El camino engañoso para derrotar a ISIS

El camino engañoso para derrotar a ISIS

Por Ferdinando Giugliano Sam Fleming y Claire Jones
El horror provocado por la carnicería yihadista en París hizo a Europa comprender que la lucha contra ISIS nunca se limitará a los campos de batalla de Siria e Irak, mientras se sellan con sangre las fallas de la política occidental y ahora la intervención de Rusia.
“El impacto de la guerra se infiltra en todas nuestras naciones”, afirmó John Kerry, el secretario de Estado de los Estados Unidos, en una cumbre de diplomáticos celebrada Viena en la que se analizó una transición para salir salida del conflicto sirio. “Es hora de poner fin al derramamiento de sangre en Siria”.
Sergei Lavrov, su par ruso, agregó que sentía que había llegado el momento de “una coalición internacional eficaz” para luchar contra ISIS. Tal como están las cosas, esto parece prematuro.
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Después de más de cuatro años y medio de una guerra siria que ha cobrado unas 300.000 vidas y desplazado a la mitad de la población, y un año y medio después de que ISIS declarase su califato transfronterizo en Siria e Irak, la respuesta internacional a esta amenaza yihadista global es muy inferior a la suma de sus varias células en movimiento.
En el mejor de los casos, podría decirse que hasta ahora se estaba conteniendo mayormente a ISIS dentro de su territorio principal en el norte y este de Siria y el norte y oeste de Irak. El salvajismo totalitario de estos supremacistas suníes, además, reflejó que cuando intentan irrumpir en áreas kurdas o chiítas cercanas, en general, son repelidos.
Estos reveses quizás expliquen en parte el aluvión de atentados reivindicados por ISIS más allá de sus fronteras, desde el avión ruso aparentemente derribado en el desierto del Sinaí por una bomba el 31 de octubre, dejando un saldo de 224 víctimas a bordo, hasta los atentados suicidas del jueves pasado en Beirut, donde fallecieron 43 personas en un bastión de Hezbollah en los suburbios del sur chiíta. Y ahora, aún más lejos, la matanza en París, que hasta ayer se cobró 132 vidas.
En París, los yihadistas dejaron en claro que estaban tomando represalias por la intervención de Francia en Siria e Irak. Se escuchó a uno de los asesinos de los (hasta ahora) 89 fanáticos de rock que perdieron la vida en el teatro Bataclan decir que esto era una muestra de lo que los sirios e iraquíes soportaban a diario. Al asumir su responsabilidad de la masacre, ISIS advirtió que “el olor a muerte no se irá de sus narices mientras participen en la campaña cruzada”.
La venganza también explica en parte los bombardeos en Beirut y el Sinaí. La intervención decisiva en Siria de 2013, por parte de paramilitares libaneses chiítas de Hezbollah apoyados por Irán, es una de las razones por las que Bashar al-Assad se mantiene en el poder, si bien como presidente de lo que queda del Estado. Rusia, el principal aliado del régimen de Assad además de Irán, irrumpieron en la región en septiembre. Principalmente, apuntó a rebeldes no militantes de ISIS que amenazan a los seguidores de Assad.
Pero ISIS se presenta a sí mismo como la única espada suní eficaz contra el eje chiíta apoyado por Irán que se está extendiendo desde Bagdad hasta Beirut y el Golfo. El presidente Vladimir Putin, colocándose al frente de este eje, puso a Rusia en la línea de fuego de ISIS, aun cuando su preocupación central era derrotar a las fuerzas rebeldes luchando tanto contra el régimen como el califato.
Francia, por su parte, ha sido el aliado más constante en la guerra aérea de Estados Unidos contra ISIS: bombardeó a yihadistas tanto en Irak como Siria, mientras que otros supuestos partidarios fieles de esta coalición, de Turquía a Canadá, o Jordania a Arabia Saudita, se apartaron.

