Herramientas de RR.HH. para ganarle a Ganancias

Herramientas de RR.HH. para ganarle a Ganancias

Por Elena Peralta
Cada vez que llega, el recibo de sueldo se convierte en un dolor de cabeza. El impuesto a las Ganancias ataca la billetera de los empleados y genera malhumor. Por eso, las empresas están empezando a darle una vuelta a sus sistemas de compensaciones para encontrar una salida. Un sondeo de PwC entre 46 compañías de primera línea indicó que el 59% había incorporado medidas para mitigar la pérdida de poder adquisitivo de los salarios como consecuencia del impacto del impuesto.
La encuesta se realizó a principios de diciembre de 2014, un momento álgido ya que Ganancias es un Pacman entrenado a la hora de liquidar los aguinaldos. El 26% de las empresas aseguró que comenzó una administración diferenciada de la compensación. En este punto, la mayoría opta por aumentar el presupuesto de incrementos. Un porcentaje menor adelanta el pago de los bonos. “Al comenzar el año, las compañías realizan un presupuesto en el que prevén los beneficios que van a otorgar. Por el impacto en Ganancias, terminan subiéndolos dos o tres puntos”, explica Marcelo Brandariz, Associate Partner en PwC Argentina y especialista en Derecho Laboral.
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Otro estudio de Mercer indica que las acciones tendientes a amortiguar el efecto Ganancias aumentaron entre 2014 y lo que va de 2015. El sondeo se realizó entre 150 empresas y la mayoría tomó medidas para que el sueldo no quede tan en desventaja.
Un 46% de las consultadas aseguró haber incorporado beneficios en lo que va del año. En 2014, era solo el 29%. “Ante el mayor impacto, las compañías están revisando sus paquetes de beneficios, analizan si están alineadas con su mercado de referencia y si el negocio habilita la incorporación de alguno no otorgado hasta el momento, como subsidios para el almuerzo, auto a cargo de la empresa o asignación para gastos de vehículo”, explica Valeria Bohorquez, líder de Negocio de Mercer.
El rubro automóvil es uno de los pocos que se salvan de las generales de la norma, porque la ley de Ganancias achicó la lista de beneficios no gravados. Así, encontrar una bonificación liberada implica un análisis compartido entre RR.HH. y Legales. “Hay que ser cuidadosos y tener en cuenta que los beneficios que otorgan los empleadores están, en principio, gravados. Solo podrían excluirse de tributación los gastos y cursos de capacitación que estén relacionados con las tareas propias del empleado, como movilidad, posgrados y cursos de idiomas”, explica Sebastián Mancuso, de GNP Consultores Tributarios y Jurídicos.
Sostener el clima interno
El grupo Western Union-Pago Fácil desarrolló un sistema de beneficios, que trata de compensar a sus empleados algo de lo que pierden por la carga impositiva. “Tenemos un programa de reconocimiento por el cual la gente recibe puntos por acciones extraordinarias o proyectos específicos, que canjean por productos o beneficios”, explica Soledad Villarruel Larre, directora Regional para Centro y Sudamérica. La empresa entrega gift cards, entradas a espectáculos y regalos.
Un 41% de las compañías consultadas por Mercer contestó que brinda asesoramiento impositivo a los empleados que tributan. “Este servicio creció: son un 11% más que en 2014, empujados por las consultas de los empleados. Cada vez son más las firmas que decidieron asesorar a los empleados con personal de la empresa o terceros especialistas”, explica Bohorquez. “Como el mínimo no imponible no se actualiza, cada vez entran más asalariados al impuesto”, explica Brandariz. Hoy, no es exclusivo de los ejecutivos.
La tecnológica SAP tiene en su Intranet una guía para hacer el trámite. “Tenemos un módulo de servicios online para nuestros empleados en el que tienen acceso a sus cálculos particulares sobre el impuesto. También, está grabada una charla sobre Ganancias que dimos en enero”, explica Constanza Quiñones, gerente de RR.HH.
“Las grandes empresas, incluso, suelen tener un sector especial para brindar ayuda a los empleados en lo impositivo. La palabra de un experto es fundamental”, asegura María Florencia Viano, contadora pública y asesora de varias firmas de primera línea.
“Este tipo de acciones era impensada hace unos años, pero el malhumor que genera es tal que las empresas se vieron obligadas a incluir acciones para descomprimir”, admite Brandariz.
Villarruel Larre coincide: “Costó que la gente entendiera que las empresas solo somos agentes de retención. Damos charlas sobre el impuesto y un soporte permanente para que la gente sepa qué descuento tendrá”.
Cálculo propio
Más allá del malhumor, Ganancias se mete con una de las fibras más delicadas de las organizaciones: la productividad. “El impuesto grava las rentas derivadas del trabajo personal en relación de dependencia. Sueldos, aguinaldos y horas extras se encuentran gravadas, salvo algún caso puntual. Lo mismo ocurre con las gratificaciones o bonos anuales, con independencia de que sean o no remunerativos”, detalla Guillermo Pérez, director de IDEA e integrante de su división Impuestos.
Como en el Juego de la Oca, una mejora salarial o la posibilidad de hacer horas extras puede significar pasar de categoría y retroceder varios casilleros en lo que realmente queda en el bolsillo.
Un recurso muy utilizado es partir el pago del aguinaldo: pagar una parte antes de fin de año y la otra en enero permite que el cálculo del ejercicio anual (que cierra el 31 de diciembre) sea menor y baje los descuentos. La mitad del SAC que se percibe después del 1° de enero se prorratea en 12 meses.
Los empleados terminan sumando y restando mejor que los contadores. “En la práctica, -dice Brandariz-, en cuanto ven que se van a pasar de categoría, son los primeros en avisar”. El riesgo de caer en el casillero Ganancias implica retroceder varios puestos en la escala salarial.
EL CRONISTA