Santa Fe: hubo 65 chicos baleados en sólo un año

Santa Fe: hubo 65 chicos baleados en sólo un año

Artículo publicado el 19 de enero de 2015.

Por Erico Vega
Para Santa Fe, 2014 fue el año más sangriento de su historia. Los homicidios alcanzaron una cifra récord, con 153 casos. Pero detrás de ese número se esconde otra cara de la violencia que atraviesa la ciudad: en el año hubo al menos 65 chicos menores de 14 años que tuvieron que ser internados en el Hospital de Niños Orlando Alassia por haber sufrido heridas de bala. Algunos sobrevivieron y otros no, pero todos los casos conmocionaron por igual a una sociedad que vive una realidad cada vez más compleja.
La mayoría de los chicos baleados quedaron en el medio del fuego cruzado entre bandas antagónicas, que se disputan el dominio del territorio en distintos barrios para vender drogas. Recibieron balas perdidas o se cruzaron en la línea de fuego. Todos fueron víctimas de una realidad narco que ya parece formar parte de la geografía local y que se suma a una forma violenta de resolución de todo tipo de conflictos y a una creciente inseguridad.
Con los 153 crímenes registrados en 2014, la ciudad de Santa Fe superó ampliamente las estadísticas del año anterior –cuando hubo 106 asesinatos– y también dejó atrás el récord de 2007, cuando se habían cometido 116. Esta tendencia alcista quedó reflejada además en la cantidad de chicos que ingresaron baleados al Hospital de Niños: en 2011 habían sido 41, al año siguiente hubo 51 y en 2013 fueron 53. Por eso, los 65 menores heridos de bala atendidos en 2014 marcaron otro triste récord.
La ola de violencia en Santa Fe no sólo no tiene antecedentes a nivel local sino que además la ubica como una de las ciudades más violentas de la Argentina. Su tasa de homicidios llega a 30 casos cada 100.000 habitantes, cuando la media a nivel país es de 5,5 crímenes cada 100.000 habitantes. Rosario, la otra ciudad santafesina donde los asesinatos no paran de crecer, tiene una tasa de 22 muertes violentas cada 100.000 habitantes.
No es una situación nueva para Santa Fe que las peleas a tiros entre bandas provoquen bajas de un lado y del otro. La novedad del fenómeno tiene que ver con los chicos que quedan en el medio: la violencia se desata sin importar quién esté en escena.
Entre todos los casos de chicos baleados, la ciudad tiene dos episodios emblemáticos. Uno de ellos ocurrió en octubre: Sebastián Maciel, un nene de once años, recibió un balazo mortal cuando jugaba a la pelota en un potrero ubicado a unos pasos de su casa (ver “Tengo otras…). El otro cumple ya un año y es el de una nena de seis que fue alcanzada por un tiro cuando estaba en el Club Regatas (ver “En el…).
“Es cierto que hay menores que quedan entre el choque de bandas y ahí el problema es complejo. Y su solución tiene que ser abordada desde varios puntos interdisciplinarios e interministeriales”, señaló a Clarín el director del Hospital de Niños, Osvaldo González Carrillo. Pero el médico advirtió que también hay otro fenómeno creciente: “Hay sucesos que se producen dentro del hogar, cuando se disparan armas de fuego por accidente.
El director del Hospital de Niños señaló que los diez primeros meses del año fueron los más violentos, pero que el fenómeno se desaceleró a partir de octubre. “Los índices daban una señal de alarma si se tenía en cuenta la progresión. Pero en los últimos sesenta días hubo una merma. Es una buena noticia y no sé bien a qué se lo puede adjudicar. Tal vez hubo más controles o tuvimos más suerte”, explicó.
El quince de octubre, cuando la ciudad superó el récord de homicidios de 2007, la Municipalidad local decidió suspender la habilitación para comercializar armas y municiones en Santa Fe por 90 días. La medida fue muy criticada por todos los sectores vinculados a este negocio, que la tildaron de inútil. La suspensión acaba de caducar y nadie sabe cómo va a progresar la violencia.
CLARIN