Furor espacial: sondas y robots volvieron a ponerlo de moda

Furor espacial: sondas y robots volvieron a ponerlo de moda

Por Evangelina Himitian
Apenas unos segundos después de que la agencia espacial estadounidense publicó en su cuenta de Twitter la más increíble y nítida fotografía obtenida hasta el momento de la Tierra, con el hashtag #EarthRightNow, millones de personas de todo el mundo replicaron esa asombrosa selfie colectiva.
La imagen, obtenida a 1,5 kilómetros de distancia por la cámara Earth Polychromatic Imaging Camera (EPIC), del satélite del Observatorio Climático del Espacio Profundo (Dscovr, en inglés), vino a alimentar una pasión que cosecha cada vez más adeptos y que coloca a los avances espaciales en mitad de las conversaciones cotidianas. A juzgar por la fruición con la que se consumen las novedades que nos llegan desde el más allá, el espacio exterior volvió a estar de moda. Y las redes sociales están entre las razones principales.
Scott Kelly, el astronauta norteamericano que está en la Estación Espacial Internacional, tiene cientos de miles de seguidores en Twitter y desde su cuenta relata cada día en el espacio. “El lunes se me pasó como un flash. Buenas noches, desde @space_station”, publicó anteayer.
Kelly se ha vuelto un verdadero rockstar. Hace un mes, publicó dos selfies en las que en apenas unos minutos pasa de tener por fondo un desierto del norte de África al mar Mediterráneo. Además, ese astronauta es protagonista de una serie documental de la revista Time “Un año en el espacio”. ¿Cómo es allá?, le pregunta en un video su novia. “Si salís, no sentís el sol en la cara ni la brisa fría. No sentís nada. Es siempre exactamente lo mismo”, relata.

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La primera foto completa de la Tierra la tomó el 7 de diciembre de 1972 la misión Apolo 17. Se la llamó The Blue Marble (La bolita azul). Tres astronautas reclamaron la autoría. Usaron una cámara Nikon de 35 mm, con película Kodak. En la imagen se veían la península Arábiga y parte de la costa este de África, que se extiende hasta en la Antártida, que se ve como una masa blanca en la parte inferior. La imagen original estaba al revés, Hubo que esperar a que la revelaran y la invirtieran. Sólo entonces la NASA la difundió.
En cambio, la imagen tomada por el satélite de Dscovr (que en inglés suena similar a “descubrir”) se viralizó en cuestión de segundos. La imagen es de América. Se puede ver el continente envuelto en un aura nebulosa provocada por la dispersión de la luz en el aire de la atmósfera. Lo que se ve en el centro, en turquesa, son aguas poco profundas del Caribe.
La explicación detallada de lo que significa y cómo se obtuvo la imagen la da en un relato familiar y cercano el propio Kelly en la página de la Casa Blanca, un canal en el que el gobierno estadounidense publica “grandes historias” (https://medium.com/@WhiteHouse/a-new-blue-marble-39c2fe1b5b3c).
Pero la pasión por la selfie global es apenas una cara del fenómeno. En los últimos días, los hallazgos de la sonda New Horizons en Plutón se convirtieron en tema de conversación y seguimiento. Tras un viaje de más de nueve años, la sonda no tripulada se convirtió el martes último en el primer visitante que llega desde la Tierra al planeta enano en sus 4500 millones de años de existencia.
Y las fotos que llegaron a la tierra mostraron a Plutón como el planeta del momento, joven, maravilloso, cubierto de hielo, dijeron los científicos. La presentación de estas imágenes se realizó en Maryland, sede de operaciones de la misión del explorador espacial New Horizons, e incluyeron un despliegue digno de Hollywood.
Pero esas imágenes se hicieron esperar: la misión había sido lanzada el 19 de enero de 2006. Casi una década después, se pudo conocer cómo es de cerca ese planeta enano e incluso conocer su luna más grande, Caronte. Aunque el momento más emocionante ya pasó, la misión está lejos de haber concluido: en los próximos 16 meses la nave -ahora en camino hacia otros objetos del cinturón de Kuiper, más allá de Neptuno- irá enviando todo lo que registró durante su expedición, e interpretar estos datos puede demorar años.
Lo mismo que los robots que llegaron a Marte en 2012, la sonda espacial Rosetta, la primera en orbitar exitosamente un cometa, ha cosechado un ejército de fans y seguidores. Sin embargo, no son pocos los que se quejan de que la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) retacea la información y tarda años en difundirla. El objetivo principal de esa sonda es investigar la composición y característica de un cometa, el 67P/Churiumov-Guerasimenko. Se trata de un cometa que se encuentra atrapado en las proximidades del Sol y que puede aportar información sobre muchos misterios del sistema solar.
En agosto de 2014, Rosetta llegó al cometa y permitió conocer en detalle su masa, su densidad, su forma, tamaño y datos orbitales. Cuando la sonda se iba acercando, en las redes sociales los fanáticos del espacio aguardaban fotografías de gran calidad. Estaba cronometrado el tiempo que tardaría: una hora y cuarenta minutos era lo que debía demorar el envío de las imágenes viajando por el espacio hasta la tierra. Sin embargo, fue una gran desilusión cuando la ESA informó que, siguiendo su política interna, no publicaría información ni fotografías hasta que terminara de analizar todo el material, es decir, luego de meses o tal vez años, y sólo si lo creyera conveniente.
Rosetta, que partió en marzo de 2004, orbita desde agosto último en torno al cometa, mientras que Philae, se desprendió de la sonda y aterrizó en el cometa el 12 de noviembre último. Un fallo en sus sistemas de sujeción hizo que rebotara y finalmente se situara en un lugar poco iluminado por el sol, que no logra alimentar sus celdas, por lo que sólo estuvo operativa las primeras horas. La sonda entró en “modo silencio”, dijo ayer el director del proyecto, y agregó que “Philae envía información, aunque con intervalos irregulares y en momentos sorpresivos”.
Evidentemente, la conquista del espacio exterior ya no es sólo patrimonio de las grandes potencias, como la India, con el lanzamiento de sus satélites, o China, que construye su propia y futura estación espacial. El gran impulso que se le está dando al turismo espacial, la multimillonaria inversión anunciada por Stephen Hawking para explorar la existencia de vida extraterrestre, hacen pensar que, a 60 años del primer satélite artificial y de la llegada del hombre a la Luna, el espacio ha vuelto a interesar a miles, millones de ciudadanos.
LA NACION