Hillary salió airosa del primer debate y mostró que puede ser presidenta

Hillary salió airosa del primer debate y mostró que puede ser presidenta

Por Paula Lugones
En el primer debate presidencial de los precandidatos demócratas, Hillary Clinton demostró con solvencia que puede calzarse el traje de presidente de Estados Unidos y, además, pudo sortear con alivio el tema que más le preocupaba: el escándalo que se armó por el uso de un servidor privado para sus mails oficiales cuando era secretaria de Estado. Aunque Hillary fue clara ganadora y ratificó su liderazgo, su más serio rival en la interna, el senador Bernie Sanders, tuvo también un electrizante desempeño que alegra a sus seguidores, pero difícilmente sume más adeptos.
En el auditorio de un hotel en Las Vegas se presentaron 5 candidatos, pero sólo Hillary (que va primera en las encuestas) y Sanders (que marcha segundo y viene en ascenso) fueron protagonistas. Uno de los momentos en los que los dos favoritos se sacaron chispas fue cuando se trenzaron sobre socialismo y capitalismo. El senador por Vermont estuvo en el centro de la escena estos últimos días al decir que era un “demócrata socialista”, una palabra que causa escozor en la mayoría de los estadounidenses, algo incluso que registran los sondeos. Cuando le preguntaron si un socialista podía ganar las elecciones en Estados Unidos, él señaló que no era “capitalista de casino” y que su modelo era Dinamarca o Noruega, donde los trabajadores son protagonistas.

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Rápida de reflejos, Hillary disparó: “A todos nos gusta Dinamarca, pero no somos Dinamarca, somos Estados Unidos”. “Cuando pienso en capitalismo pienso en todos los negocios para la clase media que hemos generado”. Sanders replicó: “Todos sabemos que somos un gran país de emprendedores pero no significa que todos los ingresos deban ir al 1% de los más ricos”. Cuando se le preguntó a la ex primera dama que definiera si era “progresista o moderada”, ella dijo “progresista”, pero a la vez pragmática.
Con incisivas preguntas del moderador Anderson Cooper, de CNN, la desigualdad y la clase media empobrecida fueron los temas que dominaron el debate, en el que también se habló de los excesos de Wall Street, de armas, de los problemas raciales, de medio ambiente, de los inmigrantes, de Siria y Rusia, entre otros.
Una de las cuestiones más ríspidas para la primera dama era cómo iba a encarar el escándalo que se desató porque utilizó su mail privado en lugar del oficial cuando era secretaria de Estado y por eso está siendo investigada por el FBI y un comité del Congreso. Preguntada sobre el tema, Hillary acusó al comité de ser partidista y querer perjudicarla. “No quiero hablar sobre mis mails, quiero hablar sobre lo que interesa a los estadounidenses”, dijo.
Pero de pronto le surgió un aliado inesperado y Sanders dijo con gran énfasis: “¡A los estadounidenses no les interesan tus malditos mails! ¡Hablemos de temas reales!”. Ese fue el momento más aplaudido de la noche. La gente que estaba en el auditorio de Las Vegas incluso se puso de pie. Contenta, Hillary le agradeció el gesto y le estrechó la mano a su rival.
Hubo un atril vacío reservado hasta último momento para el vicepresidente Joe Biden, que viene amagando con presentarse a la competencia pero aún no lo ha decidido. Si finalmente decidiera competir, sería un gran problema para Hillary porque restaría votos a la ex primera dama. Pero el buen desempeño en el debate demostró que si Biden se presenta ella le dará dura pelea.
Ubicada en el atril del centro por ir primera en las encuestas, a Hillary se la vio sólida, preparada y tranquila, aunque no tuvo ocasión de mostrarse más humana, uno de los mayores problemas que tiene en su campaña. Sanders, con un estilo de profesor vehemente, habló de forma sencilla y directa, enojado por el sistema, siempre con los trabajadores y la clase media como eje de su discurso. Se llevó buena cantidad de aplausos y mostró porqué tiene miles de seguidores, sobre todo entre los jóvenes. Pero necesitaba más para sumar votos.
Los demás aspirantes -el ex gobernador de Maryland Martin O’Malley, el ex senador Jim Webb y el ex gobernador de Rhode Island Lincoln Chafee-, que exhiben índices de popularidad de un dígito, intentaron hacerse notar. O´Malley se manejó con simpatía y discreción, pero Webb y Chafee demostraron porqué están lejos en la carrera.
CLARIN