¿Por qué dar la teta?

¿Por qué dar la teta?

Por Violeta Vázquez
La puericultora trabaja en todo lo que se refiere a lactancia y crianza. Por eso, debe tener en cuenta las necesidades del recién nacido y el medio que lo rodea, aun desde antes del nacimiento. Contiene, escucha, observa y brinda ayuda externa sin interferir en el vínculo madre-hijo.
La lactancia natural es la continuación del embarazo y del parto y la alternativa más saludable para las mamás y los bebés. El niño pertenece al cuerpo de su madre. Necesita de él. Hacer de él un lugar parecido a la panza otros nueve meses más fuera de él.
Las madres y los padres que tienen a su bebé en brazos por primera vez se sienten más maravillados y más solos que nunca. Para darles el cuerpo y la nutrición a nuestros hijos necesitamos ayuda, guía, mirada, confianza y sostén. Lo más importante es ofrecer una línea de crianza basada en el respeto por el niño y, por sobretodo, en el conocimiento de la historia personal y transgeneracional de los padres.
Como madre me he sentido agotada, sin forma, sin tiempo, sin espacio, sin identidad, ultrademandada, absorbida, devorada. He sentido miedo y la soledad más infinita, y también he aprendido a valorar a mi compañero (el padre) cuando pudo sostener su rol con amor y altruismo.
Verse amamantando por primera vez puede resultar muy extraño. Las mujeres solemos estar muy desconectadas con nuestros cuerpos, y sentir su poder quizás sea incómodo o aterrador. Pero hay una memoria celular maravillosa en la naturaleza y el bebé nace sabiendo que tiene que reptar hacia el pecho de su madre y ahí se sentirá seguro y protegido. Cuando podemos dimensionar que la lactancia es la continuidad del embarazo y el parto podremos entregarnos con confianza a esta nueva etapa de la vida hecha leche.
Si un bebé pudo nacer del vientre de su madre sin sustitutos ni úteros tecnológicos o industrializados, por qué creer que nuestra leche no será suficiente o necesitará complementos. La sociedad de consumo nos ha llenado de miedos y culpas con respecto al bien o mal criar a los niños. Es interminable la cantidad de productos y servicios pensados para separar a los padres de sus hijos. Nos hacen creer que es para educarlos autónomos, cuando la mayoría de los adultos somos adictos a algo por no haber podido bancarnos el vacío que significa ser solos, sin estar dentro de mamá.
Por lo tanto, no sólo se priva al bebé de la experiencia reparadora de pertenecer al cuerpo de sus padres sino que se priva a los padres del placer biológico de permanecer cerca de nueve meses más acunando a sus hijos.
También es cierto que muchas mujeres no desean amamantar y merecen ser respetadas y acompañadas. Todas las madres debemos escuchar nuestra voz interior y tenemos derecho a que se respeten nuestros tiempos. Los problemas nacen cuando no sabemos qué deseamos ni qué nos pasa, y mucho menos qué es lo que realmente necesitamos. O mejor dicho, cuando no sabemos que respondemos a los deseos de otros. En mayor o menor medida todos, con una mano en el corazón, preguntándonos qué es lo que nos pediría nuestro hijo si pudiese hablar sobre sus necesidades, sabemos cuál es la respuesta.

Sobre el libro
Mi libro parte de mi recorrido como madre para llegar a contar mi punto de vista desde la profesión (soy puericultora y terapeuta) y de vuelta a recuperar la mirada de la madre imperfecta y contradictoria que soy. Me tocó una segunda maternidad después de ser especialista en madres y bebés y no me sentí para nada experta ni favorecida. La idea es pasar por todos los roles, animarme a contar mi historia desde el punto de vista de la niña, la mamá, la mujer y también la terapeuta.
Busquemos dar la teta en el sentido amplio. ¿Fuimos o somos amamantados por el universo? Pensemos a la leche materna como a un cordón energético que nos une con la fuente. La fuente es el universo dador y es nuestro sistema familiar. Pensemos si podemos recibir el flujo de energía que viene de nuestros ancestros como un bebé recibe el flujo energético de la leche de su madre.
Por ejemplo, cuento historias de mi maternidad siendo casi adolescente, de mi ser hija extramatrimonial, de mis trastornos de alimentación, y también historias de maternidades de consultantes, incluso historias de abordajes de diagnósticos médicos lapidarios como los de cáncer.
Desarrollé un método llamado Biodecodificación Rizoma, que sintetiza todo mi recorrido profesional y que busca desentrañar el pasado desde el presente hasta nuestros bisabuelos, para luego ser verdaderamente libres de elegir, conociendo si estamos siendo leales a nuestros ancestros de una forma inconsciente. El trabajo que hacemos es muy poco hablado, trabajamos con el cuerpo y la dramatización. Ahí está la riqueza.
También el libro habla de historias de lactancia y todo lo que significa poner el cuerpo a la hora de ser madre. Visibiliza un poco ese lugar de hastío y locura donde parece que no tenemos resto y el bebé siempre demanda más. ¡Visibilizamos también las necesidades de los niños y de los maridos!
EL LITORAL