19 Sep El heroico recuerdo de soldados con polleras
Por Nicolás Peralta
Todas las grandes películas tienen una escena cúlmine que se vuelve memorable a medida que pasa el tiempo. Mel Gibson en pollera, subido a un caballo, con la cara pintada, con la melena al viento, antes de una batalla, gritando “¡Podrán quitarnos la vida pero nunca nos quitarán nuestra libertad!” es el epicentro dramático de Corazón valiente, largometraje que produjo, dirigió y protagonizó el propio Gibson, y que lo consagró como algó más que un actor carismatico. Se estrenó hace 20 años, un 10 de agosto, y fue el mayor exito en su larga cararrera.
Mel nació en Estados Unidos pero fue criado en Australia, y desde allí comenzó su camino a la fama. Se inició como actor de televisión, pero fue con la trilogía de Mad Max (1979, 1981, 1985) logró saborear por primera vez la popularidad masiva y mundial.
Después, Mel fue convocado para otro proyecto que terminaría siendo un inmenso éxito de taquilla y un hito en la carrera del australiano por adopción: Arma mortal (de 1987) y Arma mortal 2 (1989), haciendo dupla con Danny Glover. Estos filmes convirtieron a Gibson uno de los más populares actores de la década del ochenta.
La combinación de acción y comedia parecía ser su fórmula de suceso asegurado, así que siguió ese camino y en 1990 estrenó dos films con esta combinación: Dos pájaros a tiro (con Goldie Hawn) y Air America: locos por el peligro, donde hizo dupla con un muy jovencito Robert Downey Jr. En 1992 llegó Arma mortal 3 y en 1994 Maverick. Durante ese tiempo, Mel Gibson tenía Corazón valiente en la cabeza.
La noche de la consagración.La 68ª entrega de los premios Oscar tuvo lugar el 25 de marzo de 1996 en el Dorothy Chandler Pavilion de Los Ángeles. Whoopi Goldberg fue la maestra de de ceremonias de la premiacion a las mejores películas y labores de la temporada ’95.
Ese año, entre los nominados, había grandes títulos: Apolo 13 (con Tom Hanks), Babe el chanchito valiente, Il Postino (El cartero), Los sospechosos de siempre (que gano a mejor guión), Toy Story, Adiós Las Vegas (que le valió a Nicholas Cage el Oscar a mejor actor), Mientras estés conmigo (dirigida por Tim Robbins y protagonizada por Sean Penn y Susan Sarandon, la ganadora entre las actrices), Poderosa Afrodita, Nixon, Marea roja (peliculón con Denzel Washington y Gene Hackman), Batman Forever (la última de Val Kilmer como el hombre murciélago) y Doce monos (con Bruce Willis, Brad Pitt, dirigida por Terry Gililam).
Además, ese año habían quedado afuera de las nominaciones al galardón más importante de la industria, títulos tales como Waterworld (protagonizada por Kevin Costner y Dennis Hopper), Especies (con Michel Madsen, Ben Kingsley, Alfred Molina y Forest Whitaker entre otros), Loco de amor (comedia romántica que fue el desmarco del español Fernando Trueba en Hollywood, y en donde Antonio Banderas conoció a la que seria su esposa, Melanie Griffin) consideradas de menor calidad pero que marcaron aquella década.
También Emir Kustirica estrenaba Underground en aquel ’95. Pero no había dudas: la película del año fue Corazón valiente.
Cuando Sidney Poitier anunció como mejor film a Braveheart (su título en inglés) al final de la noche de los Oscar, el destino de grandeza ya se había escrito. De las diez nominaciones que obtuvo la cinta, terminó siendo ganadora de cinco estatuillas de la Academia, incluyendo mejor dirección, mejor fotografía, mejor edición de sonido, mejor maquillaje y claro, mejor película.
Cuando subió al estrado, Mel agradeció al pueblo de Escocia por permitirle hacer una película con su héroe nacional, el legendario soldado William Wallace.
La historia que cambió todo.Tras lograr la fama con la saga de películas Mad Max y Arma mortal, Mel Gibson se embarcó en dirigir y actuar en sus propias películas. Su primera experiencia como director fue El hombre sin rostro (1993), sin una repercusión espectacular, aunque le permitió darse cuenta que le gustaba “por tener más control sobre como se cuenta la historia” según sus propias palabras.
Para su segunda película, optó por la historia de Wallace, un pionero por la lucha de la independencia de Escocia, la cual había leído en su colegio en Sidney.
“Algunos dicen que el rigor historico de la pelicula no es muy estricto. No importa, porque yo lo intenté dar fue una experiencia cinematografica, no otra cosa. Creo que las películas tiene el fin primero de entretener, luego de enseñar y luego de inspirar”, dijo en varias entrevistas promocionales de aquellos días.
Luego del furor, su vuelta fue como actor: en 1998 hizo Arma mortal 4, en 1999 Revancha y en el año 2000 hizo por un lado ¿En qué piensan las mujeres?, y El patriota por otro. Más adelante, vino Señales (2002) donde trabajó con el director de Sexto sentido, M. Night Shyamalan.
Recién 2004, volvió a dirigir. La Pasión de Cristo, película que logró recaudar más de 600 millones de dólares, fue muy controversial, por el alto contenido de violencia. “Es una historia sobre el perdón” decía por esos tiempos Mel, quien intensificó su religiosidad y hasta llegó a decir que fue inspirado por el Espíritu Santo para hacer ese film.
Gibson es uno de los actores que más rechazó papeles: fue considerado para el papel de James Bond pero ser el 007 no era que estaba en sus planes. Había sido considerado para el papel de Batman en la primera cinta de Tim Burton (de 1989) pero tampoco quiso ser Bruno Diaz, por no ser un género, el del comic, que le gusta muco.
De hecho, también lo quisieron seducir para el papel de Wolverine en X-Men del 2000 y dejó que otro australiano se haga cargo: Hugh Jackman. También rechazó el papel de Eliot Ness en Los Intocables (1987) y el de Harvey Dent/Dos Caras en Batman Forever (1995), encarnados por Kevin Costner y Tommy Lee Jone,s respectivamente, tras su negativa.
Rechazó interpretar a Maximus en el exitoso Gladiador del año 2000, considerándose demasiado viejo para el papel. El director Martin Scorsese le envió el guión de Los Infiltrados, pero Gibson rechazó la oferta ya que al momento estaba iniciando la producción de Apocalypto, su última película como director, que estrenó el mismo año que la del director de Buenos muchachos, en 2006.
Los años pasaron y su última aparición en la gran pantalla fue el año pasado siendo parte de Los Indestructibles 3, pero la realidad es que sus títulos más recientes carecieron de éxito y no despertaron mayor interés.
En los últimos tiempos, Mel Gibson estuvo, sobre todo, asociado con escándalos. Sus problemas con el alcohol, incluyendo declaraciones antisemitas y en contra de temas tan diversos como la homosexualidad, la carne de pollo y las células madres, lo han tenido como protagonista. Hasta confeso ser bipolar.
Ahora se comenta que, además de seguir actuando, volverá a dirigir y buscará emular el éxito que hace veinte años lo puso en lo más alto, como héroe y en polleras.
TIEMPO ARGENTINO