra matar a las langostas “saltonas” antes de que puedan echar a volar y formen las enormes mangas. De lo contrario, pueden recorrer hasta 150 kilómetros por día. Y en ese pequeño lapso temporal cada una de ellas devora su propio peso.
“Es el peor ataque de langostas en 50 años”, denunciaron los productores santiagueños enrolados en Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), que desde julio de 2015 vienen lanzando advertencias. Diego Quiroga, el Director Nacional de Protección Vegetal, fue más lejos y dijo que no se registra un episodio semejante desde hasta seis décadas. No es importante. Lo que importa es que el Estado argentino tiene un programa de monitoreo de esta plaga desde principios del Siglo XX y a pesar de eso no logró anticiparse a la explosión de la población de esos insectos que ya afecta 700 mil hectáreas ubicadas entre Santiago del Estero, Tucumán y Catamarca. Ahora hay que correr para echar insecticidas sobre los ejemplares juveniles, que nacieron en la primavera y por ahora solo saltan. Según se acordó esta semana en una reunión entre autoridades nacionales y de la provincias afectadas, se destinarán de inmediato 10 millones de pesos para tratar de evitar que los bichos alcances la adultez. Y levanten vuelo.
Los especialistas opinan que tres años muy secos en aquella región, y un último invierno donde casi no se sintió frío, fueron el caldo de cultivo ideal para desencadenar este crisis sanitaria, que por ahora no ha provocado grandes daños productivos, pues de las 700 mil hectáreas afectadas hay 450 mil que son ocupadas por monte, y en el resto abundan también los pastizales naturales para ganadería. En materia agrícola, la soja no sería muy apetecible para el insecto. Pero diferente es el caso del girasol.
“La plaga es endémica y el daño que provoca es real. La voracidad de las langostas es muy grande y los estudios dicen que cada individuo puede comer su peso en un día, de 2 a 3 gramos por adulto”, explicó Quiroga. Hay que multiplicar ese gramaje por cientos de millones para entender el riesgo que corren los cultivos. A fin de 2015, hubo mangas de langosta que llegaron a Salta y Chaco. La Rioja, al oeste, es otra zona bajo amenaza.
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