Enemigos íntimos

Enemigos íntimos

Por Ezequiel Fernández Moores
Sellan su “Pacto de Yalta” en 1997 en la habitación de un hotel de Singapur. “Europa -le dice Sepp Blatter – es tuya, el resto del mundo es mío.” Al año siguiente, Michel Platini , anfitrión y organizador del Mundial 98, lo ayuda a derrotar al sueco Lennart Johansson. Blatter es el nuevo presidente de la FIFA. Más que Joao Havelange , su maestro fue Horst Dassler, el capo de Adidas que tenía un fichero sobre gustos y debilidades de los dirigentes más poderosos y que viajaba a la Europa del Este con un detector de aparatos de escuchas telefónicas. A los tres meses de su asunción, Blatter prohíbe el uso de celulares personales en el edificio de la FIFA . Cambia cerraduras. Aparecen espías, ventas de archivos digitales, informantes truchos y servicios secretos. La nueva sede de 2007 tiene seis plantas subterráneas, sólo dos expuestas a la luz. “La FIFA -ironiza el periodista alemán Thomas Kistner en su libro FIFA Mafia- opera mayormente bajo tierra.” No alcanza. Hoy, FBI mediante, la FIFA es un sálvese quien pueda. Y no se salva nadie. Ni Blatter ni Platini. Los enemigos íntimos.
“Amor a primera vista.” Así definió Le Monde el flechazo mutuo Blatter-Platini en noviembre de 1987 en Zurich, en el sorteo de las eliminatorias del Mundial de Italia 90 y con la bella Ornella Muti en el escenario. Blatter, ya secretario general, es el maestro de ceremonias. Platini, 32 años, Balón de Oro 1983-84 y 85, acaba de anunciar su retiro como jugador. Una década después, Platini es el hombre de Blatter en Europa. Asesor a cambio de dos millones de francos suizos que Platini cobra recién nueve años después. Es el argumento que ambos usan ahora para defenderse de la bomba que la justicia suiza hizo estallar el viernes pasado. La acusación de “pago desleal” puede enviar a Blatter a la cárcel. Y arruinar también el sueño de Platini de asumir en febrero próximo como nuevo presidente de la FIFA. Imposible de imaginar en 2007. Ese año fue Blatter quien ayudó a Platini a vencer a Johansson y asumir como nuevo presidente de la UEFA. Eran tiempos, como se burlaba la prensa alemana, de “Michel Blatteriní”.
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Platini reina en Europa como Blatter le había enseñado a reinar en el mundo. Un país, un voto. Alemania igual que Aruba. El francés aprovecha las nuevas naciones del este europeo. Sus votos y también sus dineros. En campaña, hasta había ofrecido una copa europea de 256 equipos. La asignación de Polonia-Ucrania como sede conjunta de la Eurocopa 2012 provoca tantas acusaciones de corrupción como la votación de los Mundiales de Blatter. Si la FIFA tiene a su Jack Warner (ayer suspendido de por vida), la UEFA exhibe al magnate chipriota Marios Lefkaritis, igual de sospechoso. “Es una relación padre-hijo”, los definió Jerome Champagne, otro dirigente francés que trabajó con ambos. La UEFA, eso sí, tiene la chequera más poderosa: 1700 millones de euros en el ejercicio 2013-14. Y tiene la Liga de Campeones de Barcelona, Real Madrid, Manchester United, Bayern Munich y otros. Platini avisa a los jeques y magnates que no pueden dilapidar dinero. Impone el Fair Play financiero. Vuelve a ser Le Roi (El Rey). El sucesor ideal para un Blatter ya viejo y que, aun acosado por denuncias de corrupción, incumple sus promesas de retiro y se hace adicto al poder.
“Michel es Elliot Ness, un incorruptible”, lo postula su amigo Jacques Vendroux, director de Deportes de Radio France. “El candidato más conveniente”, lo define Herbert Hainer, director ejecutivo de Adidas. Platini hasta ironiza porque su amigo Zico, también aspirante a la presidencia, no consigue el aval de cinco federaciones y no puede postularse para las elecciones del 26 de febrero próximo en la FIFA. “Platoche”, apodo simpático de la prensa que lo mima, recibe sin embargo un primer aviso en agosto pasado. “Platini: cadáver en el armario”, escribe el diario alemán Welt am Sonntag. La UEFA denuncia “campaña sucia” de la FIFA. Un mes después, la fiscalía suiza desnuda el pago de 2011 de Blatter. ¿Fue por su viejo apoyo contra Johansson? ¿O en agradecimiento porque en 2011 Platini rechazó aliarse al qatarí Bin Hamman y le dejó el camino libre para una nueva reelección en la FIFA? Blatter, decía Platini, es “honesto en un doscientos por ciento”.
