Femicidios: el drama de las mujeres asesinadas por sus hombres

Femicidios: el drama de las mujeres asesinadas por sus hombres

Por Jesús Cornejo
Las luces de neón proyectaban un cono de luz sobre el ingreso al hotel Paraíso. Era una noche pesada en el sur del conurbano, y dentro del motel Zuñida no entendía por qué su pareja estaba tan nerviosa y no podía tener una erección. Hasta que él se lo confesó: “Me mandé una gran cagada: maté a esa vieja de mierda porque te quería presentar a un tipo, y vos sos mía. ¿Entendiste? Y no vas a salir con nadie más que yo”.
La mujer asesinada era Teresa Quiroga, de 65 años, una peluquera que vivía en Transradio, localidad del partido de Esteban Echeverría, y que ante el maltrato que recibía su amiga Zuñida le había prometido que le presentaría “un buen chico”, “un candidato” que la alejara de su pareja de entonces, un remisero violento que solía maltratarla.
Esa cita nunca se concretó. Quiroga fue sorprendida en su peluquería: la golpearon con vehemencia y luego la apuñalaron dos veces en el pecho, cerca del corazón; murió al instante. La policía fue alertada por un vecino que encontró el cuerpo desangrado, en medio de la peluquería, y vio cómo huían dos personas. Horas más tarde los investigadores le tomaron declaración a Zuñida y ella contó cómo su novio le había confesado el crimen en el hotel Paraíso.
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El caso sucedió el 10 de abril del año pasado y es uno de los 277 femicidios que ocurrieron en todo el país durante 2014 . “Las cifras siguen siendo alarmantes: cada 30 horas una mujer muere en el país víctima de la violencia de género . Los crímenes son cada vez más violentos y a las mujeres se las sigue matando pese a que muchos hechos de violencia son denunciados y hay restricciones judiciales”, dijo a LA NACION Fabiana Túñez, directora ejecutiva de la asociación civil La Casa del Encuentro.
Esta ONG es una de las pocas entidades que en la Argentina vienen siguiendo los casos de violencia de género y que confeccionan estadísticas. Su último estudio reveló que de los 277 femicidios que se registraron el año pasado hubo 39 casos en los que las víctimas habían denunciado violencia de género. Eso significa que tres de cada 20 femicidios podrían haber sido evitados si las víctimas hubiesen recibido la protección necesaria por parte del Estado.
“Los femicidios se multiplican y la violencia contra la mujer aumenta porque falta conciencia en la sociedad. No hay estadísticas oficiales y sin eso no se puede aplicar ningún plan de prevención. Hay que contar lo que pasa y permitir que se genere un debate en torno al tema. Que en las escuelas se pueda dictar educación sexual sin ningún prejuicio”, dijo a LA NACION Verónica Catinari, integrante de la ONG Mujeres de la Matria Latinoamericana (Mumala).
La Defensoría General de la Nación también difundió un estudio que precisa que durante 2014 se recibieron 2725 consultas; un tercio de ellas fue por violencia de género. De esa cantidad, en 763 oportunidades se brindó patrocinio jurídico.
“Surge de las denuncias que más de la mitad de los agresores tenían comportamientos violentos fuera del hogar, y tres de cada diez denunciantes refirieron que registraban antecedentes de violencia en relaciones previas. En la mitad de los casos las consultantes señalaron que sus agresores sufren de algún tipo de adicción, asociada en general al alcohol, las drogas o ambas”, detalla el informe de la Defensoría.
Si bien los datos difundidos por La Casa del Encuentro no incluyen los crímenes ocurridos este año, extraoficialmente se sabe que ya son más de 20 las mujeres asesinadas durante lo que va de 2015. Uno de los últimos casos ocurrió en pleno Puerto Madero.
Fue la noche del jueves 9 de este mes, en la esquina de Macacha Güemes y Alicia Moreau de Justo. Agustina Salinas, de 26 años, y su novio, Marcos Álvarez, de 28, comenzaron a pelear en un bar. La discusión comenzó a tornarse violenta y salieron del local. Él la amenazó y ella comenzó a correr y a gritar pidiendo auxilio, pero él la alcanzó y le clavó un cuchillo tipo Tramontina en el cuello. La joven, una médica que recién había completado una residencia en pediatría, cayó muerta cerca de las vías del tren. Se desangró, poco a poco, ante la mirada de varios peatones que no podían creer lo que veían.
