17 Dec Ponen en tela de juicio un posible avance médico
Por James B. Stewart
Pocas personas, mucho menos aquéllas de tan sólo 31 años, han amasado la riqueza y los elogios que ha recibido Elizabeth Holmes, fundadora de Theranos, una empresa nueva especializada en exámenes de sangre.
Este año, el presidente Barack Obama la nombró embajadora estadounidense de emprendedurismo global. Fue la persona más joven en recibir el Premio Horatio Alger en reconocimiento a “impresionantes logros obtenidos a través de honestidad, empeño, autosuficiencia y perseverancia por encima de la adversidad”.
Theranos, que ella fundó después de abandonar sus estudios en la Universidad Stanford, en California, a los 19 años, ha reunido más de 400 millones de dólares en capital de riesgo y ha sido valuada en 9 mil millones de dólares, lo que da ala participación del 50 por ciento de Holmes un valor de 4,5 mil millones de dólares. Forbes la colocó en el número 121 en la lista de los estadounidenses más acaudalados.
Su riqueza y fama descansan casi enteramente en una tecnología sencilla, pero “revolucionaria” y “trastocadora” que puede realizar un abanico de exámenes de laboratorio a partir de una pequeña muestra de sangre tomada de la punción de la yema de un dedo, eliminando la necesidad de una toma intravenosa de sangre.
Sin embargo, John Carreyrou, de The Wall Street Journal, ha puesto a la tecnología en tela de juicio y Theranos dice haber dejado de utilizar sus métodos patentados en todos los exámenes salvo uno, de herpes.
Theranos dijo que en el caso de la mayoría de sus exámenes utiliza equipo convencional en muestras tomadas intravenosamente mediante una aguja, lo que hace a su enfoque bastante similar al de sus competidores principales, Quest Diagnostics y Laboratory Corporation of America Holdings.
Inspecciones realizadas a las instalaciones de Theranos por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) este verano, concluyeron que los recipientes miniatura para sangre de la compañía —llamados “nanotainers”— eran dispositivos médicos “no aprobados” para pruebas fuera del herpes.
“Mientras trabajamos con la FDA para la autorización de nuestros tubos nanotainers, hemos elegido realizar nuestros exámenes mediante tomas intravenosas”, dijo Tilden Katz, vocero de Theranos.
Kevin Loria, reportero de ciencias en la revista Business Insider, escribió varios artículos incisivos y presentó a un número de escépticos prominentes entre patólogos clínicos y la comunidad médica más amplia.
“El factor constante era que nadie sabía cómo funcionaba esto y ni siquiera si en realidad funcionaba”, dijo Loria. “La gente en el campo médico no podía entender por qué los medios y el mundo de la tecnología estaban tan fascinados con ella”.
Muchas figuras eminentes —desde Henry Kissinger, quien fue miembro del consejo de la compañía, hasta inversionistas prominentes, como Larry Ellison, fundador de Oracle— parecían haber acogido a Theranos con un mínimo de escrutinio.
Al igual que Bill Gates, Steve Jobs y Mark Zuckerberg, Holmes había abandonado sus estudios universitarios. Al igual que Steve Jobs, viste un uniforme de blusas negras de cuello de tortuga. Como Jobs, es melindrosa acerca de su dieta. (Es una vegana que no bebe
café y bebe bebidas de vegetales verdes).
“No sé si es otra Steve Jobs”, dijo Jerry Yeo, profesor de Patología en la Universidad de Chicago y director de los laboratorios Clinical Chemistry allí. “Tienes que someterte a revisión colegiada. No puedes simplemente entrar en una forma encubiertá y luego anunciar un día que tienes tecnología que va a trastocar al mundo”.
Mientras que populares empresas nuevas de Silicon Valley como Uber y Airbnb se han topado con obstáculos regulatorios, como empresa de tecnología médica, Theranos se ha topado con otra cosa: el método científico, que le impone el máximo valor a la verificación por encima de la narrativa.
Holmes dijo afínales de octubre que Theranos divulgaría datos sobre la confiabilidad y precisión de sus exámenes. “Los datos son algo poderoso porque hablan por sí mismos”, dijo en una conferencia en la Cleveland Clinic. “Nunca estuvimos en contra de ello”.
CLARIN