10 Dec Cuatro magnates buscan con su fortuna lograr la “inmortalidad”
Por Marcelo Bellucci
Como entidades que evolucionan en forma permanente, muchos científicos se preguntan si existe un límite para el desarrollo mental y biológico del ser humano. Esta pregunta sin respuesta seduce la imaginación y los billetes de un grupo de filántropos multimillonarios que, a través de generosas donaciones, pretenden hallar una puerta para escapar de la muerte.
En esta batalla por alcanzar, como lo definía Borges “la simultánea y lúcida posesión de todos los instantes del tiempo”, postula a Bill Maris, presidente de Google Ventures; el magnate ruso Dmitry Itskov; Peter Thiel, el multimillonario cofundador de PayPal y el primer inversor que tuvo Facebook y Larry Ellison, hasta hace poco, CEO de Oracle; como los principales candidatos a abrazar la eternidad.
Estos empresarios tecnológicos orientan parte de sus fortunas a investigaciones que consigan reconstruir y reprogramar los órganos vitales o la secuencia del ADN, para abolir la tiranía de la muerte.
Dentro del ambiente cibernético, a Bill Maris se lo conoce como un apasionado de la biotecnología molecular y de los secretos que guarda el ADN. Por eso no asombra a nadie que este hombre que maneja el fondo de capital de riesgo de Google, haya destinado este año 425 millones de dólares en proyectos cuya finalidad es conseguir algo parecido a la inmortalidad.
Tampoco llamó la atención que esta firma, que opera de manera independiente, haya incrementado seis veces su presupuesto –pasó del 6% en 2013 al 36% actual– a emprendimientos en biotecnología y salud. El propio Maris, licenciado en neurociencias, sostiene que la inmortalidad puede ser una realidad muy próxima “si me preguntan hoy si es posible vivir 500 años. La respuesta es sí”.
Una de las apuestas más personales de Maris fue la startup de investigación médica Calico, cuyo principal objetivo es la investigación genética para tratar de extender la vida humana. En 2013 esta adquisición le valió una tapa de la revista Time que tituló: ¿Puede Google solucionar la muerte? En estos días, trascendió un acuerdo de Calico con Ancestry.com para emplear los datos de ADN de sus usuarios para identificar patrones genéticos en aquellos que hayan tenido existencias longevas.
Uno de los amigos más fieles de Maris es nada menos que Ray Kurzweil, director de ingeniería de Google, padrino de la Singularity University y el faro que ilumina a todos estos filántropos. Una de sus predicciones más añoradas sostiene que para 2030, millones de robots microscópicos llamados nanobots recorrerán nuestros cuerpos reforzando el sistema inmunológico y limpiando nuestro interior a nivel molecular.
El potentado ruso de Internet Dmitry Itskov apuesta todos los ceros de su cuenta bancaria a la iniciativa 2045 (http://2045.com), acaso la inversión en perpetuidad más ambiciosa jamás respaldada por un magnate. Como ocurría en la película Transcendence (2014) su meta es crear robots que puedan reemplazar a los cuerpos humanos y almacenar su conciencia en cerebros artificiales. Según sus cálculos, en el año 2025 se conseguirá transferir el cerebro de una persona ya muerta a estos avatares.
Y lo más interesante es que está convencido de que “es posible y necesario eliminar el envejecimiento o incluso la muerte”, así como “superar los límites establecidos actualmente por las restricciones del cuerpo físico”.
Por el mismo andarivel se desplaza Larry Ellison, quinta fortuna mundial con 46.000 millones de dólares, fundador de Oracle. Ha creado una fundación que dedica más de 40 millones de dólares al año a entender las enfermedades relacionadas con la edad y a financiar proyectos de investigación encaminados a revertir el proceso de envejecimiento.
De este club exclusivo participa también Peter Thiel, quien donó parte de sus ahorros a la Fundación Methuselah, encaminada a desarrollar fármacos que curen siete tipos de daños relacionados con el paso del tiempo.
CLARIN