“Todos podemos hacer algo”

“Todos podemos hacer algo”

En 1990, Reese Witherspoon, a la edad de 14 años, asistió a un casting abierto para la pelicula Amor de verano. Fue con unos amigos de su ciudad, Nashville, Tennessee, con la intención de audicionar como actriz secundaria, pero finalmente fue elegida para el papel principal de Dani Trant, una chica de campo que se enamora por primera vez de su vecino de 17 años. Su actuación fue considerada “memorable y conmovedora” por la revista Variety. Ese fue el puntapié inicial de su carrera como interprete.
Rubia, menuda (mide casi 1,60) y con rostro angelical, Reese Witherspoon tenía todo para ser una de las preferidas del público. Su physique du rol la llevó por todo tipo de films. Actuó en Ángel y demonio, de 1996, donde tambien estaba otro favorito del publico, el ex rapero Mark Walhberg. Protagonizó Juegos sexuales en 1999, donde conoció a su primer esposo Ryan Philippe, y estuvo en Psicópata americano (2000) junto a Christian Bale.
El punto de inflección, con respecto a la popularidad masiva fue la comedia Legalmente rubia (2001) que la catapultó definitivamente al firmamento de Hollywood, para nunca mas retornar al mundo de los mortales. Su mayor éxito de taquilla fue su siguiente película No me olvides (2002), pero años despúes (en 2005) el film Johnny & June – Pasión y locura le valió un Premio Oscar, un Globo de Oro, un premio BAFTA y el Premio del Sindicato de Actores.
Su última gran producción había sido Agua para elefantes (2011), donde compartió pantalla con el siempre renombrado Robert Pattinson.
Además, la chica interpretó a la hermana de Rachel en Friends, y puso su voz en Los Reyes de la colina y en Los Simpson. A comienzos de diciembre estrenó Una buena mentira, un nuevo trabajo donde muestra cuánto aprendió en todo este tiempo.
“La verdad es que estoy muy agradecida al público por elegirme, espero que me siga eligiendo”, dice la actriz que protaganiza esta pelicula del canadiense Philippe Falardeau.
–¿Qué pensaste la primera vez que leíste el guión?
–Leí el guión y me enamoré enseguida, me pareció increíble la verdadera historia de estos chicos que caminaron miles de kilómetros para encontrar un lugar seguro luego de que los padres fueran asesinados. Amé la idea de que mi personaje fuera tan emocional, y encontrara amistad con los chicos para convertirnos en una familia.
–¿Qué te hizo querer hacer la película? Y al tener tres hijos, ¿cómo hiciste para cumplir con todo?
–¡Tendrías que haber mi habitación de hotel esta mañana! Era un caos de panqueques, leche, frutas y adolescentes. ¡Una locura! (risas) En realidad, pensé que el guión era hermoso. La guionista Margaret Nagle hizo un trabajo increíble. Se notaba que había mucha investigación, porque cuando empecé a ver documentales todo era completamente exacto. Cada historia que se conoció de los refugiados sudaneses se cuenta de alguna manera en la película y en el guión. Entonces nos encontramos y hablamos de eso. Me reuní con Margaret y Molly Smith, además de Philippe Falardeau, el director, y nos pareció que era una maravilla. Hay muchas veces en que pensás que apreciás tu vida, pero luego ves la perspectiva de otra persona sobre nuestros privilegios y las oportunidades que tenemos, ya sea en educación, salud, alimentos o simplemente agua corriente. Una de mis escenas favoritas es cuando él está agitando sus manos mojadas, después de haber caminado por el desierto sin agua ni comida. Pensé que era un gran mensaje también para las familias. Es importante decir que es genial llevar a los hijos a ver esta película, porque trae un montón de temas de conversación a la mesa de la cena que todos debemos tener.
–Debe haber sido un reto increíble interpretar a un personaje así. ¿Qué has aprendido acerca de Sudán del Sur y Sudán en general?