Expansión del arsenal
Pero los atentados del viernes en París representar una nueva arma mortal del arsenal de ISIS. A diferencia, por ejemplo, del cuasi incidente de agosto, cuando un francotirador solitario fue reducido en un tren en el norte de Francia, o incluso la matanza de enero en el diario Charlie Hebdo y un supermercado kosher de París, este atentando estuvo muy bien coordinado. Se parece más a los atentados terroristas de Bombay de noviembre de 2008 por parte del grupo pakistaní Lashkar e-Taiba, donde murieron 174 personas.
La decisión de ISIS de actuar ahora debe tener una lógica táctica. Se especula que estaba tomando represalias luego del ataque aéreo de Estados Unidos de la semana pasada a Raqqa -el bastión de los yihadistas en Siria-, donde murieron cuatro líderes, incluyendo a Mohammed Emwazi, el infame ciudadano británico nacido en Kuwait conocido bajo el apodo de “yihadista John”.
Lo más probable, según algunos analistas árabes y occidentales, es que ISIS esté actuando en forma preventiva ante señales de que Estados Unidos está preparando una ofensiva contra Raqqa, y que sus fuerzas aéreas planean apoyar principalmente a los militares kurdos sirios en tierra. El mes pasado, el Pentágono confirmó lanzamientos aéreos de 50 toneladas de municiones a los kurdos -reinventados como una coalición árabe siria con el agregado de soldados de tribus árabes y militares cristianos asirios-, así como la llegada a la base aérea Incirlik de Turquía de US A10 Warthogs, aviones de apoyo terrestre con una potencia feroz en el campo de batalla. Si bien la incursión en Raqqa no comenzó aún, un ataque a Sinjar por parte de fuerzas peshmerga kurdas iraquíes apoyadas por aviones de guerra de Estados Unidos ya cortaron las líneas de suministro entre Raqqa y Mosul, la ciudad iraquí que ISIS invadió en 2014.
Sin embargo, es una paradoja del modus operandi de ISIS interpretar su ataque violento a París como una distracción y -a la vez- una provocación destinada a atraer más “cruzados” a su guarida del Levante; para intensificar la guerra, puertas adentro y afuera, pero en sus propios términos. Esta táctica no es nueva.
Los atentados de Al-Qaeda a Nueva York y Washington del 11 de septiembre de 2001 tuvieron una lógica similar, expresada por Osama bin Laden. La idea es una especie de versión yihadista de la tercera ley del movimiento de Newton: cada acción provoca una reacción. Ayman al-Zawahiri, el sucesor de bin Laden como líder de al-Qaeda, no reconoce a los miembros de ISIS como extremistas. Pero la nueva vanguardia yihadista usa esa misma dialéctica para provocar no solo una reacción, sino, idealmente, una reacción desmesurada que ayude a sumar reclutas a sus banderas negras.
Según su análisis, esto funcionó cuando el expresidente de Estados Unidos George W Bush respondió al ataque de al-Qaeda invadiendo Irak y derrocando la tiranía suní minorista de Saddam Hussein. La ocupación liderada por Estados Unidos y el gobierno con mayoría de chiítas que sucedió a Saddam se convirtieron en sargentos de reclutamiento de yihadistas, y engendraron al precursor de ISIS, que se fundió con la estructura de poder residual del expartido gobernante Baas.

Fuentes de reclutamiento
Aunque la gran mayoría de los musulmanes suníes sean hostiles a ISIS, los yihadistas todavía tienen dos grandes reservas de posibles reclutas: los refugiados desesperados en las fronteras de Siria y los musulmanes insatisfechos de Europa. El actual enfoque de ataques aéreos de la coalición liderada por Estados Unidos o el eje liderado por Rusia no parece contribuir demasiado a afrontar cualquiera de los problemas.
Además de los millones de refugiados en el Líbano, Jordania y Turquía, hay unos 7 a 8 millones de personas desplazadas dentro de Siria que se están quedando sin lugar a donde ir, especialmente ahora que los bombardeos rusos están eliminando el punto intermedio restante entre el régimen de Assad e ISIS. La desesperación y el sentirse traicionados podría acercar a varios de ellos a ISIS. Pero ese no es el único ejército de reserva posible de los yihadistas.
Francia es la fuente más grande de voluntarios europeos de ISIS: casi 600, estiman agentes de seguridad europeos y árabes con cautela, casi de la mitad de los cuales habrían vuelto a casa. La legión yihadista extranjera cumple distintas funciones. Frecuentemente radicalizado por Internet, está el lobo solitario local que ataca objetivos oportunistas. En Siria, Irak y el Líbano, ISIS ha utilizado varias veces terroristas suicidas extranjeros como punta de lanza para abrirse camino. Y ahora están los ataques suicidas en capitales extranjeras como en el caso de Bombay y París.
Esto surge de un proceso de alienación cultural entre hijos y nietos de algunos inmigrantes musulmanes, separados de su cultura de origen, pero no integrados en su país receptor. Ni Francia, con su insistencia jacobina que todos son plenamente integrados como ciudadanos franceses, ni Gran Bretaña, con su enfoque de dejar hacer en virtud del cual algunas comunidades de inmigrantes viven vidas paralelas, ha dado con una fórmula de integración exitosa. Esto hace a una pequeña minoría de musulmanes alienados presa de ideólogos yihadistas expertos en convertir a personas que ven extranjeros por todos lados en fanáticos cuya única identidad es la religión.
Los yihadistas afirman que el islam está tanto en riesgo como resurgiendo, en cualquier parte bajo el ataque de infieles, pero nunca mejor preparado que bajo el nuevo califato para contraatacar con éxito. Mientras al-Qaeda especulaba con la desesperación y la añoranza por la gloria del pasado, ISIS está creando la mística de una fuerza suní adamantina que puede enfrentar tanto a Occidente como a los idólatras del chiismo, considerados una alianza diabólica después de que potencias internacional encabezadas por Estados Unidos llegaron al acuerdo nuclear con el Irán chiíta este verano.
La propaganda milenaria de ISIS trasciende la geografía y el tiempo, hace hincapié en la llegada del mesías (el Mahdi), el triunfo mundial del islam y el fin de los tiempos, todo ello precedido por presagios como la destrucción de Siria como parte de una tradición apocalíptica. La idea de cielos sirios llenos de aviones de guerra encaja en esta descripción como un guante.

