John Lennon: El mundo necesita un soñador

John Lennon: El mundo necesita un soñador

Por Eduardo Barone
A fines de 1940 el bombardeo alemán se intensificaba sobre Gran Bretaña, y la Batalla de Inglaterra desataba un verdadero infierno en plena Segunda Guerra. Julia Stanley sabía perfectamente que el sonido de aquellas bombas, cayendo como una lluvia de muerte y fuego desde el cielo, no eran la mejor canción de cuna para arrullar a un recién nacido.
Pero esa era su realidad aquel 9 de octubre en el Hospital Materno de Liverpool. John Winston Lennon nació en medio de un bombardeo apocalíptico. Lo que se dice un presagio. Pues 31 años más tarde el propio Lennon caía sobre la ciudad de Nueva York (y también sobre el resto del planeta) convertido en una potente bomba humana hecha de canciones de protesta, creatividad, talento, arrogancia y activismo político por partes iguales. Aquel chico, de padre ausente y criado por su tía Mimí, aquel héroe de la clase trabajadora, ese Beatle de humor ácido que irritaba hasta a sus propios compañeros tenía ya forjado un destino ineludible: incomodar a la sociedad establecida, y despertar conciencias.
“Para el último tema me gustaría pedir su ayuda. La gente de los asientos más baratos puede aplaudir. Y el resto de ustedes bastará con que hagan sonar sus joyas”. Espetarle esto en la cara a la mismísima Reina de Inglaterra, en una gala real, podía haberle costado la cabeza a cualquiera. No a Lennon. Para Paul, George y Ringo, The Beatles era una banda de música pop y rock. Para John, en cambio, era un laboratorio ideal donde desarrollar su perfil irresistible de magnetismo seductor y críticas al sistema. Un caldo de cultivo perfecto para su filosofía de vida, siempre al borde del abismo.
“Mi familia eran todas mujeres, cinco hermanas hermosas. Una de ellas era mi madre, que no sabía muy bien qué hacer conmigo, así que terminé viviendo en la casa de mi tía. Y por otro lado los hombres eran invisibles. Podría decirse que tuve una primera educación feminista”.
Tanto fue así que en 1972 Lennon compuso y grabó un desagravio, titulado ominosamente La mujer es el esclavo del mundo. El real y verdadero John Lennon florece como un personaje incontrolable y controvertido a partir de su permanencia en Nueva York: “una ciudad que me encanta, porque tiene toda la diversidad del mundo”.
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Con los famosos “bed in”, donde utilizó hasta su propia luna de miel para protestar contra Vietnam (en el segundo de ellos grabó otro gran himno titulado Dale una oportunidad a la paz), las marchas que incluían grandes carteles en las principales ciudades del mundo, con la frase “La guerra se termina si vos lo deseás”, y cuyas facturas por gastos John le pasaba al presidente Nixon, en un brote de sarcasmo libriano admirable, su apoyo a los Panteras Negras, las declaraciones altisonantes, y por supuesto… Imagine. Todo eso y mucho más fue John Lennon. Dentro de varios siglos, la figura de John será estudiada junto a la de los más grandes filósofos, pensadores y pacifistas de la humanidad.
Pero la gran pregunta es si Lennon se hubiera mantenido hoy como aquel personaje mordaz e irreverente, inconformista y luchador que tan bien se las componía para azuzar los usos y costumbres de su época. ¿Hubiese sido tan eficaz ahora como entonces? Difícil saberlo. El mundo ha cambiado drásticamente desde su asesinato en 1980. El fin de las ideologías, las guerras continuas, la multiplicación de nuevas religiones y falsos profetas, el ocaso de la música como la conocimos en las últimas décadas del siglo pasado, la aparición de Internet y las tecnologías. Y sobre todo la exasperante falta de asombro y capacidad de reacción del hombre actual arrojan cierto manto de duda sobre la cuestión. O quizás haya que ir en el sentido contrario, y pensar que lo que el mundo necesita hoy, más que nunca, es un gran soñador. Alguien que nos haga creer que no existe el Paraíso o el Infierno, sólo el Cielo sobre nosotros. Y nada por lo que matar o morir…
CLARIN

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