16 Jun Negociación colectiva y participación en las ganancias
Por Oscar Cuartango
Cuando uno es contemporáneo de los hechos que tiene que analizar muchas veces no puede dimensionar el tamaño de los mismos ni pronosticar su trascendencia.
Este es el caso de lo plasmado recientemente por haberse arribado al acuerdo colectivo de los empleados bancarios en el cual -además de homologarse una típica suba salarial- se abrió la puerta a la participación de los trabajadores en las ganancias de las entidades del sector. Sin duda alguna este hecho marca el comienzo de una nueva y postergada etapa mediante el cual se torna plenamente operativa la manda del artículo 14bis de nuestra Constitución Nacional.
El propio Carlos Tomada celebrando que los trabajadores puedan ser partícipes de los logros obtenidos por un sector de alta rentabilidad como el bancario, calificó al acuerdo como un avance histórico de los trabajadores -que agrego- no hubiese sido posible sin las intensas y efectivas gestiones llevadas a cabo en la cartera laboral a su cargo.
En palabras del diputado y abogado Laboralista Héctor Recalde -impulsor de los últimos proyectos legislativos en la materia-el contenido de la reciente negociación colectiva sectorial y la inserción de los trabajadores bancarios en la participación en las ganancias es sin duda alguna un hecho histórico.
Aquella activa intervención de Crisólogo Larralde -que a pesar de no ser convencional constituyente- como presidente de la UCR logró obtener y mantener el quórum necesario para que se sancionara el artículo 14bis de la Constitución Nacional en el año 1957, hoy se complementa por la comprometida negociación colectiva que pone en funcionamiento uno de sus mas postergados postulados, que es que los trabajadores puedan participar en la ganancia que ellos mismos producen.
Es una grata sorpresa que el funcionamiento del instituto se realice por medio de la autonomía colectiva de las partes y no por una directiva estatal, lo que garantiza aún más su perdurabilidad y compromiso de los involucrados y que parece marcar el rumbo a seguir por otros colectivos del mundo del trabajo.
Creo sin duda alguna que los actores han dado un verdadero ejemplo de madurez rompiendo con aquellas tendenciosas críticas que ven a la sociedad dividida y en constante pugna. Por el contrario capital y trabajo han acordado mejorar las condiciones laborales del sector.
La participación de los trabajadores se estipula en el referido acuerdo en forma rígida y escalonada según los salarios y porcentajes de productividad, y ello lo permite favorablemente el sector por ser uno de los más controlados en torno a la rentabilidad vía BCRA.
No obstante no me cabe duda alguna que el avance logrado será un punto de partida susceptible de ser emulado por otros sectores productivos, ya que si bien hasta el día de la fecha no ha podido lograrse el consenso político para su regulación por ley, la negociación colectiva de los involucrados -al decir de Montoya Melgar, como el traje a medida- es la más eficiente manera de lograrlo, dándole además verdadera legitimidad de origen.
Hoy un derecho social, quizás el más claro, detallado y al mismo tiempo postergado de los insertos en el 14bis de nuestra Constitución Nacional toma forma y propone insertar dentro del progreso a los trabajadores.
Los empleadores no deben reaccionar indebidamente a su implementación ya que para su operativización se necesita inevitablemente que el sector involucrado posea ganancia y rentabilidad cuantificable. Del mismo modo su implementación no debilita uno de los pilares esenciales de la disciplina, la indemnidad del trabajador frente al riesgo empresario.
Creo -reitero- que estamos frente a un hecho histórico que puede sin duda alguna ser el motor generador de una nueva forma de congeniar los esfuerzos de todos los sectores involucrados en la creación de un nuevo modelo de nación, en la cual todos seamos partícipes y protagonistas. En palabras de nuestra Constitución Nacional, haciendo lugar al progreso con justicia social.
EL CRONISTA