Hillary deja atrás meses de dudas y se relanza tras el debate

Hillary deja atrás meses de dudas y se relanza tras el debate

Por Silvia Pisani
Las dudas de las últimas semanas se aplacaron en dos horas de debate televisivo. Una vez más, la ex secretaria de Estado Hillary Clinton mostró su escuela y logró salir claramente fortalecida del primer debate entre aspirantes demócratas a la candidatura presidencial.
“Ha sido una gran noche”, celebraban sus organizadores de campaña. Tan contentos que, al poco rato de haber finalizado el cruce, ya habían subido a Internet un video con “los mejores momentos de Hillary” en el debate que marcó su retorno al lugar estelar de la campaña.
Pronto tuvo millares de visitas y algunos de sus tramos, incluso, se volvieron virales en pocos minutos.
Entre ellos, el momento en que ella y su principal adversario, Bernie Sanders, se dan la mano tras pedir el final de la “absurda campaña” con que la atacan los republicanos por el uso de un correo privado cuando era secretaria de Estado.
“Grande, Bernie”, dijo Hillary, que, entre carcajadas, aplaudió el gesto de su contendiente. La secuencia terminó con los dos dándose la mano entre sonrisas.
Fue un gran momento en la gran noche de la aspirante, y la verdad es que se lo regaló Sanders con una posición honesta.
Pero también lo fue para la campaña demócrata en sí, que pudo exhibir un debate cívico en el que se priorizaron las propuestas. Algo muy lejano de la mezcla de carnicería verbal, espectáculo y oportunismo que, hasta ahora, vienen ofreciendo los republicanos.
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Lo otro curioso es que, a la hora de hacer politiquería, el principal derrotado de la noche no estuvo en el estrado. Se trata del vicepresidente Joe Biden, a quien muchos demócratas, asustados por la caída de Clinton en las encuestas, vienen cortejando como alternativa.
“Creo que, después del desempeño de Hillary en el debate, es posible que Biden lo piense dos veces”, era ayer el comentario coincidente.
En todo caso, ése sí que es un giro curioso. Minutos antes de que comenzara el cruce televisivo, se emitieron varias y emotivas publicidades sobre la posible candidatura de Biden. Una de ellas, incluso, recordaba el pedido de su hijo fallecido para que se lanzara a la gran carrera.
Con semejante mensaje, todo parecía indicar que el lanzamiento de Biden sería inminente. Pero ahora, después de los elogios que cosechó Hillary en todas las filas del partido, las apuestas se inclinaban por la posibilidad de que la idea de una candidatura de último momento no deje de ser eso. Una idea.
El fortalecimiento de Hillary y la consecuente erosión de una eventual jugada de Biden fueron las principales lecturas de lo ocurrido durante dos horas de debate en un escenario de Las Vegas. Un cruce que transmitió la CNN en directo, como parte de la norma habitual que en este país hace que los aspirantes a la Casa Blanca se midan públicamente en varias ocasiones.
Si bien fueron cinco figuras, los más activos fueron sólo tres. La ex secretaria de Estado Clinton, el senador Sanders y el ex gobernador de Maryland, Martin O’Malley.
El ex senador por Virginia Jim Webb y el ex gobernador de Rhode Island Lincoln Chafee tuvieron, en cambio, un papel mucho más discreto y no lograron ganar visibilidad.
Clinton no las tuvo todas consigo tampoco. Tuvo que explicar de entrada, y una vez más, lo del uso del correo privado durante sus funciones oficiales, así como sus llamativos cambios de opinión respecto de políticas que apoyó durante el gobierno de Barack Obama y de las que ahora se diferencia.
“Todos los que estamos aquí hemos cambiado de opinión en una o dos cosas y es lo normal”, se atajó, cuando los moderadores le preguntaron, por caso, como podía oponerse ahora al Acuerdo de Comercio Transpacífico si ella misma lo había impulsado como funcionaria.
El radical Sanders tuvo uno de sus mejores momentos cuando atacó el poder financiero. “No es verdad que el Congreso haya regulado a Wall Street. Es Wall Street el que regula al Congreso”, denunció. Pero tuvo problemas luego para defender sus propias propuestas económicas.
Más gris, O’Malley se presentó como un gobernador “progresista y comprometido”. Se lo vio incómodo cuando los moderadores le preguntaron por su responsabilidad en el estallido racial que, hace pocos meses, sacudió la ciudad de Baltimore, donde él fue alcalde.
LA NACION