Gustavo Bou: “No daban dos pesos por mí”

Gustavo Bou: “No daban dos pesos por mí”

Por Maximiliano Uría
Qué le van a hablar de mal momento a Gustavo Bou. Es cierto que lleva marcado un gol en las últimas siete fechas, desde que se reanudó el torneo. Pero hablar de crisis se presenta hasta como algo gracioso para el delantero. “Es imposible jugar todos los partidos diez puntos. Hacer un gol o muchos no cambia demasiado, más allá de que los delanteros vivimos de eso. Lo importante es terminar de jugar y tener la certeza de que dejaste todo en la cancha”, le explica Bou a Clarín. Y, luego, cuenta su historia de lucha ante un verdadero mal momento: “Hace un par de años me vendieron a Liga de Quito y me casé con Marisol; estábamos súper bien. Ahí, en Ecuador, decidimos buscar a Martina y no llegaba. Volví a Gimnasia La Plata: no me iba bien en lo futbolístico y tampoco podíamos quedar embarazados. Todo eso produjo un desgaste en la pareja. Entramos en crisis con mi señora y, al mismo tiempo, en River me avisaron que me buscara club y además me operaron de apendicitis. Nadie daba dos pesos por mí. Estaba todo mal y apareció la noticia de que Martina venía en camino cuando menos lo esperábamos. Fue mágico. Después vino lo de Racing y la historia que ya se conoce. La llegada de la beba fue un motor”.
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Qué le van a hablar de mal momento a Bou, entonces. Apenas son un puñado de partidos sin goles. Y muchos rumores de ventas y millones de dólares, algo que puede ser tóxico para el cerebro. “Con el tiempo uno aprende varias cosas. Si esto me hubiese pasado unos años atrás, capaz que me volvía loco. Ahora sé que los jugadores podemos tener partidos malos, que es algo normal. En un año pasé de vivir el peor momento de mi vida al mejor, por eso no me modifica tener dos o tres partidos malos. Una semana hice 5 goles y no pensé que era el nuevo Messi”, afirma el último goleador de la Copa Libertadores. Y sigue: “Tengo que tener los pies en la tierra y no olvidarme de dónde vengo y las cosas por las que pasé. No me tengo que agrandar por el presente. Ojo: lo disfruto porque siempre soñé con estar en un equipo grande y que me vaya bien. Antes no me creía menos que nadie y ahora no me creo mejor que todos. El fútbol es una rueda y hay que vivir el día a día”.
No quedan dudas de que Bou es un hombre de carácter. La vida le fue poniendo piedras en el camino que lo hicieron sufrir, pero también lo fortalecieron. “Ahora que soy padre entiendo cuando mi viejo me decía que un padre hace cualquier cosa por un hijo. El pudo salir adelante luego de la muerte de mi mamá. La paternidad te convierte en otra persona. Sé que no tengo que llevar los problemas del trabajo a mi casa y que tengo que estar bien para disfrutar a Martina”, asegura con soltura el atacante, al que, se nota, lo ilumina hablar de su familia. “El día del parto pensé que no iba a poder agarrar a la beba porque son demasiado chiquitas. Cuando la vi nacer, corrí, la agarré y me la llevé a pasear. Los enfermeros me contaron después que mi señora gritaba que le devuelvan a su hija”, dice riendo y los ojos se le llenan de emoción. Una mirada similar debe tener cuando ingresa en el área con la pelota dominada: felicidad absoluta.
También hay espacio en el Mundo Bou para hablar de fútbol, su gran pasión. “Racing le puede dar pelea a Boca y a San Lorenzo, aunque sabemos que si nos relajamos podemos perder con cualquiera. Al equipo lo veo bien, enchufado. Se nos viene un mes lindo por delante y difícil. Estamos mentalizados para jugar todas finales”, comenta.
-¿Cuál es el secreto de Racing?
-El grupo, sin dudas. Todos jugamos para el equipo, no hay egoísmo. Es un orgullo formar parte de un plantel así.
El presente es amigo de Bou; el futuro, algo incierto. “Jugar en Europa es uno de mis sueños, pero no me desespera. Estoy muy feliz en Racing. Sé que si las cosas me van bien acá, las oportunidades van a llegar”, cierra el goleador, el papá feliz, el hombre maduro, el chico que aguantó varios golpes.
Qué le van a hablar de mal momento a Gustavo Bou.
CLARIN