09 Dec Vecinos exóticos: la ciudad recibe reptiles y lobos marinos
Por Laura Rocha
En la terraza, en el balcón, en el jardín del fondo, en las paredes o al borde de la pileta. Son los lugares más frecuentes en donde aparecen de repente, cuando se enciende una luz, los gecos, una especie de lagartija que ya vive en varios barrios porteños.
El aumento de las temperaturas y la mayor oferta de alimentos que aquél genera son los principales motivos que, según los expertos, explican la expansión de estos reptiles a cada vez más rincones de la Capital.
Variaciones en la población de aves migratorias y la más frecuente aparición de lobos marinos en el Río de la Plata y el Delta forman parte del mismo fenómeno.
“En la ciudad existen dos especies de gecos, una con cabeza más maciza que la otra. Eran vistos con mayor frecuencia en Flores, Floresta y Chacarita, aunque actualmente pueden haber extendido sus poblaciones a otros barrios”, indicó Julián Faivovich, jefe de la División Herpetología del Museo de Ciencias Naturales.
Testimonios de vecinos de Parque Chas, Villa Urquiza, Núñez, Belgrano, Devoto, Villa Luro y las localidades bonaerenses Martínez y Villa Dominico confirman que es así.
“Vivo en Parque Chas y, sobre todo cuando hace calor, es habitual que aparezcan estas pequeñas lagartijas. Al principio me sorprendió verlas, pero después me habitué a ellas y me hice amiga. Son beneficiosas, porque comen insectos. Al mismo tiempo, son muy asustadizas, así que no hay motivo para temerles. El problema en casa son los gatos. Tengo tres y enloquecen cuando las ven, las persiguen y alguna llegó a quedarse sin cola… Porque cuando las sujetan, se les desprende y ellas se escapan. Después les vuelve a crecer”, contó Nora Gómez, que observó que este año tardaron más en aparecer, tal vez por las inusuales bajas temperaturas en plena primavera.
Para Mariela Bosqui, que vive en Villa Urquiza, el encuentro no fue tan amigable: “Estaba regando las plantas y un chorro de agua hizo salir a dos, que treparon por la pared. Pegué un grito, solté la manguera y entré a mi casa. Mi fobia a los sapos me hizo ver cualquier cosa. Pero no hacen nada, lo difícil es agarrarlas”, explicó.
Faivovich recordó que estos reptiles llegaron originalmente con cargamentos provenientes de España y África. Ratificó la percepción vecinal de que son inofensivos para las personas.
En la Agencia de Protección Ambiental de la ciudad (APRA) también coincidieron. “No tenemos números que indiquen aumento en la población como para declararlos una plaga. Lo que se ve empíricamente es que están apareciendo en más cantidad de barrios. Creemos que el aumento de las temperaturas favorece la abundancia de alimentos”, indicó Flavia Broffoni, directora de Estrategias Ambientales del organismo.
El museólogo y naturalista Claudio Bertonatti sostiene que el cambio climático podría ser una explicación. Sin embargo, destaca que en el caso de las lagartijas, que son animales exóticos, la población tiene su propia dinámica.
“El primero de los efectos del cambio en las temperaturas es que especies de climas tropicales podrían estar expandiendo su distribución geográfica en climas templados que se van tropicalizando, como sería nuestro caso. Pero cada especie tiene su esquema de evolución. Por suerte, los gecos son urbanos; su evolución en ámbitos silvestres podría ser catastrófica. La convivencia con los humanos es distinta”, explicó el experto.
Camila Grillo convive, pero con dificultades. En su casa de Villa Devoto tiene una lucha diaria con lagartijas que le ocupan el baño: “Entran por la venta del baño desde el jardín y mi relación con ellas no es para nada agradable. Las veo y me paralizo o, mejor dicho, me altero. Cuando aparecieron en el baño, cerré la puerta, tapé la parte de abajo de la puerta por las dudas y no entre al baño por unas horas”, describió.
Aves y mamíferos
El impacto de los cambios en las temperaturas también comienza a observarse en otras especies. Uno de los efectos es sobre las aves migratorias. “Un ave migratoria normalmente elude los inviernos para buscar comida. Es muy probable que si hay un cambio de clima pueda esperar que el alimento escasee. Aquí han cambiado las floraciones de todos los árboles; el ceibo está en flor casi todo el año. Para muchas especies migratorias los destinos se han tornado inciertos”, detalló Bertonatti.
Otro caso que observan los expertos en estas latitudes es la aparición de los lobos marinos de dos pelos. Si bien esto ocurre desde hace años, ya que llegan desde los Islotes de Lobos, en Maldonado, Uruguay, podría estar creciendo la cantidad que se acerca al Río de la Plata.
“En 60 días rescatamos cinco lobitos. Éste es el primer año que estamos en Tigre haciendo este trabajo y recibimos avisos porque ahora sabe la gente que puede recurrir a nosotros. Pero no puedo compararlo”, indicó Adrián Giacchino, responsable de la Fundación Félix de Azara, que rescata y recupera fauna en Delta Terra.
Bertonatti también analizó el caso de los lobos marinos: “Si esos lobos marinos hoy enfrentan amenazas como la sobrepesca, la contaminación de los mares, el cambio climático, que afecta la comida que ellos comen, y hacen que sean más vulnerables a las enfermedades, se trataría de un impacto más indirecto”.
Los expertos indican que todos estos cambios benefician, en general, a las especies más rústicas, que pueden adaptarse a las nuevas reglas de juego más fácilmente. “El cambio climático puede producir que la riqueza natural tienda a simplificarse, a empobrecerse y a ser más uniforme a nivel mundial”, concluyó el naturalista.
Liberan a cuatro ejemplares
El Zoo de Buenos Aires y la Red de Rescate de Fauna Marina de la provincia de Buenos Aires liberarán hoy en Mar del Plata cuatro ejemplares de lobos marinos de dos pelos, que fueron rescatados en aguas del Río de la Plata y del Paraná de las Palmas durante este año y rehabilitados.
Para devolverlos a su hábitat natural, los ejemplares serán trasladados en un barco guardacostas de la Prefectura Naval Argentina, que zarpará desde el puerto de Mar del Plata y navegará unas pocas millas hasta el lugar indicado para la liberación.
Una población cambiante. Claves sobre el derrotero de algunas especies
PLAYERO ROJIZO
Nombre científico: Calidris canutus
De dónde son originarios: es un ave migratoria que vuela desde Alaska hasta la Argentina.
Por qué hay más en Buenos Aires: llegan todos los años en busca de alimento. Si hay un cambio de clima, el alimento podría escasear y el destino tornarse incierto.
LOBO MARINO
Nombre científico: Arctophoca australis
De dónde son originarios: el lobo marino de dos pelos vive en las aguas frías de América del Sur.
Por qué hay más en Buenos Aires: posiblemente estén afectados por la sobrepesca, la contaminación de los mares y el impacto del cambio climático en los alimentos que ingieren.
LAGARTIJA
Nombre científico: Gekkonidae
De dónde son originarios: se encuentran en ambientes de clima templado y tropical de todo el mundo.
Por qué hay más en Buenos Aires: el aumento de la temperatura junto a la mayor cantidad de alimento disponible pueden ser las principales razones.
LA NACION