La Prefectura fue alertada y uno de sus efectivos comenzó seguir al agresor, que se resistió y recibió dos balazos: uno en el muslo -tras el cual siguió acuchillando a su novia- y otro en la ingle. Fue capturado y trasladado de urgencia al hospital Argerich, donde murió dos días después, cuando era operado.

NEGAR LO QUE PASA
Sandra Villalba tenía 40 años y vivía en el partido bonaerense de 9 de Julio. Su pareja era un conocido patovica de la ciudad al que le gustaba golpearla con frecuencia: la primera vez le pegó una trompada en la cara y le sacó un diente. Ella dijo que se había caído de la bicicleta. La segunda vez le quebró varios dedos… y ella dijo que se había atrapado la mano sin querer con la puerta. La tercera vez, la golpeó y la arrastró de los pelos en moto unos 50 metros. Ella les dijo a los vecinos que no pasaba nada, que se metieran en sus casas.
La última vez la agarró del cuello y la golpeó, aparentemente con una manopla de hierro. Le quebró la mandíbula y la mujer se desplomó; eso no lo detuvo: le siguió pegando hasta matarla.
“Mi hija siempre metía excusas para cubrir las palizas que le daba su pareja. Nosotros no sabíamos nada y no fue hasta el momento de la investigación judicial por su muerte que nos enteramos de cómo la maltrataba y de las veces que nos había mentido. Él se llama Marcelo Vicente Gamella. Tenían una relación que parecía normal; estuvieron juntos 17 años y durante el juicio nos enteramos de lo brutal que había sido. Incluso con su mujer anterior, que declaró cómo había sido víctima de maltratos”, dijo a LA NACION Omar Villalba, padre de la víctima.
“Un hombre llega a golpear y hasta matar a una mujer cuando considera que ella es de su propiedad. Es el objeto del deseo, y si no es de él, no puede ser de nadie. La tiene que eliminar. La mujer generalmente es víctima cuando atraviesa un estado de vulnerabilidad: puede ser porque haya una dependencia económica, afectiva o porque está sola. El agresor siempre trata de aislarla, de separarla de la familia para poder dominarla. Y no tolera que ella lo deje y vuelva a tener libertad; que pueda ser una mujer independiente y deseable para otras personas”, explicó a LA NACION Fernando Cartasegna, fiscal bonaerense de delitos de autores ignorados y referente en delitos conexos a la trata de personas y pornografía infantil en la Red.
En la Argentina fue sancionada hace seis años la ley 26.485, que aborda de manera integral la violencia de género. Su título es “Ley de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollan sus relaciones interpersonales”.
“Un hombre llega a golpear y hasta matar a una mujer cuando considera que ella es de su propiedad. Es el objeto del deseo, y si no es de él, no puede ser de nadie. La tiene que eliminar. La mujer generalmente es víctima cuando atraviesa un estado de vulnerabilidad” dice Fernando Cartasegna, fiscal bonaerense de delitos de autores ignorados
Aunque esa norma está vigente, desde 2008 hasta diciembre del año pasado 1808 mujeres fueron víctimas mortales de la violencia de género, según revelan las estadísticas de La Casa del Encuentro.
“El problema es que, si bien se sancionó la ley, nunca se la pudo aplicar íntegramente por falta de presupuesto. Por eso pedimos que se declare la emergencia nacional por la violencia de género. Eso permitiría contar con más fondos para poner en marcha los mecanismos de prevención”, dijo Catinari, de Mumala.
Túñez destacó que si bien en nuestro país existe una “buena legislación” sobre la problemática, la Argentina tiene un triste récord: es el país de América del Sur en el que se mata a más mujeres: hay un femicidio cada 30 horas. Si se incluye a los países de América Central, la Argentina ocupa el quinto lugar”. La nómina negra es encabezada por México, que tiene un promedio de cinco femicidios por día; le siguen Guatemala, Costa Rica y República Dominicana, precisó Túñez.
