Charli XCX: “Solo quiero hacer mi música”

Charli XCX: “Solo quiero hacer mi música”

“Me acabo de bajar del escenario, vengo de hacer un show con Katy Perry”, contesta al teléfono, de la forma más natural y tranquila, Charlotte Aitchison. Es que, para esta londinense de 22 años, lejos quedaron sus días de quinceañera en donde su madre la llevaba a las raves para que muestre su música en escenarios, vestida lo más llamativa posible, con colores fluorescentes, pelucas rubias y calzas de leopardo. Ahora ella es Charli XCX, la artista teen pop británica más codiciada del momento. Su tercer disco, SUCKER (2014), está en el top 20 de los ranking más populares. Es la autora de I Love It, la canción que hizo famoso al dúo Icona Pop y co-autora de Fancy, el tema que canta con Iggy Azalea mientras recorre el mundo como telonera de Katy Perry, Coldplay, Paramore y varios más.
Charli XCX (nombre elegido por su nick en el entonces MSN, que era una adaptación del término XOXO) es también la nueva chica rebelde: sale de fiesta, se emborracha, sube fotos durante la noche y no se avergüenza de nada. Parece no tenerle miedo a los temas tabú y canta sobre el sexo y la masturbación femenina en su canción Body of my own: “No te necesito, mi tacto es mejor/ estoy mucho más caliente”.
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Es una ferviente promotora del feminismo y el girl power -en su banda sólo tocan mujeres, vestidas de porristas pero con la palabra sucker (nombre del disco: imbécil) estampada en el pecho-. Con caras alocadas y poses divertidas se muestra como una descontracturada, desmaquillada y natural chica común que justo llegó a la fama pero sólo busca divertirse.
Y así, con resaca pero contenta, parece querer decir “quiéranme como soy”, mientras se pregunta “¿por qué hay que ser agradable para tener éxito?”. “No me importa la gente a la que no le gusta mi música ni los que me critican”, se contesta Charli en un tono desinteresado y en una pose que termina de definir diciendo “yo hice algo que a mí me gustaba”.
En este intento de ser la rebelde con causa del momento, critica hasta su lugar en el ambiente. “Realmente no me siento famosa, soy una artista y no una celebrity. Sólo quiero hacer mi música y que sea verdadera”.
–Cuando se lanzó SUCKER (2014), dijiste que reflejaba tu visión cínica del ambiente musical. ¿Qué le modificarías?
– Cambiaría la naturaleza sexista de la industria. Por ejemplo, cuando la gente te pone en cuestión si vos sos la que escribe tus propias canciones, si vos haces los shows o tocás tus propios instrumentos. ¿Por qué no podría hacerlo? Eso me parece estúpido y molesto.
Pero bajo esta pose de chica mala y rebelde, se esconde la razón de su fama, su talento como compositora. Al escribir sus letras logra captar muy bien lo que se busca como canción pop: ese éxito comercial pegadizo que rompe fronteras y cantan hasta los que no entienden la letra. Temas como Boom Clap, Break The Rules o Doing It lo demuestran, y según cuenta, su proceso de escritura es muy espontáneo. Cuando le viene algo a la cabeza, en el estacionamiento, en la calle o en un estudio, lo escribe, lo canta y ¡pum! se graba.
Es una niña prodigio que desde los 14 años compone, cuando le pidió a sus padres que la ayuden a pagar un estudio para poder grabar su primer disco, que permanece inédito. A los pocos años, fue fichada por un representante pero parecía que el salto a la fama nunca llegaría. “Yo pensaba que firmabas con una discográfica, hacías el disco y te convertías en Britney Spears”. Pero su realidad fue distinta. Siguió intentando y llegó a escribir I Love It, un tema que decidió vender porque no le parecía su estilo. Así fue como llegó a las manos del dúo sueco Icona Pop que lo sacaron al mercado y lograron hacerlo sonar hasta en los lugares más remotos del planeta. Charli sólo vio las regalías –que al margen, le permitieron comprar una casa y decorarla al mejor estilo palacio porno- pero el reconocimiento que recibió no fue suficiente para ponerla en el foco de atención y terminó peleada con la productora del sencillo. “No me arrepiento de haber vendido la letra pero no me gustó como me trataron durante el proceso. Fui alguien fundamental en el éxito de la canción y después me alejaron porque nadie quería que me lleve el crédito del tema”.
Su nombre empezó a escucharse en los estudios de grabación y en 2013 pudo sacar su disco.
True Romance (2013) fue un fracaso pero parece que el talento se notó y pudo tener una segunda chance.
Durante este proceso, se dio a conocer que tiene la cualidad neurológica de ver las notas musicales en colores, o en una palabra: sinestesia. Como Kanye West o Pharrell Williams, puede visualizar el sonido y dice que prefiere el negro, rosa, violeta o rojo. Pero en cuanto al contenido de la música se trata, se considera fanática de la cultura de los 90 y el J-Pop. “Al principio me encantaban las Spice Girls y Britney. Pero cuando fui creciendo y empecé a componer, me metí mucho en la electrónica francesa como por ejemplo, los artistas de Ed Banger Records, Uffie y Justice. Quería captar ese sonido tan especial. Trate y fallé pero creo que eso fue lo que me puso en el camino de hacer mi propia música”.
–¿Para tu último disco también utilizaste estas influencias?
–La inspiración para hacer SUCKER (2014) vino más de los ‘60. Escuchaba Yé-yé pop, Brigitte Bardot, France Gall, Francoise Hardy y eso me fue llevando a Ramones, Bow Wow Wow y ese estilo. Esta vez quería de verdad hacer un álbum de pop salvaje que tenga mucha guitarra.
–¿Vas a venir a tocar a la Argentina?
–Me encantaría, espero poder estar por ahí pronto.
LA NACION

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