17 Dec Kobe Bryant: cómo construyó una marca el ídolo de los Lakers
Por Daniel García Marco
Kobe Bryant le costó aceptar que ya no será el que fue y que no puede superar la intrascendencia en la que cayeron su juego y su equipo, Los Angeles Lakers, en la NBA. La gente que se preguntaba el domingo por qué el astro decidía dejar el básquetbol a final de la temporada pronto obtuvo la respuesta. Los Lakers perdieron otro partido y Bryant anotó 13 puntos, con apenas cuatro aciertos de 20 lanzamientos.
“He trabajado realmente duro para no jugar como una mierda y estoy haciendo todo lo que puedo”, dijo Bryant, tras el encuentro, cuando explicó un poco más las razones de un adiós largamente anunciado por el declive de un cuerpo golpeado por la exigencia de casi 20 años en la élite.
El ídolo de 37 años, campeón de cinco anillos, de dos oros olímpicos y 17 veces All-Star, empezó a desmoronarse en abril de 2013. Se rompió el tendón de Aquiles y en una noche de amargura volcada en Facebook creyó que era el final. Muchos lo dieron por acabado y eso le sirvió de combustible para demostrar que no tenía límites. Pero los tenía. Se rompió luego la tibia y después se desgarró el hombro. Disputó 41 partidos las últimas dos temporadas.
Y cuando estuvo en la cancha, el aro se le hizo pequeño. Su porcentaje de acierto en la temporada actual es de 30,5, el peor de su carrera, muy lejos del 46,9 de la campaña 2001-02. “Finalmente tuve que aceptar el hecho de que no quiero seguir haciendo esto y estoy bien con ello. Una vez aceptado me quité un peso de encima”, dijo la estrella.
Sobre todo desde 2010, fecha de su último anillo y momento en el que LeBron James se agrandó con su paso a Miami Heat, Bryant dejó de ser el macho alfa de la NBA. Ahora es Stephen Curry el que desafía el reinado de “King” James.
La única buena noticia para Bryant desde abril de 2013 fue que, en diciembre del año pasado, superó a Michael Jordan como el tercer máximo anotador de la historia de la NBA. Nunca lo podrá igualar, sin embargo, en los seis anillos. Jordan siempre fue un modelo y uno de los primeros en conocer su decisión de decir adiós.
Jugar tan poco le ahorró a Bryant, al menos, ser responsable de los peores Lakers de la historia: la temporada pasada, el equipo apenas ganó 21 partidos y sumó 61 derrotas. No parece que vaya a ser mucho mejor la presente campaña.
“No estamos jugando al nivel que un jugador de la edad y la experiencia de Kobe encuentra estimulante. Es como si no hubiera luz al final del túnel”, admitió el domingo el manager general de los Lakers, Mitch Kupchak.
La salida de Bryant parece ser un alivio también para los Lakers. El equipo con más títulos de la NBA se liberará del enorme contrato que le pagaba y del enorme peso que tenía en las decisiones. Ahora buscará empezar definitivamente una reconstrucción con una nueva estrella. La ilusión es Kevin Durant, que queda libre a final de temporada.
Difícilmente el equipo, que suma dos victorias en los 16 primeros partidos, llegue a los playoffs por el título. Eso supone que la gira de despedida que ahora comienza Bryant -quizás el único aliciente para ver a los Lakers- se extenderá hasta abril. Según los medios locales, el precio de las entradas en el mercado secundario para ver a la estrella en retirada aumentó a las pocas horas de conocerse la noticia de la despedida.
Se sucederán los agasajos y las ovaciones para un jugador tan amado por los fans de los Lakers como odiado por los del resto de equipo, sobre todo en Boston. Pero hasta los enemigos lo reconocen hoy. “Siéntate, relájate y disfruta todo lo que hiciste. Te quiero hermano pequeño”, escribió en Twitter Shaquille O’Neal, el que fuera su socio en los tres primeros anillos (de 2000 a 2002) hasta que Bryant, cansado de su supuesta desidia, pidió su partida. Bryant encara ahora una vida en la que mantiene metas altas y en la que busca seguir impactando. “Soy un narrador de historias. Me encanta educar de una manera creativa”, dijo anteanoche.
Ya dio muestras de ello con el documental “Muse” sobre su carrera. Por los videos que le mandaba su abuelo conoció, se enamoró y aprendió a jugar al básquetbol y a adorar a los Lakers. Los astros del aro lo inspiraron. Y a eso aspira él. “La forma de desafiar a los jóvenes, de inspirarlos y de educarlos es a través del entretenimiento”, dijo cuando promocionaba su documental.
Ahora su ídolo ya no es Jordan. Lo es más el diseñador de moda Giorgio Armani, según manifestó. El italiano es el ejemplo de cómo construir una marca global pasados los 40 años.
LA NACION