Joel Horowitz: “Es apasionante tratar de entender al peronismo, sigue siendo un misterio”

Joel Horowitz: “Es apasionante tratar de entender al peronismo, sigue siendo un misterio”

Por Ricardo Cárpena
Da cierto pudor confesarle a Joel Horowitz que a muchísimos argentinos les pasa lo mismo. Señala, con firmeza, que “es apasionante tratar de entender al peronismo, sigue siendo un misterio”. Este historiador norteamericano, discípulo de Tulio Halperín Donghi, se convirtió casi en un especialista en ese enigma político argentino luego de haber vivido en nuestro país entre 1974 y 1976, becado por la Universidad de California, para la investigación que dio lugar a su libro “Los sindicatos, el Estado y el surgimiento de Perón 1930/1946”, algo que le permitió apasionarse por el poder del sindicalismo, otro misterio tan criollo como el dulce de leche. Horowitz acaba de lanzar libro, “El radicalismo y la movilización popular (1916-1930)”, editado por Edhasa, en el que desmenuza la relación entre el movimiento obrero y los gobiernos de Hipólito Yrigoyen y de Marcelo Torcuato de Alvear.
“No sólo los dirigentes gremiales no reconocen la influencia de los radicales en el modelo sindical -dice-. En parte es porque los peronistas creen que ellos son algo diferente. Perón siempre afirmó haber recogido las banderas de Yrigoyen que los radicales habían abandonado. Estos habían comprendido el papel de los sindicatos como un puente hacia los trabajadores. Perón llevó esas tácticas mucho más lejos que Yrigoyen. Y creía en la eficacia de insertar al sindicalismo en las estructuras estatales. Así, sólo con Perón la clase obrera se incorporó plenamente a la sociedad.”
¿Por qué el sindicalismo argentino no ha cambiado ni se ha modernizado? ¿Hay responsabilidad de los gobiernos y de los empresarios en esa falta de transformaciones?
JH
Sin duda, las características del movimiento obrero siempre tuvieron mucho que ver con las ideas de los gobiernos y de los empresarios. Desde el primer peronismo, los sindicatos tuvieron poder para ocasionar muchísimos problemas, y las grandes mayorías prefirieron los viejos sistemas de relaciones con los sindicatos en vez de tratar de cambiarlos y entrar en un callejón sin salida.
Sin la UCR en el centro de la escena, hoy es Mauricio Macri el que mantiene mejores relaciones con el gremialismo fuera del PJ. ¿Los sindicatos pueden volcarse a un líder no peronista?
Dependerá primero de si Macri puede ofrecerles cosas a los sindicatos para tener buenas relaciones. Casi tan importante será la actitud de los trabajadores, saber si su lealtad será mayor hacia su sindicato o hacia el peronismo, un movimiento único en el mundo porque después de siete décadas y muchos cambios de ideología todavía tiene una vinculación muy fuerte con un sector grande de la población. Más que con las ideas, tiene más que ver con la cultura política argentina y también con la historia triste del período 1955-1983. Está vinculado, además, con un estilo retórico que comenzó con los radicales de la época de Yrigoyen, que creían que solamente ellos entendían el país y que la oposición no tenía ninguna legitimidad. La política fue siempre un mundo de amigos o enemigos. No hay mucho lugar para arreglos. Uno es peronista o “gorila”.
Daniel Scioli se convirtió en el candidato que reunió más apoyos de los sindicalistas, en gran medida gracias a la promesa de restituirles su poder. ¿Terminará como Cristina Kirchner, que los trata con indiferencia? ¿Las concesiones no terminarán condicionando su eventual gobierno?
No sé qué va a hacer él, pero si sigue la línea tradicional de los presidentes, en algún momento buscará romper con Cristina. No sé si lo va a hacer. Una de las maneras de hacerlo justamente es estar más cerca de los sindicatos. Históricamente, no sólo en la Argentina sino en toda América latina, los presidentes quieren construir su propio poder y tratan de quebrar con el pasado. Por otra parte, desde el gobierno de Yrigoyen hasta el presente, muchos jefes sindicales quisieron estar cerca del poder, pero necesitan recibir algo. Y si no lo reciben, buscarán autonomía para conseguir mejores salarios y otras reivindicaciones. Eso también le puede pasar a Scioli.
Usted dijo hace algunos años en una entrevista que “los sindicatos tienen hoy cada vez menos esa capacidad de torcerle el brazo a un gobierno”. ¿Sigue siendo así? ¿Por qué?
Los sindicatos tienen menos poder que entre 1945 y 1976, pero más que en la época de Menem. Después de 1955 y el derrocamiento de Perón, los sindicatos funcionaban como el partido peronista y la Argentina era un país más industrializado. Después de los años de liberalismo, la Argentina fue una nación menos industrializada y hubo menos espacio para sindicatos poderosos. En casi ningún país los sindicatos tienen tanto poder como antes. Además, el peronismo ahora es un movimiento mucho más complejo. Tiene apoyos como las redes clientelares, los piqueteros y un gran grupo de la clase media, por lo que no necesita de los sindicatos tanto como antes. Los sindicatos tienen menos poder que hace 40 años. Ya no son la columna vertebral de peronismo.
CLARIN