Tarea difícil en Viena
Los diplomáticos que se reunieron en Viena, en conclusión, tuvieron mucho terreno que abarcar, aun cuando Kerry y Lavrov parecen ver los atentados de París como un posible catalizador de unidad.
Las negociaciones de Viena hicieron avances retóricos para procurar proteger a los civiles en Siria, principalmente de las bombas de barril del régimen Assad que los llevan a ISIS o del otro lado de la frontera. La Unión Europea también está contribuyendo más fondos para ayudar a brindar alojamiento y asistencia médica a los refugiados de países vecinos, y educación a quienes de otro modo se transformarán en una generación perdida. Todos coinciden en que ISIS es la clara amenaza actual, pero no todos actúan en consecuencia. Rusia sigue apuntando a los rebeldes no militantes de ISIS apoyados por Estados Unidos, Turquía, Arabia Saudita y Qatar. Turquía, miembro de la OTAN y candidato para acceder a la UE con un gobierno neo-islamista, no teme tanto a ISIS como a la posibilidad de que el apoyo de Estados Unidos y la UE a los kurdos de Siria e Irak lleve a los intranquilos kurdos turcos a dividir Turquía.
La reciente inclusión de Irán hace creer a algunos negociadores que estas charlas tienen el potencial que se negó a previos esfuerzos diplomáticos. De todos modos, hasta ahora no hay señales de distensión entre el Irán chiíta y Arabia Saudita, la principal potencia árabe suní, que pueda llevar a un acuerdo con Siria y al fin de las guerras sectarias por el poder que están dividiendo la región. Las incursiones de Irán en países árabes como Irak, aceleradas luego de la invasión de Estados Unidos, profundizaron el perfil absolutista de las doctrinas wahabistas de Riad y la antipatía por el chiismo. Esto es algo que Riad tiene en común con ISIS, y diplomáticos occidentales afirman que funcionarios saudíes que asistieron al encuentro de Viena hicieron un llamamiento a una repetición en Siria de la lucha yihadista de la década de 1980 contra la ex-Unión Soviética en Afganistán.
Sin embargo, Viena parece ser la mejor esperanza de que actores externos ahora motivados por intereses propios y los vaivenes en Siria, después de los atentados de País, lleguen a la conclusión de que hay demasiado en juego como para no llegar a un acuerdo. El acuerdo requeriría cierto consenso sobre el futuro del clan Assad, que Rusia e Irán consideran los gobernantes legítimos y Estados Unidos, Francia y el Reino Unido todavía consideran, aunque ya menos convencidos, un gran causante del yihadismo suní.
Según un funcionario turco, la clave es aprender de Irak -donde la ocupación desmanteló el estado baasista- y preservar instituciones sirias como el ejército y las fuerzas rebeldes principales, que juntos podrían arremeter contra ISIS.
“Separamos la familia Assad del Estado”, dijo el funcionario. “Tenemos una lista de 30 a 40 personas dentro de este régimen que no quieren mancharse las manos con sangre, y pueden ser parte del futuro de Siria”.
El futuro de Siria, según lo demostraron los atentados en París, también se desarrolla en Europa.
EL CRONISTA