–Yo venía de un lugar de no saber, salvo algún artículo de un periódico al azar o algo así. Sabía muy poco acerca de la historia. Había un montón de documentales interesantes y algunas cosas en el noticiero 60 Minutes que era muy interesante. Y aún así, yo no lo sabía. Muchas de las cosas que aprendí eran de hablar con Emmanuel Jal, quien interpreta a Paul, y hablar con Ger. A veces estábamos haciendo las escenas y yo decía, “¿Esto realmente sucedió?”. Luego, al final de la película, tenemos que ir al campo de refugiados de Kakuma. A pesar de que no realicé ninguna escena allí, no quería hacer sólo la parte en Atlanta y volver a casa con mi vida. Tenía muchas ganas de ver lo que fue su experiencia. Así que me llevé a mi hija adolescente y nos fuimos. Fue muy emotivo ver a más de 250 mil personas desplazadas y durmiendo en las losas de concreto. Tienen 12 lenguas distintas, siete tipos diferentes de religiones, muy poco cuidado de la salud y muy poca comida. Para mí fue una oportunidad para crear consciencia, pero también es una oportunidad para crear un cambio. Estaba hablando ayer con Rick Warren, que es un líder religioso increíble, y me dijo: “A veces asumimos que si las personas son pobres no son inteligentes, o que no tienen nada que ofrecer a la sociedad.” Y terminan siendo médicos, educadores, que son líderes de la comunidad, y que esencialmente han sido desplazados. Ha sido increíble a través de este proceso ver cómo todos estos hombres y mujeres maravillosas de Sudán están haciendo cosas increíbles en Estados Unidos. Uno de ellos es un veterano de la guerra de Irak y Afganistán. Otro es líder de su comunidad. Ha sido muy educativo para mí aprender acerca de los refugiados y sus contribuciones a la sociedad. Ojalá podamos aprender más de ellos para salir de esas situaciones.
–¿Cómo llegaste componer el look de tu personaje, Carrie? ¿Fue escrito así y tuviste alguna opinión sobre esto?
–Molly me llamó y me dijo que quería que yo fuera morena y no rubia. (risas) Yo pensaba, “está bien. Pues bien. Lo he hecho antes”. Y lo hicimos. Yo acababa de tener un bebé y esa es la única razón por la que no sabía si quería hacer la película, porque estaba todavía cuidando del pequeño. Luego, cuando leí el guión, ya estaba diciendo, “¡Oh, Dios mío, tengo que hacerlo! ¿Cómo voy a hacer esto?” ¿Sabías que el cerebro es simplemente confuso justo después de tener un bebé? Yo estaba muy confundida. Sólo trabajé con los de peinado y maquillaje. Estaba con todo mi peso post bebé, además.
-Mencionaste antes que llevaste a tu hija al campamento de refugiados. ¿Por qué era importante que ella fuera ahí?
–Ella es una chica maravillosa, con conciencia social, pero incluso un niño que lee un millón de libros acerca de una situación no lo entiende hasta que lo ve por sí mismo. Tuve mucha suerte de que se organizaron para que ella pudiera estar allí, porque es un poco joven para estar en estos viajes. Fue el año pasado, cuando acababa de cumplir 14. Fue increíble. Ella no dijo ni una palabra en todo el día. No habló de eso hasta un par de días más tarde. Vimos las mujeres que dan a luz en las mesas de metal con su bebé sentado ahí sin ropa, niños que estaban enfermos, y los bebés como la edad de su hermano sentado en losas de concreto y durmiendo con otros siete hermanos y hermanas. Creo que ver las condiciones era una cosa, pero la otra realmente notable de ellos era la alegría y la determinación de estas personas a superar y su determinación para que tengan una vida mejor para sus hijos. Su espíritu era simplemente increíble. Te saludaban con sonrisas y risas y abrazos y baile. Eso definitivamente la va a afectar a ella por mucho tiempo; conmigo sucedió. Fue increíble. Fue muy emotivo estar allí con Ger y miembros de su familia. Muchos familiares suyos están allí en ese mismo campamento. Me gusta la parte en la que el personaje de Corey en la película es tan reticente a involucrarse y dice: “No vamos a participar. Probablemente vamos a ser demandados.” Volviendo al punto, una de las cosas que creo que es tan grande acerca de esta historia es que uno no tiene que ser una persona perfecta para hacer algo grande para alguien más. Todos podemos hacer algo.
–¿Qué crees que tu hija ganó de la experiencia?
–Sólo la conciencia, la conciencia, y es de esperar un sentimiento de no querer dar la espalda. Además, creo que viajar es el antídoto para cualquier tipo de comportamiento egoísta. No es su culpa. Quiero decir, a los niños hoy en día les conseguimos todas estas tecnologías y el acceso a las cosas que los desconectan. Por lo tanto, lo que más pueda mostrarles del mundo es mejor.
TIEMPO ARGENTINO