05 Dec Historia viva detrás de Viena
Por Giorgio Benedetti
En Viena parece que el tiempo no ha surtido efecto. Detenerse un segundo y contemplar el paisaje urbano es como retrotraerse mágicamente al pasado. Sucede eso, por ejemplo, frente a la Catedral de San Esteban, construida hace más de 850 años con sus dos torres de más de 130 metros llamadas Steff y Pummerin. Desde esa altura, las formidables panorámicas de la ciudad surcada por el Río Danubio no tienen comparación, y recién ahí se entiende por qué este mágico emplazamiento fue musa natural del famoso vals de Strauss. Toda esta zona es el sector moderno de la capital austríaca, y tras una caminata por su peatonal, repleta de comercios, cafés y restaurantes, lo mejor es subirse a los tranvías con rumbo al casco antiguo: ese recorrido por algunos de sus 23 barrios constituye una de las experiencias más genuinas del modo de vivir local, que a todas luces deja al descubierto por qué esta ciudad siempre está entre los primeros puestos de los ránkings que miden las ciudades con la mejor calidad de vida. Viena es un sitio con orden, limpieza, seguridad y alta eficiencia de los servicios públicos, así como también una gran variedad de opciones de educación, cultura y entretenimiento.
En la llamada zona antigua, las distancias son cortas, y a cada momento el pasado imperial se manifiesta en su patrimonio arquitectónico. Son imperdibles el edificio barroco Belvedere, antigua casa de vacaciones del príncipe Eugenio de Savoya, Napoleón y la emperatriz Sissi, como también el Palacio Schonbrunn, majestuosa obra de arquitectura de época que fue escenario de un mentado duelo musical entre Mozart y Salieri.
Luego llegarán auténticos placeres que encierran el alma de la ciudad: un crucero en las aguas del Danubio, degustar un clásico café vienés, o pasear por la elegante Ringstrasse, la exclusiva avenida que circunvala el casco antiguo y bordea los edificios de la Opera, el Palacio Imperial, el Museo de Bellas Artes y el Parlamento.
Durante todo el año, turistas y locales extenderán sus paseos a alguno de los parques y jardines que allí abundan en la ciudad como el Volksgarten (significa jardín del pueblo en alemán), donde se encuentra el monumento más famoso de Sissi. A la salida, vale la pena detenerse unos instantes ante el imponente edificio del Parlamento y la Fuente de Atenea.
Pero además, con el tiempo Viena se ha posicionado como destacado centro europeo de convenciones y reuniones empresariales. No sólo sobresale la vanguardista modernidad de algunos complejos recientemente construidos, sino que también es notable la oferta de museos, palacios y grandes residencias con más de un siglo de historia que se han acomodado a los tiempos actuales para sumar tecnología de avanzada, el mayor estándar en servicios de catering, asesoramiento personalizado para la realización de eventos y un estilo capaz de recrear la atmósfera perfecta para los encuentros más exigentes.
Entre calles con perfiles barrocos e inestimables museos, la figura del Austria Center Viena, más conocido como ACV, sobresale como el más importante espacio para los business de esta ciudad. En su vanguardista construcción, el edificio cuenta con 14 ambientes de distintos tamaños, incluyendo un auditorio para 4.200 asistentes. Su capacidad total es de 9.500 personas.
EL CRONISTA