Por qué existe el fenómeno Pincha

Por qué existe el fenómeno Pincha

Por Máximo Randrup
Estudiantes sigue sorprendiendo por cómo logra valorizar a sus jugadores. En los últimos años, superó una recaudación de 70 millones de dólares, por venta de jugadores, para transformarse en uno de los clubes argentinos que más y mejor venden. ¿Cuáles son las razones de este fenómeno? Una sumatoria de cuestiones que le permitieron a la entidad platense ser un equipo competitivo en el ámbito local e internacional y, al mismo tiempo, reposicionarse económicamente. Punto por punto, éstas son las claves de este presente, que tiene como disparador el traspaso de Guido Carrillo a Monaco en 10.000.000 de dólares.
1-El trabajo en las inferiores: Claudio Vivas, ex ayudante de campo de Marcelo Bielsa, fue coordinador de las divisiones inferiores desde fines de 2004 hasta fines de 2007, y en esa etapa formativa apadrinó a muchos de los chicos que luego se destacaron en primera y le dejaron varias divisas al club. Por City Bell elogian mucho su trabajo, apuntado desde el orden para el crecimiento de los chicos y la jerarquía analizada para el reclutamiento en todo el país. “Nunca estuvieron tan bien las inferiores como cuando estuvo Vivas”, coincide más de un testigo. Sólo contando ventas desde 2007 para acá, el pincha recaudó casi 57 millones por futbolistas formados en su cantera.
2-La conexión desde las infantiles. De 2002 a 2012, Estudiantes tuvo el mismo coordinador de Infantiles: Carlos Bottegal. Y muchos de los chicos que luego fueron vendidos en millones dieron sus primeros pasos en ese proceso. Uno de los principales méritos de Bottegal fue que trabajó en conexión con Vivas. Bottegal no se fue bien del club, porque cuando llegó como presidente Enrique Lombardi decidió incorporar a otros profesionales, pero su aporte fue importante.
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3-Lombardi, la piedra dirigencial. Más allá de ese contrapunto con Bottegal, Lombardi fue el presidente de esta nueva era en donde decidió apostar decididamente por los juveniles, de 2011 a 2014. Un poco por necesidad (las finanzas no estaban bien) y otro por convicción, vino con la política de darles lugar a los chicos del club, cambiar lo que se venía haciendo hasta ese momento. Y cumplió. Antes, salía a comprar jugadores para buscar mantenerse en los primeros planos. Y no había límites a los entrenadores. Miguel Ángel Russo sumó 12 refuerzos, muchos a préstamo, lo que no le generaba patrimonio a la institución y encima tapaba a los chicos. Y esta idea es continuada por Juan Sebastián Verón, que potenció sus contactos con los clubes europeos para buscar las mejores cotizaciones.
4-No ceder ante la primera oferta. En el mercado anterior habían preguntado por Carrillo, pero nadie se arrimó siquiera a la cifra en que finalmente fue vendido ahora a Monaco. Estudiantes lo retuvo: apostó por lo deportivo (tenía por delante la Copa Libertadores) y también la búsqueda de mostrarlo en la vidriera internacional para que se cotizara más. Y en todos los casos el Pincha se queda con un porcentaje o plusvalía de una futura venta, por lo que los chicos siguen generando ingresos a futuro.
5 – Pellegrino, el técnico del respaldo. De nada hubiera servido que Estudiantes trabaje bien en las infantiles e inferiores si luego del técnico de la primera no les hubiera dado la chance. Y ese entrenador fue Mauricio Pellegrino, que llegó en abril de 2013. Desde la sorpresiva salida de Alejandro Sabella (el DT campeón de la Copa Libertadores 2009), le había costado a Estudiantes tener procesos largos. Así fue que, en dos años y un puñado de meses, pasaron Diego Cagna, Juan Manuel Azconzábal, Miguel Ángel Russo y los interinatos de Luis Suárez y Martín Zucarrelli. Pellegrino terminó de formar y potenciar a esos chicos. Y les dio la chance de equivocarse para luego ser mejores. A Pellegrino le sacaron a Braña y se la arregló con Gil Romero; le vendieron a Duvan Zapata y puso a Carillo; eligió a Gerónimo Rulli y explotó. Y pese a que estaban Pato Rodríguez y Cerutti, el técnico apostó por Auzqui. Y antes de poner a otro arquero le dio la posibilidad a Agustín Silva, aunque por errores futbolísticos terminó ganándose el puesto un experimentado como Hilario Navarro. Cuando se fue Jonathan Silva tuvo partidos Mauricio Rosales, que jugaba por los dos laterales.
6-La paciencia para esperarlos. Los juveniles no se destacaron apenas debutaron. Tuvieron que vivir su etapa de adaptación. Carrillo no tenía tanta eficacia. Se le dio continuidad y mejoró los gestos técnicos para moverse en el área y definir. Rulli tuvo lesiones importantes antes de debutar e igual se lo esperó. Joaquín Correa era intermitente, pero se apostó por él como arma de desequilibrio. Silva y Leo Jara tuvieron expulsiones infantiles propias de la edad y no se los condenó, se entendió que eran vivencias que formaban parte del aprendizaje. Y los últimos capitanes fueron Gil Romero y Carrillo. No fue casualidad.
7-El contexto global. En Gimnasia, con Pedro Troglio, también surgieron en los últimos tiempos promesas como Maximiliano Meza o Javier Mendoza, pero el nivel colectivo del equipo no los ayudaba (hoy mejoró bastante). En Estudiantes fue al revés. Tener un colchón de puntos y mantenerse estable hizo que no tuviera problemas con el promedio por el descenso y eso facilitó el escenario para la aparición de los chicos. Aun en los momentos no positivos igual el club tenía tranquilidad deportiva.
De aquella camada que irrumpió en primera quedan Gastón Gil Romero y Leonardo Jara (Carlos Auzqui y Mauricio Rosales en un segundo escalón) como los potenciales futbolistas a ser transferidos. Y si bien ahora están buscando un delantero de experiencia para reemplazar a Carrillo, ya se empezó a foguear a Diego Mendoza, un centrodelantero que comenzó a tener más rodaje en el semestre pasado.
LA NACION