15 Sep Europa no está actuando de acuerdo a sus propios valores
Por Gideon Rachman
La canciller alemana Angela Merkel tiene razón cuando dice que la actual crisis de los refugiados está obligando a Europa a pensar si es capaz de vivir a la altura de sus propios y autoproclamados valores. Desafortunadamente, la respuesta probablemente sea “no”.
Durante casi 500 años, las naciones europeas dominaron, colonizaron y poblaron el resto del mundo. Después de 1945, los estados de Europa occidental firmaron una serie de valores pos imperialistas y pos fascistas basados en los derechos humanos universales y consagrados en la Convención sobre Refugiados de 1951 de la ONU.
Pero los desesperados y desposeídos del mundo se mantenían mayormente a la distancia, mientras que los europeos siguieron disfrutando de algunos de los estándares de vida más altos del mundo. Frente a las angustiantes imágenes de hambrunas y guerras en el “tercer mundo”, los europeos pudieron limpiar sus conciencias haciendo donaciones a organizaciones de caridad o asistiendo a recitales a beneficio.
Ahora la crisis de los refugiados está exigiendo a los europeos hacer honor a sus valores de manera probablemente más costosa, incómoda y que acelerará los cambios sociales. Sería reconfortante pensar que las multitudes que dieron la bienvenida a los refugiados sirios cuando llegaron a la estación de Munich muestren que Europa cumple con todas sus obligaciones. Sería también peligrosamente ingenuo.
Ya hay señales de que hasta el gobierno alemán está reconsiderando los números que se manejan. Los alemanes quizás puedan avergonzar y amedrentar a sus socios europeos para que compartan el peso de los refugiados por medio de un sistema de cuotas. Pero las cifras literalmente no cierran.
La Comisión Europea propuso que la UE reciba 160.000 refugiados. Es una cifra consideradamente superior a los 40.000 que había mencionado en julio pasado. Pero hay casi cuatro millones de sirios viviendo fuera de su país. Alemania este año espera recibir 80.000 solicitudes de asilo desde Siria y otros lugares.
La percepción de que Alemania ahora decidió aceptar a todos los sirios probablemente lleve a que más de los millones de refugiados viviendo en campos de Turquía y Medio Oriente intenten hacer la peligrosa travesía hacia Europa. Los sirios no son el único grupo de desesperados. También hay circulando cientos de miles de eritreos, afganos e iraquíes.
En algún momento, la desesperación y las esperanzas de los refugiados probablemente choquen con los temores y resentimientos de los votantes europeos. Los miembros de la UE de Europa oriental dejaron en claro su disconformidad con las cuotas de refugiados. Recientes encuestas también muestran que una mayoría de los franceses se opone a flexibilizar las normas de asilo y una mayoría británica respalda la decisión del gobierno de Cameron de no aceptar cuotas fijadas por la UE.
Esas reacciones no deberían sorprender. El temor de Europa a los inmigrantes ilegales y a quienes buscan asilo se replica en Australia y Estados Unidos países blancos mayormente ricos que fueron alguna vez descendientes de la civilización europea. En Australia, el gobierno de Tony Abbott ganó poder después de proponer “detener los botes” de posibles refugiados que se dirigen hacia las costas australianas.
En Estados Unidos, el notable surgimiento de Donald Trump como candidato serio a la nominación presidencial republicana se debe en parte a su habilidad para aprovechar los temores a la inmigración ilegal.
Probablemente Trump nunca sea presidente y los partidos europeos que es oponen a la inmigración y de extrema derecha no adquieran poder en un país grande. Pero sus argumentos ya cambiaron la política y la actual crisis migratoria les resultará ventajosa.
El derecho internacional sugiere que Europa debe ofrecer asilo a todo refugiado genuino que llegue a la UE. La realidad política es que se trata de tanta gente que será difícil mantener el apoyo local de tal política. En ese punto, los políticos europeos tratarán de evadir sus compromisos, probablemente intentando evitar que los refugiados lleguen a la UE.
Si los políticos de Europa siguen ese camino, serán acusados y con razón de no actuar de acuerdo a los “valores europeos”. Pero en realidad enfrentan un choque de valores. Merkel dijo que Europa tiene la obligación moral y legal de aceptar refugiados genuinos. Pero los políticos en una democracia también tienen una obligación moral y legal de respetar los deseos de sus votantes.
EL CRONISTA