President Platini, un libro escrito en 2014 por los periodistas Arnaud Ramsay y Antoine Grynbaum, cuenta que Platini impulsó además otros cuatro votos europeos para Qatar 2022 dentro del Comité Ejecutivo de la FIFA. La corrupción que la prensa inglesa investigó por años en el Tercer Mundo estaba posiblemente más cerca de casa. Platini, como Blatter, creía que Estados Unidos era el mejor candidato. Philippe Auclair, periodista francés investigador de temas de FIFA, dice que Platini cambió por pedido de Nicolas Sarkozy. “Hubo una vez un presidente francés que llamaremos Nicolás que estaba desesperado por tener dinero” y el salvador, escribió Auclair, fue el jeque qatarí Hamad bin Khalifa Al-Thani. Entre negocios sobre industria nuclear, petróleo, energía, Al-Jazeera, PSG y aviones Airbus, el jeque le pidió a Sarkozy un favor: que convenciera a Platini de que operara por Qatar como sede del Mundial 2022.
“Qatargate”, había advertido ya en 2013 France Football, socia de la FIFA en la entrega del Balón de Oro. Informaba de la reunión célebre del 23 de noviembre de 2010 en el Elíseo en la que Sarkozy, con el emir presente, le dijo a Platini que Qatar era una buena elección para los intereses del país. Pero Sarkozy, intentó aclarar Platini, no presionó porque sabe “que yo soy una persona libre e independiente”. Hasta el hijo de Platini consiguió trabajo para Qatar. Qatar 2022, dicen hoy en Francia, es la verdadera causa del divorcio entre Blatter y Platini. A los 60 años, que cumplió en junio pasado, Platini creyó que había llegado su hora FIFA. Pero era la hora del FBI. El nuevo dueño de la pelota hizo escuchas, siguió cuentas bancarias y ofreció conmutar posibles penas de sesenta años a cambio de delación (Alejandro Burzaco incluido). A día de hoy, cada uno ofrece su cuento y ya nadie puede predecir cómo terminará todo. Hasta la justicia suiza, renuente a investigar en su propia casa, allana ahora despachos, interroga a Blatter y le avisa que él también está acusado de corrupto.
“La duda”, titula su número de hoy miércoles France Football con Platini en tapa, detrás de un espejo roto. ¿Y si Blatter pagó ese dinero de 2011 -y acaso lo filtró ahora- para decir “si caigo yo, caemos todos”?, parece sugerir el texto. Va en línea con una denuncia reciente de Blatter de que los gobiernos de Francia y Alemania presionaron a sus dirigentes para que votaran por Qatar. “Tumor canceroso”. Así definió la aparición de Qatar en el deporte Theo Zwanziger. El ex presidente de la federación alemana retiró su escrito de Der Spiegel después de que Qatar le inició una demanda. La audiencia será el 6 de febrero en Düsseldorf y Zwanziger pidió que sean citados Blatter y Platini. Primero debe actuar la Comisión Ética de la FIFA, que ya abrió un expediente. ¿Y si la comisión precipita la salida antes de tiempo de Blatter? ¿Y si veta la candidatura de Platini porque al reunirse con Sarkozy violó el artículo 14 sobre “deber de neutralidad” y no supera entonces la “prueba de integridad” requerida a todos los postulantes? Platini reiteró ayer que mantiene su candidatura. Si la FIFA lo veta, dice France Football, “sería un terremoto”.
Si hay terremoto, el vicepresidente primero de la UEFA es Ángel Villar, aliado europeo de Blatter, presidente de la federación de su país desde hace 27 años, un Grondona español. Y si Blatter precipita su salida, la FIFA, despedido el secretario general Jerome Valcke, podría quedar interinamente a cargo del camerunés Issa Hayatou, vicepresidente senior tras la muerte de Julio Grondona. Hayatou cambió reglamentos para ser elegido presidente de la Confederación Africana por séptimo período seguido. Hijo de sultán y hermano de un ex jefe de gobierno, Hayatou recibió en 2011 una “reprimenda” del Comité Olímpico Internacional (COI) por haber recibido US$ 20.000 de ISL, una agencia de sobornos más que una empresa de marketing. Phaedra Almajid lo acusó de recibir 1,5 millones de dólares para votar por Qatar, aunque luego se declaró amenazada y se retractó. En el Congreso FIFA de Seúl 2002, Hayatou casi toma del cuello a Blatter. El suizo, que acababa de ganarle la elección presidencial, tomó el micrófono e invitó a todos: “¡Tómense de las manos! ¡Pónganse de pie! ¡Por el bien del fútbol!”.
LA NACION