El misterio Schumacher: lo que se sabe a dos años del accidente de esquí

El misterio Schumacher: lo que se sabe a dos años del accidente de esquí

Por Pablo Vignone
Que pesa apenas 45 kilos. Que está postrado y no puede caminar. Que salió del coma hace 18 meses, pero no puede hablar y apenas reconoce a sus seres queridos. Que lo asiste diariamente una quincena de médicos y enfermeras. Que esos cuidados cuestan 140.000 dólares por semana. Los rumores edifican un enorme misterio, el de la salud de Michael Schumacher. La familia preserva la intimidad del siete veces campeón del mundo de Fórmula 1, quien, desde aquel accidente de esquí en Meribel, el 29 de diciembre de 2013, no ha vuelto a ser visto en público. Su mujer, Corinna, considera que a la gente no la asiste el derecho de conocer el auténtico estado de salud de su marido.
El mundo del deporte quedó conmovido dos años atrás por la noticia. De vacaciones en una popular estación de esquí en Francia, Schumacher sufrió un fuerte traumatismo craneoencefálico al golpear su cabeza contra una roca tras una caída. Desde aquella desgracia, el hermetismo ha sido casi absoluto; la campaña de rumores cundió frente a la ausencia de noticias. Nada de eso parece destinado a cambiar en el futuro.
“El accidente en sí fue un hecho de actualidad, sobre el que hay derecho a informar”, explicó un abogado de los Schumacher, Felix Damm. “Pero en la recuperación es necesario excluir a la opinión pública de los lugares donde tendrá lugar, que son el hospital y su vivienda privada.” Para el letrado, “es comprensible que haya gente a la que le interese, honradamente, saber cómo está. Pero tiene que entender que, ahora que ya no compite, tiene derecho a vivir en su propia esfera de privacidad”.
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A esa esfera sólo unos elegidos pueden acceder, como el actual titular de la FIA, Jean Todt, quien fue su jefe máximo en Ferrari, o Ross Brawn, el director deportivo de la escuadra italiana. Pero entre los excluidos figura su ex manager Willi Weber. El hombre que fabricó su carrera deportiva y lo impulsó a amasar una fortuna de 750 millones de euros se quejó amargamente el día de Navidad en Facebook: “Corinna me impide cualquier contacto con Michael. Decenas de veces traté de obtener su permiso, siempre sin el menor suceso. Mi familia está sufriendo. Nuestras familias estuvieron muy unidas durante 25 años”.
Aun quienes pueden verlo no pronuncian palabras de aliento. La semana pasada, su actual manager, Sabine Kehm, desmintió así una publicación de la revista alemana Bunte: “La afirmación de que Michael puede caminar no se corresponde con los hechos. Esas especulaciones son irresponsables”. Dos meses atrás, Todt confesó: “Veo a Michael muy a menudo; todavía está peleando”. El ex presidente de Ferrari Luca Di Montezemolo estremeció a los miles de seguidores del piloto alemán al asegurar el mes pasado que “verlo en esta situación es terrible”. Y Brawn admitió entonces que “su recuperación es lenta, pero siempre hay esperanza”.
Las esperanzas son mínimas, dos años después de la caída en Meribel. Pero Corinna no vacilará en agotar la fortuna de su marido si es necesario para lograr su recuperación. Recientemente vendió un jet privado y una casa de veraneo en Noruega. Tampoco financia la campaña deportiva de Mick, que con 16 años hizo en 2015 una temporada de Fórmula 4 alemana.
Los especialistas sugieren que si la evolución del estado neurológico de Schumacher no fue paulatina en los primeros meses tras el accidente, difícilmente cambie con el tiempo su situación. Nadie sabe realmente si el ex campeón tiene conciencia de la pelea que afronta. Su familia sí es consciente. Y no levanta el pie del acelerador.
LA NACION