Aledo Luis Meloni: una vida de 103 años que transcurrió en coplas

Aledo Luis Meloni: una vida de 103 años que transcurrió en coplas

Por Mauro Apicella
Cuando un coplero se muere, comienza a andar su memoria; lo que la muerte le quita, se lo devuelve la copla.
El 11 de enero comenzó a andar la memoria de Aledo Luis Meloni, maestro rural, periodista, poeta y, sobre todo, coplero. Había nacido en la provincia de Buenos Aires y se instaló en el Chaco, en 1937, cuando fue convocado como maestro rural. Allí se quedó. Con los años comenzó a publicar libros, a escribir coplas que fueron musicalizadas y grabadas por artistas como Liliana Herrero y Coqui Ortiz. Y en sus últimos años ganó el cariño y la admiración de las más jóvenes camadas de folkloristas. El 11 de enero, este hombre que había nacido el 1° de agosto de 1912 falleció a los 103 años.
En una de las visitas a su casa, quien ahora escribe esta semblanza le preguntó si el secreto de su longevidad era haber nacido el Día de la Pachamama. La respuesta, con sorna, fue: “Por supuesto que tomo caña con ruda cada 1° de agosto. Pero, ¿sabe por qué he vivido tantos años? Porque no he muerto”, se reía.
Su obra -afortunadamente organismos de cultura del Chaco la reeditaron en antologías- es la confesión de que Aledo Luis Meloni descubrió la virtud de la simpleza (Llevo una copla en el alma, igual que un grillo nochero; yo sé que es muy poca cosa, pero me basta con eso). Por eso se dedicó a escribir coplas que tuvieron como inspiración sus vivencias personales y como antecedente la copla anónima del noroeste andino.
nota_27566eec9e6f62610f9f6a2e21ab9241-561x315
Sus primeras vivencias que quedaron publicadas en un libro, Tierra ceñida a mi costado, fueron de su experiencia en el norte chaqueño, cuando llegó como maestro rural para inaugurar una escuela en el monte, a 300 kilómetros de Resistencia.
Boyero de niño. Autor de piezas como “Arbolito del querer” en su juventud. Miembro de la Academia de la Letras. Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional del Nordeste. Quenista aficionado y chaqueñero (gentilicio para los que sin ser de la provincia se aquerencian con el Chaco) en su madurez. Y en sus últimos años, “Trenzador de palabras”, como muy bien lo definió Rubén Tolosa en el libro donde rescata la vida y la obra de Meloni.
El músico Coqui Ortiz grabó sus coplas en sus discos y hasta hizo un espectáculo con Aledo, que luego se convirtió en CD. La palabra echa a volar en el canto es, sin duda, uno de los mejores discos de raíz folklórica argentina publicados en 2014.
Si está permitido parafrasear el texto de “Elegía para un niño” (escrito hace décadas por Meloni y grabado por Coqui Ortiz y Carlos “Negro” Aguirre), Aledo finalmente se reunió con su padre (quien falleció a los 38, a pesar de haber tenido hijos tan longevos) y se fue detrás del ángel de la guarda que se llevó a uno de sus hermanos, que murió de pulmonía a los 4 años, en tiempos de la crecida de agua que borró las chacras de Huetel, en la provincia de Buenos Aires.
Se fue a buscar “el sitio verdadero de esa tierra lejana que los cobija”. Ahora los ojos de don Aledo volverán a mirar las flores.
LA NACION