Registran por primera vez el viaje migratorio de una ballena franca austral

Registran por primera vez el viaje migratorio de una ballena franca austral

Por Gustavo Sarmiento
En francés, “Papillón” significa “mariposa”. Ese fue el vivaz nombre que eligió un grupo de científicos argentinos para denominar a una joven ballena franca austral que dio vueltas bajo el mar durante seis meses y regresó días atrás al Golfo Nuevo, en cercanías de Puerto Madryn. Y lo hizo con un dispositivo satelital sobre el lomo. Así, la experiencia se convirtió en el primer registro satelital del viaje migratorio completo de una ballena franca austral en el mundo, que permitirá conocer sus rutas migratorias y sus zonas de alimentación, para mejorar la protección de la especie.
Según Tiempo Argentino, el 17 de octubre del año pasado, cinco ballenas recibieron el transmisor de 30 centímetros: dos madres con crías y tres especímenes jóvenes. “Se colocan en el lomo, de modo de maximizar la señal cuando los animales salen a la superficie a respirar. Funcionan con el sistema satelital Argos”, comentó Mariano Sironi, director científico del Instituto de Conservación de Ballenas.
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Una vez sueltos en aguas profundas, los cinco ejemplares reflejaron una diversidad considerable en sus recorridos: “Dos dejaron de enviar datos en aguas de la Islas Georgias del Sur, que sería una de sus principales zonas de alimentación. Los otros tres pasaron tiempo en el borde del talud continental”, indicó Sironi.
Sucede que el dispositivo satelital fue fabricado para durar tres meses, enviando cuatro señales por día, con el objetivo de reconstruir sólo la ruta de ida de estos animales. Pero Papillón, con dos años de vida, aún lo conserva, pasados más de 240 días.
“Nos dio la sorpresa de completar todo el recorrido; por alguna razón que desconocemos permanece con el dispositivo”, relató Guillermo Caille, de la Fundación Patagonia Natural.
Papillón registró la trayectoria más larga de todas y se mantuvo todo el tiempo cerca del borde de la plataforma continental argentina, a 300 millas marinas de Península Valdés, durante los seis meses que estuvo en mar abierto. El 21 de mayo se consumó su regreso monitoreado. Ahora deben esperar a que mejore el clima para poder identificarlo y fotografiarlo. Y sigue mandando señales: está entre Puerto Pirámides y el Doradillo, y ha llegado hasta 500 metros de la costa.
Esta información permite conocer por primera vez el recorrido migratorio completo de un ejemplar de esta especie de una temporada a la otra. Así lo remarcó Caille: “Lo primero era responder la pregunta de adónde van las ballenas francas cuando dejan Valdés. Ahora se sabe. Y adónde van a alimentarse y qué ocurre en esos lugares que ameriten acciones de conservación.
Queremos extender la mirada de conservación más allá del ámbito territorial. Por ejemplo, que no salgan del Mar Argentino y queden vulnerables a las flotas japonesa”. No es un dato menor cuando se trata de un animal declarado Monumento Natural, y que genera los principales ingresos turísticos de la provincia que visita todos los años.
TIEMPO ARGENTINO