Muchos de los 1808 casos que menciona el estudio de La Casa del Encuentro han sido relatados en los medios de comunicación. Pero desde hace tres años los crímenes violentos contra adolescentes y mujeres jóvenes, con detalles brutales y macabros, ganan cada vez más el interés de la opinión pública.
Ése fue el caso, por ejemplo, del asesinato de Daiana Ayelén García, de 19 años; el 13 de marzo pasado salió de su casa, en La Paternal, para una entrevista de trabajo en Palermo. Su cuerpo, semidesnudo, con una media en la boca y dentro de una bolsa, apareció a la vera de la ruta 4 y el cruce con la calle Libres del Sur en una zona fabril de Llavallol, Lomas de Zamora.
O el de Noelia Akrap, de 16 años, que el 15 de noviembre pasado fue asesinada a golpes y piedrazos cuando iba a comprar cigarrillos en Berazategui. Su cadáver apareció en un descampado de la localidad de Ezpeleta, en Quilmes, tapado por cartones. Tenía los huesos astillados.
También, el misterioso homicidio de Melina Romero, que tras festejar su cumpleaños N° 17 en San Martín estuvo desaparecida durante un mes, hasta que su cadáver fue encontrado el 23 de septiembre último a orillas de un arroyo y a metros del predio de la Ceamse en José León Suárez. A la lista se pueden sumar otros casos que conmocionaron a la opinión pública, como el de Lola Chomnalez, de 15 años (ocurrido en Uruguay); el de Araceli Ramos, de 19, y el de Ángeles Rawson, de 16 años. También, el de Marisol Oyhanart, de 38 años, asesinada en su Saladillo natal hace un año, y el de Wanda Taddei, prendida fuego por su marido, el ex baterista de Callejeros Eduardo Vázquez, hace ya cinco años.

CASOS PARADIGMÁTICOS
“No podemos decir que ahora hay más femicidios que antes, simplemente porque no tenemos estadísticas oficiales. Lo que es cierto es que antes los casos quedaban perdidos en titulares como crímenes pasionales o cuestiones de la vida privada de las familias. Ahora se presta mucho más atención a la violencia de género y los medios reflejan casos violentos. Si hubiese que buscar un caso emblemático donde las cosas comenzaron a ser vistas de otra manera podría ser el crimen de María Soledad Morales, en Catamarca. Pero hay otros que fueron importantes en cada momento, por la relevancia que se le dio al tema. Uno de ellos fue el cuádruple crimen de La Plata”, dijo Túñez.
La noche del 27 de noviembre de 2011, cuatro mujeres fueron brutalmente golpeadas y acuchilladas en el departamento 5 de la calle 28 entre 46 y 47, en el barrio La Loma. La escena del crimen dejó perplejos a investigadores y peritos por la gran cantidad de charcos de sangre y los signos de violencia que mostraban cómo las víctimas habían peleado por su vida contra el asesino.
“No podemos decir que ahora hay más femicidios que antes, simplemente porque no tenemos estadísticas oficiales. Lo que es cierto es que antes los casos quedaban perdidos en titulares como crímenes pasionales o cuestiones de la vida privada de las familias. Ahora se presta mucho más atención a la violencia de género y los medios reflejan casos violentos”, dijo Túñez.
Por los cuatro homicidios, el Tribunal Oral Criminal N° 3 de La Plata condenó a reclusión perpetua a Javier “la Hiena” Quiroga. Los jueces consideraron que el homicida, tras haber compartido unos mates, primero asesinó a Susana De Bartolle, de 63 años. Luego, para procurar impunidad y no dejar testigos, mató a la nieta de ésta, Micaela Galle, de 11 años. La madre de la nena, Bárbara Santos, de 29 años, estaba en el baño, duchándose. Allí fue sorprendida y acuchillada. Cuando el asesino se aprestaba a salir del departamento llegó Marisol Pereyra, de 35 años, una amiga de la familia que pasaba de visita; también fue asesinada.
“Mi hija tuvo mala suerte. Ella llegó a visitar a su amiga cuando ya las habían matado. No tuvo tiempo, la sorprendieron y la asesinaron. La Justicia se ha demorado. Hay sólo un detenido, Quiroga, pero en primera instancia absolvieron al Karateca [Osvaldo] Martínez, aunque se demostró que era celoso, agresivo y posesivo con su novia, Bárbara. Luego del juicio se supo que había tenido planteos violentos contra esa chica”, contó Miguel Pereyra, padre de Marisol.
