León Najnudel, la pasión hecha película,el homenaje

León Najnudel, la pasión hecha película,el homenaje

Por Juan Manuel Trenado
La Liga Nacional y Leon Najnudel Tienen las mismas iniciales y la misma cantidad de letras. Una rareza como ésa tiene bastante de casualidad y mucho más de justicia histórica.
Hernán Montenegro contó alguna vez una anécdota ocurrida en Zaragoza, en 1984. Él recién llegaba a CAI, donde el entrenador argentino venía de ganar la Copa del Rey. “Un mediodía fuimos al club y le arrimaron a León un telegrama en el que desde la Argentina le confirmaban que se iba a crear la Liga Nacional. Me quedó grabado porque para él fue como ver nacer a un hijo. Fue la única vez que lo vi llorar. León había salido campeón de la Copa del Rey, hecho histórico para el básquet español de aquel momento, y no se emocionó. «Se podría haber perdido, también», me dijo. León tenía esas cosas… Ahí me di cuenta de la importancia que la Liga tenía para él y el motivo por el que había luchado tanto para que se hiciera. A tal punto que rescindió su contrato con Zaragoza y volvió enseguida”, contó El Loco bahiense.
En abril se presentó “León, reflejos de una pasión”, un documental de José Glusman. La fecha, el 22 de abril, fue un homenaje a 17 años de su muerte, a cuatro días del cumpleaños Nº 30 de la Liga Nacional. Y el lugar donde se realizó el lanzamiento fue el estadio Héctor Etchart, de Ferro, su casa durante tantos años.
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Hubo unas 700 personas, entre invitados y espectadores. Pero más que la cantidad, importó lo simbólico: en ese histórico escenario de la Liga estuvo ayer un mosaico del básquetbol argentino, incluso protagonistas que mantienen enfrentamientos entre sí, porque nadie quiso dejar de estar en la exaltación a un prócer de este deporte en el país, que unió a todos en una competencia que se avizoraba imposible en su tiempo.
Una pantalla sobre una tribuna, por debajo de la foto enorme de León que siempre preside el Etchart, mostró esa película que ahí mismo miraron Sergio Hernández, Julio Lamas, Juan Espil, Chuni Merlo, Federico Susbielles, Fabián Borro, Selem Safar, Marcos Delia y otros. Todos reunidos para hacer honor a Najnudel, un tipo sanguíneo que se grababa en la mente y la piel de la gente de básquetbol que lo conocía. Por sus ideas adelantadas, pero más aun por su obstinación para concretarlas.
Para entender la dimensión de su obra hay que saber que en esa época apenas dos o tres entrenadores podían vivir del básquetbol y la mayoría de los jugadores se desempeñába de manera amateur. Por supuesto que el nacimiento de la Liga tuvo aportes valiosos como los de otro director técnico, Horacio Seguí, y el periodista Osvaldo Orcasitas, decisivo en sus giras por el país para explicar el formato de competencia y convencer a jugadores, entrenadores y dirigentes de la importancia del proyecto. Pero la Liga es la creación de León. Tuvo detractores, que presagiaban que un torneo profesional nacional iba a destruir económicamente a los clubes. Terminó convenciendo a todos. Los clubes que en los comienzos se negaron a formar parte del torneo, pocos años después hicieron todo lo posible por ingresar.
“Los hijos de la Liga”, fue el título la nota de Orcasitas en la revista oficial del Premundial Neuquén 2001, antes del primer título de la Generación Dorada. Hoy nadie tiene dudas cuando se dice que una parte importante de la conquista del oro olímpico en Atenas 2004 tiene su origen allí. Esos campeones son la primera generación de chicos que crecieron viendo y añorando llegar a la Liga Nacional.
Se formaron con los duelos entre Ferro y Atenas, las locuras de Montenegro en Bahía Blanca y cientos de historias. Decenas de ciudades que se sentían olvidadas por el país empezaron a tener valoración gracias al torneo de León.
Eran tiempos de poca televisión y sin distracciones globales. La gente desbordaba las canchas para ver a los mejores. Especialmente en el interior. Hoy la Liga está en una crisis de identidad, ensayando cambios con buenas intenciones para reconstruirse y captar un mayor interés. También hay detractores. Tal vez necesite rescatar el espíritu de León, que es lo mismo que decir “Liga”.
LA NACION