17 Apr Bronquiolitis: detectan cuáles son los bebes más vulnerables
Por Fabiola Czubaj
Cada año, la bronquiolitis dispara una alerta en las guardias pediátricas del país a medida que avanza el otoño. Atestados, siempre sin camas suficientes para atender semejante demanda, los hospitales reciben a los bebes, para los que aún no existe una vacuna que los proteja de un virus que termina por infectar a la mitad de los menores de un año. Ahora, una investigación de la Fundación Infant realizada en nuestro país a lo largo de los últimos 11 años aporta pistas para reconocer a los chicos más vulnerables y, así, permite que el sistema de salud diseñe medidas preventivas.
Es más, los resultados demuestran por primera vez que existe un grupo de bebes que tiene 8 veces más riesgo de quedar internado si se enferma que el resto de los pequeños de la misma edad. Y no son precisamente chicos que viven en los lugares con malas condiciones de vivienda e higiene. Al contrario.
“Casi el 10% de los menores de un año que viven en las ciudades, en familias de clase media, es altamente susceptible al virus sincicial respiratorio (VSR), que causa la bronquiolitis”, explicó el pediatra infectólogo Fernando Polack, que dirigió el estudio. Son, según aseguró, chicos que a simple vista no tienen ninguna característica que los diferencie del resto. “Sólo poseen un «cambio» en una proteína fundamental del sistema inmunológico. Esperamos que, en un futuro no tan lejano, se pueda detectar con un simple análisis de una gota de saliva. Esos chicos, en los que se “desactiva” la proteína, son casi tan vulnerables al virus de la bronquiolitis como un bebe prematuro extremo”, explicó.
En nuestro país, todos los años, el 50% de los menores de un año se infecta con el VSR, y a uno de cada cinco sus padres o cuidadores lo llevan a una guardia o una salita de salud porque no pueden respirar normalmente. Dos de esos chiquitos quedan internados, según muestran los datos de estudios previos de Infant. “Es decir, que alrededor de dos de cada 100 chicos con menos de un año quedan internados por bronquiolitis”, precisó Polack, director científico de la fundación y profesor titular de la cátedra César Milstein del Departamento de Pediatría de la Universidad de Vanderbilt, Estados Unidos.
RIESGO “PREMATURO”
El 8-10% de los bebes que nacen prematuramente con menos de 1,5 kilos y se infectan con el VSR necesitan quedar internados. En el nuevo estudio, los investigadores observaron que uno de cada 10 bebes a término de clase media posee esta modificación (polimorfismo) de la proteína TLR4 responsable de protegernos de un entorno adverso y que predispone a padecer bronquiolitis como si fuera un prematuro.
Eso es porque frente a la infección por el VSR el polimorfismo induce una respuesta alérgica grave que, como definió Polack, es más parecida al asma. “Ahora podemos entender un poco más el mecanismo de la bronquiolitis y esta interacción entre el gen (que codifica la proteína TLR4) y el ambiente que nos muestra a una determinada población altamente vulnerable a la infección por el VSR. Es el primer estudio en el campo de las enfermedades respiratorias virales sobre la interacción del ambiente y los genes y la predisposición a enfermar”, señaló el pediatra Mauricio Caballero, becario de investigación de Infant y coautor del estudio publicado en The Journal of Clinical Investigation.
El trabajo se realizó en dos etapas. En los inviernos entre 2003 y 2006, los investigadores, que pertenecen a distintas instituciones del país y el exterior, estudiaron y monitorearon a 768 bebes con bronquiolitis atendidos en las guardias y los servicios de atención ambulatoria de la ciudad de Buenos Aires, Berazategui, Florencio Varela y Ciudadela. Para validar esos resultados, repitieron el estudio en más de 1000 chicos atendidos en la ciudad de Buenos Aires, Berazategui y Almirante Brown durante los inviernos del período 2010-2014; en total, participaron 1800 pequeños.
Para conocer mejor los mecanismos de acción de la proteína TLR4, se repitieron algunos análisis en un modelo animal de laboratorio.
“Este estudio es tremendamente importante porque revela que la combinación entre la genética y el medio ambiente es capaz de determinar un grupo de riesgo de enfermedad más grave. Es decir que tenemos que buscar distintos tratamientos para grupos que sólo en apariencia tienen la misma enfermedad. Esto tendrá repercusión mundial”, explicó por mail otro coautor del estudio, Renato Stein, que dirige el Servicio de Neumopediatría de la Pontificia Universidad Católica de Rio Grande do Sul y es editor asociado del Jornal Brasileiro de Pneumologia.
Pero lo sorprendente del estudio, también, es que los autores detectaron que si esos chicos de clase media, sin necesidades insatisfechas, nacieran en una zona rural o en un barrio carenciado, sin agua potable o cloacas, situación que debería predisponerlos a enfermar, el riesgo se invertiría. “El mismo cambio de la proteína que los perjudicaba -indicó Polack- ahora los protegería.”
Tanto, que tendrían 5 veces menos posibilidad de quedar internados que el resto de los chicos que viven en una zona rural o de clase baja. La diferencia está en la cantidad de bacterias y otros microorganismos a los que quedan expuestos los bebes en ese entorno antes de cruzarse con el VSR y que permite que el sistema de defensas madure tempranamente.
“Una de las grandes preguntas era qué hace que un chico sin esas carencias en su entorno desarrolle bronquiolitis severa y la respuesta nos permitió detectar una nueva población de riesgo urbana, como también comprobar que lo que daña a esa población infantil protege a los chicos en un ambiente carenciado”, dijo Caballero.
Ahora, el objetivo será detectar qué intervenciones, más allá de una vacuna, podrían ayudar a estos chicos. “Una posibilidad para evaluar sería cambiar el medio ambiente de un bebe de clase media en riesgo. Medidas como incorporar un perro a la familia, incentivar el consumo de probióticos prenatales en un alimento o recomendarles a los padres de los niños de alto riesgo que se alejen un poco de la ciudad por lo menos en los primeros seis meses de vida del bebe, por ejemplo, tal vez podrían ayudar a reducir ese riesgo enormemente”, señaló Polack..
LA NACION