El caso fue apelado al Tribunal de Casación y el mes pasado, al cumplirse 40 meses del múltiple homicidio, los familiares marcharon en tribunales, soltaron globos negros y pidieron justicia. “Hay muchas irregularidades. El Karateca tiene todo el perfil de un psicópata. Pero lo dejaron en libertad. Ahora nosotros pedimos a Casación que revea el fallo”, dijo Pereyra.
Durante 2014 continuaron los femicidios en el país. En Córdoba y Salta hubo 21 crímenes en cada provincia. Hace dos semanas, en San Francisco, Córdoba, ocurrió un crimen conmocionante: María Eugenia Lanzetti, de 45 años, fue asesinada por su ex pareja en la guardería en la que era maestra, delante de niños de entre 3 y 4 años. Su ex esposo, Mauro Bongiovanni, tenía una restricción del hogar y ella contaba con el botón antipánico que le había otorgado la Justicia. Al igual que en el caso de Puerto Madero, él le dio una puñalada mortal en el cuello.
Hubo femicidios en varias provincias; en Misiones, mataron a 16 mujeres; en Entre Ríos, a 15, y en Santa Fe, a 13. Pero sin lugar a dudas la provincia más caliente en materia de violencia de género y asesinatos de mujeres es, por su propio tamaño y demografía, Buenos Aires: el último año hubo 91 crímenes de género.
Los hechos fueron tan violentos que el ministro de Seguridad bonaerense, Alejandro Granados, ordenó abrir más comisarías de la mujer y se fijó la meta de llegar a contar con 135 dependencias, una por cada distrito que tiene la provincia.
“La violencia de género es un tema que nos preocupa y por eso estamos abriendo nuevas comisarías de la mujer y se reciben más denuncias. La idea es poder contener a las víctimas, que no estén dando vueltas por los juzgados. Que en las dependencias puedan hacer la denuncia y se las contenga. Que sepan que no están solas y que desde el Estado se las pueda ayudar”, dijo a LA NACION Mabel Rojas, directora de Coordinación de Políticas de Género del Ministerio de Seguridad bonaerense, que tiene a su cargo las 82 comisarías de la mujer de la provincia.
Los datos oficiales aportados por esa dirección revelaron que durante 2013, cuando había 66 comisarías de la mujer, la policía bonaerense recibió 124.582 denuncias de violencia de género. El año pasado hubo otras 166.865 denuncias, y en los dos primeros meses de este año, 30.745. Estos datos ofrecen una dimensión del problema: en los últimos 26 meses hubo un promedio diario de 408 denuncias por violencia de género en la provincia de Buenos Aires.
“La violencia de género es un tema que nos preocupa y por eso estamos abriendo nuevas comisarías de la mujer y se reciben más denuncias. La idea es poder contener a las víctimas, que no estén dando vueltas por los juzgados. Que en las dependencias puedan hacer la denuncia y se las contenga. Que sepan que no están solas y que desde el Estado se las pueda ayudar” dice Mabel Rojas directora de Coordinación de Políticas de Género del Ministerio de Seguridad bonaerense.
Tanto para Catinari como para Túñez, la apertura de nuevas comisarías de la mujer es una noticia positiva, pero no alcanza para solucionar el problema. En sus estadísticas, la presidenta de La Casa del Encuentro destacó que muchos de los femicidios son cometidos en el ámbito de parejas que pertenecen a las fuerzas de seguridad. Rojas reconoció que hubo casos en que policías mataron a sus parejas. “Los policías tienen los mismos problemas que cualquier ciudadano. Cuando se detecta que algo anda mal, se lo trata de contener”, dijo Rojas.
La decana de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y especialista en violencia de género, Edith Pérez, concluyó: “Hay que concienciar al personal policial que recibe las denuncias. Entre un 15% y un 20% de los femicidios son cometidos por integrantes de las fuerzas. Nadie queda exento, ya que el femicidio no distingue clases sociales. Se dan en un ámbito de desigualdad de géneros. Desde lo social están marcados por la cultura patriarcal. La violencia de género y el asesinato de una mujer son la máxima expresión de la apropiación del otro”.
LA NACION

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